jueves, 26 de abril de 2018


JAVIER ACOSTA





Hay un dios para Dios



Existe un dios creador de cada cosa
uno del medio día
uno de los relojes suizos
un dios para encender los hornos del verano
uno para contar las vueltas de la Luna
uno para la lentitud y sus insectos
Debe existir alguno que viva en esta línea
un dios que haga girar el punto de la i
otro para mi ombligo
uno mejor que cuide el tuyo
otro que incline campanarios
Hay un dios de las cosas que no existen
de momento
es uno de mis dioses preferidos
Hay un dios para Dios
seguramente
otro para ese par. Y así hasta que te canses
Será tal vez por eso que un gracioso desorden
silba de vez en cuando su propio vals vienés
su no te vayas a morir
su no despiertes
O puede ser que exista sólo un dios
pero eso tiene poca gracia.


De: “Melodía de la i”


MARÍA EUGENIA VAZ FERREIRA





Oda a la belleza



Oh Belleza, que tú seas bendita,
ya que eres absolutamente pura,
ya que eres inviolada,
límpida, firme, sana e impoluta.
Fuente de la divina complacencia,
Oasis infinito
que prodigas los éxtasis beatos
y las románticas contemplaciones...

Adonde quiera que tu signo luzca,
adonde quiera que la esencia encarnes,
emerge de tu gaya fantasía
una gloria serena y luminosa
una fruición profunda e inefable...

Eres el cauce pródigo
surtidor de armonía,
crisol de místicas depuraciones,
la veta que colora y que sublima
el eterno miraje;
eres la gema augusta
prendida sobre el arca
fértil del universo.

Aunque el ciego te ignore,
el profano te niegue
y el infiel te repudie,
eres eternamente triunfadora
sobre la indiferencia de los necios
y la conjuración de los apóstatas…
Aunque los pecadores
te inculpen sus pecados,
y te acusen los réprobos
de atributos malditos,
eres inmaculada e inocente;
no te corrompes con la hiel del odio
ni la ponzoña del amor sacrílego.

Eres inaccesible,
Eres pasiva y sola,
sencilla y sobrehumana;
no inspiras, no padeces
el dominio imperial de la materia
ni la sensible turbación del alma...

Entre todos los acontecimientos
evoluciones, mitos y teorías,
entre la suficiencia que te alaba
y la diversidad que te interroga,
tú te levantas religiosamente
dentro la urna dúctil de tu forma
como en la alada prez del incensario
la inmunidad de la sagrada hostia.

Oh Belleza, que tú seas bendita,
más la sabia legión de tus apóstoles,
la entraña que te crea,
el sol que te ilumina,
el prisma que te agranda,
la plancha que te copia,
el áureo pedestal que te enaltece
y el soberano lis que te corona.

Por eso sobre el plinto de tu imagen,
sobre la majestad de tu hermosura,
sobre el fulgor joyante de tus iris,
sobre la egregia línea de tus curvas
pongo la rendición del canto mío...
a tu gracia inmortal loa fecunda.

 

ISMAEL LARES


  

  
Réquiem por un avión de papel



Anoche vi volar un avión de papel.
Volaba tan alto que apenas pude distinguir
que una de sus alas estaba medio rota.
Sentí una pena inmensa entonces,
pero nada pude hacer.
El avión cayó estrepitosamente
simulando la espiral que se forma en los ojos
de una persona que ha perdido la razón.
Corrí al lugar del desastre, y ahí estaba él
con sus alas y su motor regados por doquiera.
Había sangre, mucha sangre iluminando
aquella impresionante escena.
No supe si levantar los restos de papel
o buscar sobrevivientes entre aquél desastre,
lo único que hice fue sentir una profunda pena.
Una mujer asombrada pasó frente a mí,
me reconfortó entre sus brazos.
Me dijo que no me agüitara,
pues toda la zona era un campo de guerra.
Cientos de aviones de papel
comenzaron a surcar los aires desde entonces.



LINA ZERÓN


  


Autopsia



Me olvidas, cariño, me olvidas,
y este amor que siento
es más fuerte que un grito de ambulancia,
se esparce como sangre en la camilla,
revive al muerto del quirófano
y, cual botella de oxígeno,
lo mal usas, lo agotas, lo dejas escapar.

Me olvidas, amor, me olvidas,
mientras yo me debato con la muerte
suplicando al médico arranque
de mi corazón tu nombre,
que lo extraiga junto al silencio que dejaste
y lo muestre al público asistente
en la sala de emergencias.

Me matas, amor, me matas,
me tienes congelada sobre la terrible plancha,
inmolada de frío cual amoratado cadáver,
a punto de ser descuartizado
para que los doctores de la ausencia
giren la rueda de la autopsia
y declaren que fallecí de amor.



RAMÓN GARCÍA


  


Bretagne



Champaña helada
Seguida de vino y limoncello.

Los aceites fríos de aceitunas verdes y negras
Sangran traslucidos en blancos y fríos platos.
Nuestro amigo sirve la carne salada
De  corderos criados en el salobre suelo del Atlántico.

Comemos y bebemos lento y tarde
Porque las noches inician casi a las 10 p.m.

La angustia no se ha movido de la ciudad.
Aquí, se ha asentado una especie de respiro:
Tardes de playas y dunas de arena
Lluvia oculta por la noche,
Sueños, como fantasmas, traídos de algún otro lugar.

El viento del mar clama
Por el campo, medido
Y exótico como una nueva forma musical.
La soledad flota en las esquinas oscuras
De la inmensa casa,
En un punto muerto.

Risa. Horas compartidas de ingenio
Y charla.

No hay salvación.


WILLIAM BUTLER YEATS





La isla del lago de Innisfree



Me levantaré y me pondré en marcha, y a Innisfree iré,
y una choza haré allí, de arcilla y espinos:
nueve surcos de habas tendré allí, un panal para la miel,
y viviré solo en el arrullo de los zumbidos.

Y tendré algo de paz allí, porque la paz viene goteando con calma,
goteando desde los velos de la mañana hasta allí donde canta el grillo;
allí la medianoche es una luz tenue, y el mediodía un brillo escarlata
y el atardecer pleno de alas de pardillo.

Me levantaré y me pondré en marcha, noche y día,
oigo el agua del lago chapotear levemente contra la orilla;
mientras permanezco quieto en la carretera o en el asfalto gris
la oigo en lo más profundo del corazón.


Versión de Luis Zalamea