Bretagne
Champaña
helada
Seguida
de vino y limoncello.
Los aceites
fríos de aceitunas verdes y negras
Sangran
traslucidos en blancos y fríos platos.
Nuestro
amigo sirve la carne salada
De
corderos criados en el salobre suelo del Atlántico.
Comemos
y bebemos lento y tarde
Porque
las noches inician casi a las 10 p.m.
La
angustia no se ha movido de la ciudad.
Aquí,
se ha asentado una especie de respiro:
Tardes
de playas y dunas de arena
Lluvia
oculta por la noche,
Sueños,
como fantasmas, traídos de algún otro lugar.
El
viento del mar clama
Por el
campo, medido
Y
exótico como una nueva forma musical.
La
soledad flota en las esquinas oscuras
De la
inmensa casa,
En un
punto muerto.
Risa.
Horas compartidas de ingenio
Y
charla.
No hay
salvación.
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