sábado, 5 de noviembre de 2022


 

VLADIMÍRA CEREPKOVÁ

 

 

Paranoia

 

 

Las puertas son de madera silenciosa transparente
Las congeladas llaves extrañas cerca del corazón
El regreso es una celda cruel
suelo verla
en el mapa
diferente en medio de las otras
Cuando el miedo me haya carcomido hasta el hueso
quedará la espera
de la infancia
con un dedo apuntando
sobre mí

 

Versión de Teresa Amy

 

SLAVI AVIK HARUTYUNYAN

 

 

 

La guerra de las estrellas

 

 

sé todo de lo que hablan
cuando se ponen a hablar en voz alta
también sé de lo que se callan

 

Versión de Nariné Ayvazyan

 

 

BLANCA ELENA PANTIN

 

 

 

 

Esta mañana con mi perra
tuve la certeza:
"Estamos en guerra"
el anuncio fue la belleza
nada de tanta luz
como ese día que juntas
caminamos por el jardín
sobre el silencio

  

De: “Diario de guerra”

 

WILFREDO CARRIZALES

 

 

V



Hay ruidos de pies descalzos en los umbrales de las puertas. La tierra incita al polvo a profanar la inusual ternura del piso segmentado. Hay ruidos, también, de pies que, en tiempos mejores, una vez estuvieron bien calzados. Cuelgan boca abajo los recuerdos pendientes de trenzas y la brisa los mueve al penetrar silenciosamente por las ventanas que se abren a los misterios mayores.
De manera permanente, los gruesos paredones persiguen la albura donde proyectan sucesos remotos para regocijo de mis ojos que ya todo lo esperan.
Los sueños no pueden irse cuando quieren. Bueno resulta mostrar un poder que se esconda en cada esquina, pero los mensajes que con constancia envía la casa deben ser llevados a feliz término.
(Un gallo llega a la casa y las mañanas cacarean al divisar los blancos huevos que ruedan gozosos sobre la hojarasca).



De: “La casa que me habita”

 

 

FRANCISCO CERVANTES

 

  

Nuestra espesa encarnación
(O Aleijadinho)

 


I
Dedos distantes entre sí nos sacaron de las brumas
Y no brotó la voz, brotó la forma
Que así pudimos observar, no en ese entonces,
Sino en contadas ocasiones.
Objeto de leyendas en los aires
Y la porosa fe,
Que aceita apariciones, cinceladas
A todas luces en nocturnos moradores.
¿Podremos concretarlos
Con esqueletos, escaleras a tramos,
Sólo a tramos,
Envolturas de una brisa escasamente interrumpida?
Señor de la ira que nos labras
Con aliento de brandy y ajo.
¿Nos diste nacimiento?
Caen las vestes
Y la materia, nuestra espesa encarnación,
Definida en una sola pieza
O cada pieza,
Más de repliegues que de pliegues.



II
un trueno imprime concisas espirales:
Concreta en tus figuras lo que vamos a invocar
Y podemos
Sólo porque quisiste o te fue imposible no quererlo.
Los harapos y unos dedos
Movidos por un viento;
No cesaron los golpes que acudían de tus venas
Y hermosas pesadillas,
De esa forma atropellaron las plegarias
Para que fluyeran, más suaves, pasionales,
Y levantaran el tablado de nuestras tribulaciones
Y enemistades
A quienes acusar
Para que castigaran celestes tribunales.
Señor, más que señor,
Mayordomo de nuestras ansiedades,
Te agradecemos, padre, que les hayas otorgado
El gesto que hemos visto
En el alma, acaso nuestra alma.



De: “Regimiento de nieblas”




ADRIANA BERTORELLI PÁRRAGA

 

 


Recorte una parte
y colóquelo exactamente encima de la otra,
cuidando de que ninguna
sobresalga demasiado,
y recordando dejar
suficiente margen
para las costuras.
Si alguna de las partes
salta al vacío
en un intento por liberarse,
atájela y hágala reposar
en el mismo recipiente donde colocó
las aplicaciones de lentejuelas,
prometiéndole
cinco nardos y ocho moscas azules.
Si al tratar de coserlas
la aguja se rompe más de una vez,
revise bien que las dos partes del corazón
sean de un mismo material
(existen algunos que aún cuando parecen
dos partes perfectas de un todo,
no lograrán unirse por más que usted lo intente ).
En caso de querer manipular
la voluntad divina
y no seguir las instrucciones
no le podemos garantizar
que su corazón le quede
tan bonito
como el del gráfico.

 

De: “Música de rockola”