domingo, 14 de marzo de 2021


 

CIRA ANDRÉS

 


 

Canción 

hazle a este hombre de perdón
una herida más honda que la soledad.
Reviéntale los ojos que le sirvieron
para ignorarte.
Paul Eluard

 



Liviana como un pájaro
danzo bajo la tormenta.
La noche y sus manos pasarán otra vez por mis ojos
con la misma vehemencia con que canto.
Que nadie lo castigue ni lo toque,
que su belleza sea siempre la misma:
tranquila, desarmada,
resguardado de mí.
Que nadie le prohíba respirar el vapor de las mañanas,
tener los pies desnudos, los objetos que ame,
sus dominios.
No tiene que venir
y detenerse ante el círculo que le estoy abriendo
para que cierre la boca sobre mí.
No importa que organice el silencio
o que se vuelva espuma.
Liviana como un pájaro bailo
calada por el miedo
de saber que tiembla y siente.
Puede desaparecer, borrarse del ruido del mundo,
oscurecerse como una mancha,
no existir,
amo también su olvido.

 

MIRTA AGUIRRE

 

 


Despedida

 

 

Yo me llevo mi amor, mi desvarío.

 

lo que está ya a mi ser incorporado
mi caricia en tu párpado cerrado,
el roce de tu pecho junto al mío.

 

Me llevo una nostalgia como un río
manándome incesante del costado.

 

Al pobre corazón enamorado
le es duro retornar a su vacío.

 

Por haber compartido la locura
que floreciera en mi como una rosa,
aunque ya nunca junto a mi las vea,

 

benditas sean tu boca y tu ternura,
bendita sea tu carne vigorosa,
tu suave comprensión, bendita sea.

 


KAREN VILLEDA

 


 

II. Sobre la Gente del Gusano y sus dominios

 

 

Mi querido Coyote le decía (una y otra vez) su madre Winona, quien usaba siempre el mismo vestido de piel de ciervo mulo. Tu padre agotó cada una de las flechas pintadas que le heredó tu abuelo por intentar cazar lo que es sagrado. Un ciervo de estos es también una mula. Es un animal dos veces animal. Dicen que tu padre no tuvo más remedio que matarlo de un cabezazo. Casi se le carnea la frente, pero tuvimos alimento durante tres días y tres noches. Mi querido Coyote, toma un manojo de arándanos. Mastícalos en silencio. Si se escucha un crujido, la Gente del Gusano vendrá por ti para llevarte a vivir entre las hojas dentadas de los mirtilos.

 

JOSÉ MORENO VILLA

 

 


Vivo y sueño

 

 

Hunde la rama del sauce
en la alberca su fatiga;
levanta el ciprés su lanza
infatigable a los cielos.

 

Con el sauce, vivo.
Con el ciprés, sueño.

 

Lánguida rama de sauce
me cuelga entenebrecida.
Lanza de ciprés emerge
de mi piel hasta el misterio

 

Con el sauce, vivo.
Con el ciprés, sueño.

 

Un cansancio secular
baja, baja, baja a tierra.
Sube, sube, sube altivo
el secular pensamiento.

 

Con el sauce, vivo.
Con el ciprés, sueño.

 

Todo me cansa y me rinde
si no es mío, si es del mundo.
Todo me embelesa y lanza
si lo miro y lo penetro.

 

Nada vivo
si no lo sueño.

 

SERGIO BRICEÑO GONZÁLEZ

 

 

 


Invitación

 

 


¿Y tú
cuándo subirás
al campanario oriental
para lanzar el grito?

 

Para quitarte el cepo
el yugo
los grilletes

 

Para alzarte
en armas
contra ti

 

Contra toda memoria
de ti mismo
que te obliga y te ata
que te encierra y asfixia
que te atenaza
el cuello

 

¿Cuándo tocarás
la campana
de tus pasiones y glorias
de tus delirios y abismos?

 

¿Cuándo vendrá
el tiempo
de armar la artillería
y emboscar
al enemigo?

¿O eres tú mismo
tu adversario?

 

 

ALBERTO LISTA

 

 

 

A las musas

 

 

Doctas Pimpleas, que las verdes faldas
moráis alegres del feliz Parnaso,
donde Castalia su inspirante onda
vierte suave;

 

Sed a mi canto fáciles, el día,
que vuestros dones celebrando grato,
del padre Betis el laurel frondoso
ciño a mi lira.

 

¿Y cuál primera mi atrevido acento
dirá a Vandalia, de canoros cisnes
madre fecunda, del divino Herrera
madre gloriosa?

 

Tú, Melpómene, del puñal infausto
la diestra armada, que al feroz guerrero
luciente aterra, cuando cae del hado
víctima triste;

 

o bien, Urania, de tu voz celeste
arrebatado, y la mansión etérea
diré de Jove, y el poder que temen
hombres y dioses:

 

que si fulmina su indignada diestra,
sobre los polos del excelso Olimpo
tiembla el palacio, la cabaña humilde
tiembla de Baucis.

 

Ya de Polimnia los festivos coros
seguiré alegre, cantaré las selvas
tuyas, oh Euterpe; o la que al vicio azota
Musa maligna.

 

Tú, dulce Erato, de mi amante pecho
nunca olvidada: que si bien los años
con triste hielo mi rugosa frente
ciñen y enfrían,

 

en otro tiempo me cediste el arpa,
donde resuenan tiernos los amores;
y el blando canto las hermosas ninfas
gratas oyeron.

 

Debí a tus dones en mi edad primera
gozos amables: rápidos volaron;
mas su memoria plácida tristeza
vierte a mi seno.

 

Tú, Musa augusta, que con santo plectro
muestras al hombre la virtud hermosa,
a ti mi lira, mi postrer aliento
rindo y dedico.

 

Por ti los muros de la antigua Tebas
levantó osada la anfionia lira;
por ti siguieron al ismario Orfeo,
montes y fieras:

 

por ti Delille, tierno y delicado,
gloria es del Sena: Pope más severo
por ti en la cumbre de Helicón sagrada
goza renombre.

 

Tú, dulce Clío, mi ferviente ruego
oye benigna: desusado canto
y audaz emprendo, que del sacro Betis
pare las ondas.