lunes, 4 de agosto de 2025


 

HAN DONG

 

  

Chaleco para perro

 


Cuando llegó, ella vestía un chaleco para perro

con un bolsillo decorativo en la espalda

en el que cabía un cigarrillo.

Unos quince años vivió feliz ante mis ojos

cargando ese cigarrillo, por si de pronto me hacía falta.

Nunca lo saqué ni utilicé.

 

Ahora que abrí el bolsillo,

dentro no había nada.

Mi perrita tampoco estaba en el chaleco.

 

Del ciclo I: “Aquel ser blanco”

Versión de Radina Dimitrova.

 

AGOSSOU ALLANGBÉ

 

  

La esclusa del cielo

 


De mi recorrido tan corto

en esta tierra que he rodeado por completo

sólo tú te me has resistido

 

De todos mis días tan pesados

en esta área cuya circunferencia he transitado

sólo tú me has faltado

 

Tú que me hiciste pasar por tu tamiz

tú que me tomaste como tu blanco

tú atestiguas impasible mis arideces mortíferas

 

Tú que me viste navegar

sobre las brasas humeantes de mis tormentos

sólo espero de tus labios el fresco beso

 

Haz caer sobre mí al menos una gota

para saciar al fin mi tan larga sed

y poner fin al fecundo desierto que me atormenta...

 

Versión de Mariela Cordero

 

 

IMMA SCHIENA

 

 

 

Atracción

 


el manto brillante de imán

atrae tu mirada metálica

elevándola hacia nuevos horizontes

todos por descubrir.

 

 

y este cuerpo mío se hace cielo

ante ti que te quedas a mi lado

en el agujero negro de la noche.

  

Versión de Antonio Nazzaro y Elizabeth Uribe Pérez.

 

YANNIS ANTIOJU

 

  

 

Su propio salto

elige el ser humano;

luego

al entreabrir la puerta

saluda a su Dios

 

Lo he visto

muchas veces

 

Este;

que el cordón del tiempo

estira

—dedos habilidosos—

que aprieta nudos

que gotea sangre

 

Luego

en la oscuridad

uno levanta la cabeza

amaneciendo o poniéndose

 

en Su luz

 

 

Versión de Mario Domínguez Parra

TIMBA BEMA

 

  

Decirte

 


A ti que

en la noche del sueño

recibiste el don

de la visión

 

Decirte

el paso del tiempo

el sabor

de la fruta

precoz

de la temporada

que desaparece

en la garganta

de una niña

a una edad incierta

con una mente soñadora

que no se puede nombrar

sin embargo, ella

porque ella es

también

 

Quién mira

edificio

15 pisos

fachadas

desde la ventana

desde su habitación

buceando en la oscuridad

los trenes pasan

uno tras otro

los trenes pasan

en su camino

de hierro

uno tras otro

la espalda cargada

de mercancías

de sueños

de mercancías

de soles

de mercancías

de estrellas

de mercancías

arrancadas del abismo

del tiempo

de los sueños

de mercancía

que se van

en la noche

como efímeras

después de una temporada

de amor

 

Tu mano

se extiende

generosa

en mi pecho

 

Oh mi amor

 

tu lengua

tiene el sabor

de la brisa

de la tarde

 

Oh mi amor

 

Quería decirte

sol triste

levántate

levántate

antes de que el día

se encienda

 

La llamábamos tierra adentro

cuando aún vivíamos

en el mundo

solíamos llamar a todo este verde

toda esta vida

interior

reino de los olvidados

territorio que el conocimiento poblaba de mitos

y leyendas

territorio del vientre

gruta, vagina abierta de mujer

de dónde viniste un día

para crear el mundo, tu mundo​​ 

 

Te irás

cuando el fuego del mediodía

fuego de sabana que diezma la hierba seca y amarilla

te haya quemado las alas

todavía marcada, la noche anterior, por la vacilación

 

¿Por qué, no fuiste a decirle?

Que el olor de su cabello aceitoso

te acompaña hasta en el sueño

hasta lo más profundo de tu ser

donde siempre lo encuentras sentado en la hierba

acariciando con una mano ligera las flores blancas

que tiemblan de felicidad

 

¿Por qué no fuiste a decirle?

los secretos de la luna de plata

que entre dos bostezos

te confían cuando lo miras internamente

y le preguntas

si él también piensa en ti.

 

 

Versión de Mariela Cordero

 

 

CHRISTOPHE MANON

 

 


 


Llegado a Perugia, Umbría, Italia, en julio del año de Cristo 2019,

tras las huellas de mis bisabuelos maternos,

con la ayuda de una beca de escritura

otorgada por el Instituto Francés,

de verdad les digo, durante mi estadía,

me vi sobre todo confrontado de forma desastrosa

a la soledad y a la angustia frente a mis propias infamias.

Había superado hacía mucho tiempo ya el meridiano de nuestra vida

y no sé bien lo que esperaba encontrar

en ese viaje lejano. Había partido de París

en un estado de agotamiento y de tensión

que nunca antes había conocido,

tras meses particularmente difíciles y laboriosos.

Partía hacia los infiernos, llevaba todo el mal

que había cometido en mi contra; en mi contra y en contra de los otros.

   Y había llegado a Perugia medianamente afectado,

al término de un largo y penoso periplo,

luego de numerosas vicisitudes,

retrasos de trenes, conexiones pérdidas,

líneas ferroviarias cortadas entre Francia e Italia

a raíz de un desprendimiento causado por las inclemencias climáticas.

 

 

De: “Puerta del Sol”

Versión de Mariano Rolando Andrade