sábado, 19 de enero de 2019


TRISTAN TZARA





La canción de la novia



Amado mío se acerca el desierto
Aparta resoplando la arena ardiente
Siento cómo se aferran las garras de la quemadura
en el gris de la roca del alma

¡Oh! Amado mío, junta tus manos al rezar
escucha cómo zumba el fin en los oídos
espera que se te escurra la sangre del anochecer de tu boca
y los recuerdos te muerdan el cuerpo
los recuerdos con olor íntimo de escondites remotos

En los llantos del atardecer se ha apagado la luz de tu boca
La sombra del bosque sigue vibrando
Hago del corazón sendero para tus dolores, muñeca
Mi corazón con tantas bellas manchas
Con bordes de heridas como los vestidos de las mozas
y arcoiris de ceniza

La flor de los faroles se ha marchitado
Se le ha doblado el tallo en la humedad de la oscuridad
La luna se ha encerrado por encima de las nubes
como el corazón de la abadesa en la antigüedad de un monasterio
Te he encerrado yo también en la noche del cementerio
donde vuelan pájaros de hierro
frágil amor arrancado en silencio de una lápida de una azucena tímida
los árboles son crisantemos de hielo
y tú te has helado en el cielo al lado de una bella oración.


Versión de Darie Novácenau


CLARA LECUONA VARELA






VIII



En el pequeño parque de los pinos
una ardilla corre y medito
oscuramente
sobre la importancia
que tendrá en el futuro
este recuerdo.


EDITH SÖDERGRAN




  
Tú, que nunca saliste de tu huerto...



Tú, que nunca saliste de tu huerto,
¿no has estado jamás anhelante junto a la verja
viendo por soñados senderos
fundirse la tarde en azul?
¿Y no has sentido lágrimas interiores
quemarte la lengua como un fuego vivo
al ver desaparecer un sol rojo como la sangre
por caminos que nunca habías hollado?


RENE SEGURA





Tierra santa



Es una tierra santa para caer de rodillas y quebrar la fe
Es una tierra santa para Perderlo todo
Saborear el veneno que  libera
Sembrar tristeza y recoger los frutos.

Es una tierra santa para Morir por amor y vivir por odio
Es una tierra santa para Ser el camino la  verdad y la vida
Para ser enterrado, Para Inmolarme
Y esperar que me escriban un  buen evangelio.

Es una tierra santa para jugar  y perder como siempre
Es una tierra santa para descifrar mi dolor
Para profundizar mis raíces y elevar mis ramas
Y para pedirle misericordia al peor de los dioses.


ROXANA ELVRIDGE-THOMAS





Dragón


Draga con furia el acanto.
Duerme en la ira profunda que dora el repliegue al nombrarla.
Cientos de dracmas son catre de fuego, al pie de dramáticos dragos que expanden su sombra al cuadrúpedo errante y derraman certeros la rabia en el árido aliento del sol.
Drac.
Sonido que arropa a la dríade.
Drac.
Ronquido que avisa al certero carcaj del rastreo.
Arriba a su presa y escuece en su fauce las garras dormidas, la cola entreabierta en punzones.
Drac.
Se ahoga el rugido en su lava.
El cruel cazador drena brasas que expele en alvéolos.
Separa del pecho la entraña latiente que come y alienta en su temple el ardor.
Con sucio cuidado levanta las carnes, prepara la piel para togas que humillen vehemencias.
Drac.
Destaza a la bestia, saquea su cama de oro.
Olvida la testa, mezquino.
Acarrea su perjuicio, quiebra las leyes.
Sufrirá de por vida mil trances.
Desvelos sin fin donde escuche el tronchar de sus huesos, el ruido incesante.
Drac.
Drac.
Drac.
Drac.
Drac…..


ARGENTINA CASANOVA





Hombre



Trajiste el mar a mi habitación en una madrugada
bajo las sábanas veíamos zargazos y anémonas
Una gaviota abraza a otra sobre el espejo
al pie de nuestra cama un cardume de peces de colores
la pared atardece en el verano de los cuerpos
punta del sol en la pupila de la noche,
inerte pende sobre la cabecera, ahí la luna, las estrellas
abajo los océanos se mueven al ritmo de la respiración
un pez aguja nos mira abrazarnos, copulan las aguas en esta bahía
Piensas el mar y ahí está, con su infinita sed ante tus ojos
piensas arena y sientes el desierto en tus entrañas
Pronuncias hombre y ahí están tus hermanos,
pero no estoy entre ellos, solo voy a tu lado.