viernes, 30 de julio de 2021

GIANNI DARCONZA

 


 

Aqueronte

 



Mucho más que una moneda
exige el caronte inhumano
como precio a pagarse
para conducirte a la otra orilla
sobre un montón de láminas
Y son siempre los muertos
los primeros en desembarcar
de la nave a la deriva
y de eso que de ella queda
para atravesar aquella franja de agua
que fluye entre dos tierras,
entre un pasado ancestral
y un subterráneo vacío de valores,
más allá del Aqueronte y más conocido
como Mar Mediterráneo

 

 

 


 

LYUBA YAKYMCHUK

 


 

 

Albaricoques con cascos

 



Las flores de albaricoque palidecieron
Tomaron los tonos del cielo en Donbás
Los albaricoques se pusieron cascos
La primavera ya ha pasado

 
Veinte
Hombres buenos
Casi treinta. . .
Por reglas de ecuación
Los redujeron a veinte
Pero no hay nada que los iguale a:
Se aferraron
Al alambre de acero
Resistieron en su jaula
Como en el Arca de Noé
Después del diluvio

 
Una tonelada de concreto
Cayó sobre la jaula
Se desprendieron
Fueron triturados por la caída libre,
Liberados
Sí, libres
Como albaricoqueros
Arrancados de raíz

 
Eran veinte
Y en veinte se quedó
Miradas a la izquierda, miradas a la derecha
Por reglas de ecuación
Cuando pasaba el desfile
en el cementerio

 
Mi padre no pudo
Mantener el paso
Quedó atrapado en el carbón
Mientras se elevaban cada vez más alto
Con sus botas de hule
Y cantimploras sin agua
Con cuerpos como cantimploras
Que se elevaron hasta encontrarse con ángeles
Y más allá . . .
Ahora las abuelas le cuentan
A sus nietos la historia
De albaricoques
Que usan cascos

 

 

DANIEL AYOROA

 

 



Cóndores

 



Entre la quietud de las montañas
cuelgan del viento gélido
y luego descansan sus cuerpos
enormes, dispersos sobre la nieve,
incólumes ante los aires agrestes.

 

Sus inmensas alas se extienden
los elevan, buscando la soledad
en su planear taciturno
de gigantes ascetas.

 

Bajo sus deformes sombras
se desliza la geografía de nevados
silentes, que un día despertarán
ígneos y jubilosos,
reclamando su territorio,
como si nunca hubiesen dormido.

 

Así transcurre la vida de los cóndores
detenida en el tiempo de las montañas,
en permanente y secreta espera
bajo los designios del silencio.

 

 

PETER RILEY

 

 


 

Miércoles

 



Ni misterio, ni símbolo.
Esperamos mensajes.
Pájaros en bandadas por el cielo.

 

De:  Seis días en la Toscana

 

 

JON STÅLE RITLAND

 


 

Vida media

 

 

El átomo C14 tiene una vida media de 5730 años
 en los descubrimientos del pasado
un reloj más lento avanza
la luz pasa y trae consigo el mismo tiempo
a un lugar distinto
mucho amor te trajo aquí
contando veinte generaciones hacia atrás
más de un millón de antepasadas y antepasados
sobrevivieron pandemias, guerras, hambre
para dejar que tú vivieras
la cuenta regresiva aún continúa
nadie sabe tu vida media
pues acarreas la historia en todo
lo que haces, y el tiempo corre a través del reloj de arena
con un agujero al fondo

 

PRISCA AGUSTONI

 

 



 

1.



Habitaré la lengua que quieres
el incendio que soy
en este árido margen
habrá sólo cenizas
entre mis consonantes
y un espejo quebrado
en lugar de pecho;

 
habitaré una lengua que desconozco,
seré la casa abandonada
que espera, como semilla
en el suelo, el retorno de la lluvia
y de las mujeres;

 
habitaré la lengua para hacer del intercambio
la partida y la llegada,
y hablar con nuevos nombres
de capa de piedra caliza
bajando
como tempestad de verano
en el bosque, sobre las hojas
entre vocales
en el verde de mi mundo antiguo.