sábado, 17 de noviembre de 2012


FRANCISCO GÁLVEZ


  


Lenguaje



En las callejas del mundo
el lenguaje es sólo la mirada,
sin manos, es silencio, sin palabras
es la angustia con sus mil ojos.

De "El paseante"

CECILIA PALMA






Entremos




Ven,
allá adentro
estoy segura
nos conducirán a una habitación
con olor de antiguas parejas.
Dejemos aquí nuestras caricias
dejemos los sueños
entre la humedad de las sábanas
entremos a reunirnos
a comulgar las siluetas
a olvidar que no somos tú y yo
aquí afuera,
en la luz, para los demás,
olvidar nuestra historia ajena;
entremos
quiero desnudarme y desnudarte
sacarnos una a una
la desesperanza,
quedarnos con la vida que tenemos
enterarnos sólo de nosotros
quiero beberte y que me bebas
confundir los sudores
liberar los suspiros
elevarlos como vapor hasta
donde los sueños le permitan
las lenguas entregarse,
los besos.
Jugar a que somos ciertos
pensar que este robo es
necesario para sobrevivir;
entremos a dejar también nosotros
una huella.

JORGE BOCCANERA





 Carta del suicida



Lo poco que he vivido
me ha hecho perder
demasiado tiempo

MÓNICA LANERI





Nunca-jamás existe....




Miedo
de que me olvides
porque me siento
olvidable....

miedo
de que me olvides
porque ya el tiempo
no soporta el paso
del amor...

miedo
de que me olvides
porque ya soy ninguna
y porque ya sos lejano...

miedo
porque no habrá
"ahora" que nos salve...

SERGIO GARCÍA






Dices…

Para María del Rocío




Dices y te desdices
me dices

Te falta voluntad
sentencias

Y te vas con esa verdad
es triste

Pero no es falta de voluntad
lo sé, lo sabes

Y esa triste verdad
me callo

Porque es mejor para ti creer
que es la voluntad el fallo

Porque no quiero ofenderte
con la llana verdad
es vano

Porque no hay reciprocidad
es claro

Porque tu amor es más
y eso te hace daño

Y en mi cobardía
me callo

JÉSSICA LORENA PEÑA GONZÁLEZ




  
Renuevo de tiempo



Cada momento es un sinfín de luces cósmicas,
cada silencio, sílaba o palabra es un aletargar la espera,
un soñar el tiempo fuera de nuestro ahora;
a lo mejor una constelación de sonidos
marcados por los oleajes de viento,
sinnúmero de tonos melódicamente agresivos, constantes,
que me crean el deseo celeste de tu palabra.

Cada hora, minuto, o segundo
es el olor a rocío que brota de la piel de la aurora,
perfume que madruga en deseo mutuo,
olor a victoria,
a la alianza de nuestros cuerpos con las cosas;
al gasto compartido por una caricia de paladar,
que se empapa de lengua como huella del sudor emergido
de las ansías.
Eso, es un momento infinito de gozo,
cada uno bañado en brillos que crispan la vista,
cada uno lleno de poros y de oleajes.

Ambos, a través del verdor de una sonrisa
descubrimos el mundo en nuestra carne,
y no hay silencio, ni palabras, ni música,
sólo tu tacto que me atraviesa ahora,
porque todo se ha colmado de emoción,
increíble recompensa de los ojos,
que no pueden esperar por más delirio.

Un segundo,
un capullo de tiempo,
renuevos de amantes,
en los que una nueva vida brota,
y en los que sus nuevos cuerpos se rompen.