lunes, 27 de noviembre de 2017


MANUEL IRIS




Para brindar ahora

Homenaje a Pedro Lastra.
Para Raúl Diego y Denis Pech.



Después diremos que hemos sido jóvenes,
que salimos en aviones a buscar palabras
y muchachas nuevas.
                                                Que nos sentamos
la belleza en las rodillas, la encontramos amarga
y la injuriamos.

Después diremos que hemos sido mercenarios
de calles largas y licorerías.

Diremos que hemos despertado alegres.

Que una mañana desnudamos la poesía
y allí, frente a su cuerpo irregular y enorme
difícil de preñar
hemos tenido el miedo y el deseo
de que todo
termine.

Diremos
que nos hemos conformado
con hacer literatura:

                                 quisimos armar piedras
                                 quisimos fundar tigres
                                 quisimos construir un templo de ceniza
                                 y alimentar su hoguera.

Después diremos
que dejamos el lenguaje, que no nos hizo falta
y partiremos, viejos y cansados
callándonos que todo
es una gran mentira.


De. “Nueva nieve”


DOUGLAS TÉLLEZ




Quizás viaje a la ciudad



Quizás viaje a la ciudad este verano.
Quizás no dé tiempo para recoger
todos los fragmentos de rotos espejos.
Quizás no logren volar los pichones a su abandonado nido.
Quizás mis manos ya no puedan rozar el césped y podar
las ramas de los almendros florecidos.
Quizás ya no me reconozca el perro medio ciego, aunque me
ladre o dócil mueva la cola.
Y los niños que dormían en los lactantes pechos,
serán rudos hombres con un cigarro en los labios,
con la mirada entorpecida por el trabajo en la fábrica.
Quizás esa ciudad que busco, ya no existe, solo es mi terca ilusión
por encontrar el viejo camino de regreso.


RODRIGO QUIJANO




Fandango



¡Qué altos están los cerrojos!
¡Qué cortos mis dedos de hierba!

Le pediré a Febrero que traiga
sus alas de luna bermeja,

que quiero alcanzar los pestillos
de un cuarto desnudo en la niebla

―que quiero zurcir las paredes
con hilos de plomo y centella.

¡Rogad a Febrero que corra
con pasos de lluvia ligera!

que debo sellar los sepulcros
de un kiosco varado en la sierra.

¡Ay, corazón de la Noche,
granada de carnes morenas,

prestadme tus alas de lumbre!
¡Prestadme tu paño de pena!


PAULINA VINDERMAN





Sobrexposición



Y es allí, en ese pasto suave
de la obsesión a punto de revelarse,
donde el sonido y la furia del mundo
se atenúan
                      (tanto como costó acomodar el dolor:
un territorio chico
con un arroyo seco y un caballo)

Y es tan delgada la luz, la diferencia,
que puede oírse el golpe de la muerte
                                                                              del amor,
mucho antes que los cuerpos se
                                  separen, se bañen
y vayan hacia la vida bajo una luna despareja.

Como un barco en la noche
                                                         y la imaginación
que abandona la partida.


De: "Bulgaria"

ALFREDO CHACON

  


Palabra instigadora
del rumor de mis límites,
carnada echada en cualquier parte
de mi mar sin fondo,
llegar a ti
por el trasluz de este pensar
en el que escribo,
es lo más que presumo.
Seguir contigo sería demasiado.
Ni tú ni yo
somos capaces
de soportar tanto apremio.


MARCO ANTONIO MURILLO





Las palabras y el fuego



Lamento haber escrito aquellas palabras sobre mi pueblo, incapaces de romper una cuerda o desnudar a una muchacha.

          Mi único consuelo es que mi obra ardió al lado de la mujer del César, la misma noche en que mi barco zarpaba al exilio.


           En lugar de escribir la hubiera amado con mayor fuerza: algo de mí en la hoguera tal vez sobreviviría.