lunes, 27 de noviembre de 2017

RODRIGO QUIJANO




Fandango



¡Qué altos están los cerrojos!
¡Qué cortos mis dedos de hierba!

Le pediré a Febrero que traiga
sus alas de luna bermeja,

que quiero alcanzar los pestillos
de un cuarto desnudo en la niebla

―que quiero zurcir las paredes
con hilos de plomo y centella.

¡Rogad a Febrero que corra
con pasos de lluvia ligera!

que debo sellar los sepulcros
de un kiosco varado en la sierra.

¡Ay, corazón de la Noche,
granada de carnes morenas,

prestadme tus alas de lumbre!
¡Prestadme tu paño de pena!


No hay comentarios:

Publicar un comentario