miércoles, 20 de septiembre de 2017


FRANCISCO DE LA TORRE




Noche, que en tu amoroso y dulce olvido...



¡Noche, que en tu amoroso y dulce olvido
escondes y entretienes los cuidados
del enemigo día y los pasados
trabajos recompensas al sentido!

Tú, que de mi dolor me has conducido
a contemplarte, y contemplar mis hados
-enemigos ahora conjurados
contra un hombre del cielo perseguido-

así las claras lámparas del cielo
siempre te alumbren, y tu amiga frente
de beleño y ciprés tengas ceñida,

que no vierta su luz en este suelo
el claro sol mientras me quejo ausente;
¡De mi pasión bien sabes tú y mi vida!



ADOLFO BURRIEL

  


Hablan las rosas rotas...



Hablan las rosas rotas
de la noche terrible,
callan las mariposas quietas
su tristeza de ocaso,

ay la distancia al sur
que disfraza los ríos
y el océano,

la oquedad del alma
bañada por las sombras
del retorno,

la dulzura invisible
de la fragilidad
del ave.
 
(Y el viaje se detiene
en el frío temblor de las espaldas
negras del hombre).


De "La memoria es el viaje"
 


IVÁN TUBAU




La piel



Cuán terrible la vida
de un hombre cuya piel
nadie toca jamás.


De "Vendrán meses con erre"



ANDRES TRAPIELLO




A una gota de rocío



Van forjando al rocío fondo y forma
en la secreta fragua,
cuando nadie lo ve, para después
dejarlo igual que un vaso en la alacena
de la naturaleza inabarcable,
agua de pozo limpia y sed al mismo tiempo.
Y cómo estos principios se combinan
para pulir, tal piedra de diamante,
el silencio y la rosa
de donde nace al fin, como del poro
de la noche agitada van naciendo
nuestros sueños más íntimos,
esa pequeña gota
destilada en el tallo de cualquier loca avena.
Luego el sueño también le vence a ella,
y se evapora, devolviéndole al mundo
su perfume de rosa y su silencio,
y no deja más rastro
que en nosotros la vida, si morimos.
Y por ello, si fuera dios yo un día,
no cogería arcilla de la tierra
ni ninguna otra cosa,
sino a ti, mi pequeña Galatea
que en la avena te meces dulcemente,
y ordenaría al punto: Hágase el hombre
de esta lágrima pura,
y así quizá pudiera ser el hombre,
pleno en su instante único
entre tan bellas nadas,
más duradero sueño, una leyenda.


De "Un sueño en otro"


STELLA DÍAZ VARÍN




La palabra



Una sola será mi lucha
Y mi triunfo;
Encontrar la palabra escondida
aquella vez de nuestro pacto secreto
a pocos días de terminar la infancia.
Debes recordar
dónde la guardaste
Debiste pronunciarla siquiera una vez…
Ya la habría encontrado
Pero tienes razón ese era el pacto.
Mira cómo está mi casa, desarmada.
Hoja por hoja mi casa, de pies a cabeza.
Y mi huerto, forado permanente
Y mis libros cómo mi huerto,
Hojeado hasta el deshilache
Sin dar con la palabra.
Se termina la búsqueda y el tiempo.
Vencida y condenada
Por no hallar la palabra que escondiste.


FRANCISCO SEGOVIA




Cuadrigas de hombres
que patrullan las calles
extranjeras
y en cada esquina cortan
la conversación de las mujeres
las voces de los niños
los nudos de los hilos de la gente.

Partidas de hombres
aferrados a sus armas
como si sólo en ellas
tuviera agarraderas sólidas la vida.

Escuadras de hombres en sus carros …

Pasan y pasarán …
Pasarán y volverán …

Las ruedas no echan
raíces en la tierra.