jueves, 20 de febrero de 2014

TOMÁS SEGOVIA



Otoño juntos


Otoño vuelve a colocarlo todo
Mucho más en su sitio
Después de barrer bien
Aprovecha el frescor
Para hacer con el aire cuenta nueva
Antes que el año acabe
Otra vez sus caminos son de estreno
Otra vez sonreímos de acordarnos
Que antes que a todo lo demás
venimos
A abrir las puertas y salir al fresco
Dejar sin aprensión nuestro envoltijo
envuelto
Y surcar ágilmente
Estas límpidas pozas cegadoras
Donde toda jugada está siempre
empezando
Pues remover la luz y el alborozo
En este libre golfo zambullidos
Es la animosa empresa más
rectamente nuestra
Y correr al azar sin reticencia
Por un jardín azul florido de
llamados
Fue siempre la mejor manera
de estar juntos.



PILAR ADÓN



Cuidar del padre…


Cuidar del padre. Tapar al padre.
Dejar las botas bajo las mantas,
pegar con celo el papel de la pared.
Cerrar con cuidado las puertas
y esconder el whisky
en el armario vacío del rincón.
Apagar el cigarrillo y repasar las novelas de forajidos.
Sin más carreras. 
Dejarán los caballos de trotar al amanecer.
No habrá más viajes en coche.
No más paseos hacia el puerto.
Los pescadores con la marea
y las sardinas tostadas sobre una reja. 
La piel no será blanca; la tersura no parecerá tal.
El aroma de las margaritas no traerá la primavera.
Los humedales ofrecerán un color gris
y el suave hojaldre devendrá en filo
de roces y fracturas.
El clima variará el color de las hojas, de la arena. 
Amar al padre. Respetar al padre.
Querer ser otra.
No la mujer asustada que mira esquiva
y se envuelve en una bufanda. Ser alguien más.
Tirando del mismo equipaje. 



LEOPOLDO MARÍA PANERO

  

Pasadizo secreto

  
Oscuridad nieve buitres desespero oscuridad nueve buitres nieve
buitres castillos (murciélagos) os
curidad nueve buitres deses
pero nieve lobos casas
abandonadas ratas desespero o
scuridad nueve buitres des
"buitres", "caballos", "el monstruo es verde", "desespero"
bien planeada oscuridad
Decapitaciones.



ANA MARÍA MOIX


  
El asesinato se produjo a mediodía...

  
El asesinato se produjo a mediodía, en plena calle y bajo el sol. De la otra acera empezaron a disparar y caí en redondo, tratando de imaginar que clase de pájaro saldría de mi pecho cuando se acercara un compañero para recibir mi último mensaje: que el muchacho que vendía periódicos en la esquina llegaría a ser rey en Nueva York.





GUILLERMO CARNERO




Museo de Historia Natural



Encerrados en un espacio distante
perfeccionan allí la estabilidad de no ser
más que inmovilidad de animales simbólicos
la escorzada pantera, el mono encadenado
y la fidelidad que representa el perro
echado ante los pies de la estatua yacente;
adquieren aridez en la luz incisiva
bajo las losas de cristal del domo,
traslúcido animal que no perece.
La boa suspendida
por cuatro alambres tensos sobre cartón pintado
no es más que el concepto de boa.
                              Agavillados
bajo un domo distante, la memoria
les redondea el gesto, los induce
a la circunferencia imaginaria
en la que inscriben dentro de su urna
la suspensión del gesto, salto rígido
igual que las mandíbulas abiertas
gritan terror de estopa, agonía en cartón, violencia plana.
Agazapados tras una puerta distante,
cuando la empuja el simulacro vuelve
a componer su coreografía;
y un día han de invadir los bulevares
de la ciudad desierta, amenazando
la arquitectura fácil del triunfo
y el gesto de la mano que acaricia
la mansedumbre impávida de animales pacíficos.



CLAUDIO RODRÍGUEZ



Ahí Mismo

  
Te he conocido por la luz de ahora,
tan silenciosa y limpia,
al entrar en tu cuerpo, en su secreto,
en la caverna que es altar y arcilla,
y erosión.
Me modela la niebla redentora, el humo ciego
ahí, donde nada oscurece.
Qué trasparencia ahí dentro,
luz de abril,
en este cáliz que es cal y granito,
mármol, sílice yagua. Ahí, en el sexo,
donde la arena niña, tan desnuda,
donde las grietas, donde los estratos,
el relieve calcáreo,
los labios crudos, tan arrasadores
como el cierzo, que antes era brisa,
ahí, en el pulso seco, en la celda del sueño,
en la hoja trémula
iluminada y traspasada a fondo
por la pureza de la amanecida.
Donde se besa a oscuras,
a ciegas, como besan los niños,
bajo la honda ternura de esta bóveda,
de esta caverna abierta al resplandor
donde te doy mi vida.
Ahí mismo: en la oscura
inocencia.