"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 28 de enero de 2021
RUTH TOLEDANO
Antes del incendio…
Antes
del incendio
la ciudad quedó a oscuras.
Pocos
vieron
prender la llama entre las manos
del incendiario.
Mas no les cupo duda a los conversadores
en las salas del vino
de la intención que ardía ya
en su tacto.
Poco
antes del incendio.
EMILIO CARRERE
Cancionero de ayer
Yo
fui un niño enfermizo, pálido y enlutado,
que demasiado pronto conoció la tristeza
del trágico y grotesco dolor de la pobreza.
Yo he dormido en los bancos de un parque abandonado.
Y con la flor de toda la andante picardía
aprendí que la vida es demasiado dura,
cuando hay que conquistarla en constante aventura,
venciendo a la miseria un día y otro día.
Yo fui un niño enfermizo, pálido y mendicante,
sin otro camarada que algún can trashumante
del arroyo, en la eterna, negra desolación.
El dolor fue el maestro que me enseñó a ser bueno,
¡pobre niño poeta!, y ¡floreció en el cieno
mi verso, como un lirio divino de emoción!
EUGENIO PADORNO
Encargo a Pepe Damaso
Porque cambies en formas
las palabras de este sueño, y que las cosas vuelvan a ser cosas.
ME llegaba de su boca sin dientes el relato de una “vida ejemplar”; y, si se lo
pedía, me daba usted la imprescindible explicación de dos o tres palabras, pues
el significar de las restantes presumía tenerlo en el exiguo diccionario de mi
mente.
Con aquellos sonidos que venían de afuera iba en mí
construyendo la imagen de un hombre que, sin probar comida ni bebida,
harapiento, sin ser reconocido por los suyos, bajo una escalera de su mansión
opulentísima, de retorno de un muy largo viaje, con un tenaz acallamiento, el
extraño dejaba asomar entre las manos juntas la carta que guardaba los detalles
de su tan vagorosa existencia. Cuando usted ponía fin a la historia, es
probable que pudiera contemplar en mi rostro el turbador efecto del Misterio.
Pero hoy sé que, pese a hablar nada, pudieron decirme aquellos labios; y que
quien, en suma, componía el relato de la anciana locuaz para el niño que dentro
del viejo ahora recuerda, era en verdad el viento, entrando y saliendo por las
rendijas de la casa junto al mar, la gran flauta olvidada entre las
rocas.
DIANE ACKERMAN
Ciudad de Sueños
Ciudad
de papel flotando entre mares,
donde
gigantes ralentizados inyectan metal en el subsuelo
y la niebla fluye de una boca jadeante
debajo de la calle; ciudad petrificada, ciudad de savia de ámbar
sellando millones de vidas en una gota;
Ciudad
de mugre, donde los fines de semana
exhalan
temprano cada lunes;
cuyos peregrinos, traídos por un barco de vapor,
vivieron como ganado y como reyes, y viven todavía:
los pobres de entrepuente, los ricos en cubierta;
Ciudad
de carne viva, de costillas arqueadas sobre ríos,
de
órganos que relucen, donde la vida animal se derrama
desde las calles y las cloacas son canales de sangre;
ciudad donde la mínima decisión o indecisión
alimenta a docenas de hombres con martinis y puñales;
Ciudad
de arte, donde los dedos despliegan nuevas articulaciones,
se
enseñan a doblarse y se parten sin dolor;
donde la gente galopa como un caballo a la cerca
de una relación, el santuario de un muslo, el abrevadero
donde las aves copulan en los espejos;
Ciudad
de signos, donde la gente sueña
el
Sueño Americano (pertenecer a todos en todas partes)
pero se conforman con un vecindario;
ciudad donde las esporas que vuelan desde el campo
llenan con esperanza las tráqueas secas, y un filo de hierba
destruyendo a su paso cemento y ladrillos
se vuelve hormigón como el invierno, ciudad de coraje;
Ciudad
de alambre, donde el indolente y el glacial
pueden
vivir ardiendo en los sentidos, asiendo el interior eléctrico
de la vida urbana como un tercer riel, exhalando fuego
hasta que sus labios centellen; ciudad cuya luz florece en la noche,
ciudad de jardines neón y verandas del tiempo;
ciudad de mareas, ciudad de cristal, primitiva ciudad de máscaras;
ciudad de fiesta, sobre la que baila una piñata invisible.
VLADIMIR MAÏACOVSKI
Amo 2
Escrito en 1923,
dedicado a Lili Brick
durante un encierro voluntario de dos meses
en su habitación de tres metros por dos de ancho.
Para ella y para mí
En este tema.
personal,
y modesto.
repetido y cantado
más de una vez.
yo giraba,
en calesita poética,
y vuelvo a girar sobre él.
Este tema,
ahora,
puede ser una plegaria a Buda,
y podría también afilar los cuchillos
de los negros, contra el patrón.
Si en el planeta Marte,
existe algún hombre de corazón,
también él,
ahora,
rezongará,
por la misma cuestión.
Este tema llegará,
y al lisiado,
lo tomará de los codos,
y le ordenará,
toma el papel,
y escribe.
Y el lisiado,
se apartará del papel con un grito desaforado.
Nada más que una canción,
son estos versos bajo el sol nublado.
Este tema llegará,
tocará el timbre en la cocina,
dará sus vueltas
y se disipará como el humo.
Hasta el gigante,
se rendirá ante él,
v se detendrá abrumado.
Este tema llegará,
y ordenará:
-¡La verdad!-
Este tema llegará,
y reclamará:
-¡La belleza!-
Dejen
que pase,
de mano en mano,
mientras ronronea un vals.
Este tema,
de paso sacudirá el alfabeto.
Nadie encontrará un tema más difícil.
Se vuelve la "A"
más inaccesible que el Kazbek¹.
Este tema enturbiará la razón,
y le quitará el sueño,
y el pan.
Este tema vendrá,
y con los siglos,
jamás se gastará,
únicamente dirá:
-Desde hoy fíjate únicamente en mí.
Y uno lo mira,
y avanza con un portaestandarte;
con un fuego de sedas escarlatas,
sobre la tierra embanderada.
Es un tema también,
lleno de picardía.
Pasarán los sucesos,
y desde el fondo de los instintos,
se preparará a dar un salto,
y como si enfureciese, nos condena:
atrévete a olvidarlo.
Este tema estremecerá,
y rendirá otras mil almas.
Este tema entró en mí irritado,
y ordenó:
entrégame el anzuelo de los días.
Me miró,
hizo una mueca en mi trajín cotidiano,
y como una tempestad,
apartó la gente,
y todos los demás problemas.
Este tema llegó,
borrando todos los otros,
y sólo,
y sin dividirse se apoderó de mí.
Este tema me ha puesto el cuchillo en la garganta
Martillando,
desde el corazón a la sien.
Este tema,
oscureció mis días en sombra.
Y el verso me ordena,
golpea como un tambor.
El nombre de este tema,
es...!
1.- La montaña más alta del Cáucaso.
MIHAÏ BENIUC
Tú gritas
Tú gritas hacia el hombre que se esconde en ti,
él no vuelve la cabeza.
Tú le agarras por el hombro,
él sigue hacia adelante.
Tú vienes a su encuentro por caminos disimulados,
sus ojos te miran ciegos.
¿Adónde va el hombre en mí escondido?
No responde, pero sigue hacia adelante,
por un camino sin camino,
a paso igual,
a paso rápido
y coge con su mano
alguna estrella caída de tus párpados,
que traga sin masticar
y sigue hacia adelante.
Tú le pones un obstáculo,
tropieza pero no se detiene.
Tú le cavas un foso en su camino,
sin mirarlo alarga el paso
y sigue más lejos.
Tú haces rodar piedras sobre él
desde tu cima rocosa y calva.
El cae, se levanta
y continúa andando.
Tú le dejas partir solo
y lo miras alejarse
hasta perderse de vista.
Pero siempre tú oyes el ruido de sus pasos
seguro, infatigable
en la cadencia de tu corazón.
Tú corres detrás de él
sin alcanzarle.
Tú no oyes más que sus pasos, nada más que sus pasos
trotando dentro de ti a través de la noche.
¿Dónde estás, hombre mío?
Espérame, yo te sigo.
Tengo miedo, detente,
no puedo dejarte solo,
iré donde tú vayas,
no importa adónde,
no importa cuánto tiempo.
Hasta si no es a ninguna parte,
hasta si es para siempre.
Quiero ayudarte,
en tus ojos ciegos
encenderé las llamas de mis miradas,
a tus oídos pasaré mi oído,
acostumbrado a oír la tormenta a través de los silencios.
Y yo te cantaré
canciones de embriaguez y de amor,
canciones viejas,
las más nuevas canciones
para expulsar tu tedio
a través de tu viaje sin fin.
Espérame, no me dejes en estos parajes,
llévame contigo.
¿Se detuvo?
Yo posé la mano sobre mi corazón,
apenas si latía.
Versión de Rafael Alberti y María Teresa
León