"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 20 de marzo de 2018
FERNANDO DEL PASO
IV
Nacida
ayer, la rosa escurridiza
en su reino del aire, los rosales,
en ráfagas redondas, en raudales
de relámpagos rosas se desliza.
en su reino del aire, los rosales,
en ráfagas redondas, en raudales
de relámpagos rosas se desliza.
Muerta
de risa que acaricia y riza
y enreda su corola de espirales,
ahogada en laberintos de corales
la rosa no se muere: se eterniza.
y enreda su corola de espirales,
ahogada en laberintos de corales
la rosa no se muere: se eterniza.
Rosa,
rencor en flor de carne viva
que perpetúa el color, de estirpe roja,
del sortilegio alado de su historia;
que perpetúa el color, de estirpe roja,
del sortilegio alado de su historia;
rosa
más alta que la vida, altiva
rosa que cuando, rota, se deshoja,
se hace de nuevo rosa en la memoria.
rosa que cuando, rota, se deshoja,
se hace de nuevo rosa en la memoria.
De: "Sonetos de la rosa enamorada de sí misma"
ZOFIA BESZCZYNSKA
nombres
piedra,
piedra mía,
¿cómo te llamas me dirás un día?
¿cómo te llamas me dirás un día?
tú piedra tal
hierba fresca
y tú – como cebra rayada
y tú – color de tierra
y tú – anaranjada
y tú – como cebra rayada
y tú – color de tierra
y tú – anaranjada
el
árbol tiene su nombre
el animal y el ave
y cómo te llamas tú
¿quién sabe?
el animal y el ave
y cómo te llamas tú
¿quién sabe?
el
ámbar me canta su canto
del mar y las selvas primeras
ya sé su nombre propio
pero él no es piedra de veras
del mar y las selvas primeras
ya sé su nombre propio
pero él no es piedra de veras
Traducción de la autora
Revisión de Laura Vargues Sánchez
NIZAR QABBANI
Maletas
de llanto
Cuando
llega el invierno
Y el
viento mueve las cortinas
Siento,
amiga mía,
Necesidad
de llorar
Entre
tus brazos,
Sobre
mis cuadernos.
Cuando
llega el invierno
Y cesa
el canto de los ruiseñores
Y se
quedan
Todos
los pájaros sin hogar,
Comienzo
a desangrarme por el corazón y por las uñas
Como si
las lluvias del cielo
Cayeran,
amiga mía, dentro de mí...
Entonces
me inunda
Un
deseo infantil de llorar
Sobre
la seda de tu pelo, largo cual espiga,
Como un
barco agotado,
Como un
pájaro emigrado
Que
busca una ventana de claridad
Y un
techo
En las
tinieblas de las trenzas.
Cuando
llega el invierno
Arrebatando
los aromas del campo
Y
ocultando a las estrellas en su manto de melancolía,
Viene a
visitarme la tristeza desde la gruta de la tarde,
Cual
niño pálido y misterioso,
Con las
mejillas y el manto húmedos.
Le abro
la puerta a esta visitante amada,
Le doy
el lecho y la colcha
Y le
concedo todo cuanto quiere.
¿De
dónde viene la tristeza, amiga mía?
¿Cómo
viene?
Me trae
de la mano
Lirios
de maravillosa palidez,
Me
trae...
Maletas
de lágrimas y sollozos.
De: “Pintar con palabras”
Versión de María Luisa Prieto
VIOLETA LUNA
El plumero
El
tiempo del plumero ha sido corto.
Esos tinteros
negros
con su
papel secante no han durado.
Posiblemente
vuelvan
al cabo
de otro siglo y otra moda.
Nosotros
sin embargo
con
esta misma cara y estos sueños
jamás
regresaremos.
Tal vez
han de volver las viejas cosas:
la
tinta verde obscura
.y el
uso de las góticas mayúsculas.
Tal vez
regrese el trompo,
la
piedra de moler o el fresco pozo,
nosotros
sin embargo
con
nuestro amor de hierba
y
nuestras iniciales de mortiño
ya no
nos amaremos.
Tan
sólo para el hombre
fracasa
el reencuentro.
No hay
doble itinerario
ni dos
adolescencias transparentes.
No hay
viajes de regreso
ni la
ocasión segunda y oportuna
para
decir al menos
perdón,
adiós o gracias.
FEDERICO GARCÍA LORCA
VII Casida de la rosa
La
rosa
no buscaba la aurora:
Casi eterna en su ramo
buscaba otra cosa.
no buscaba la aurora:
Casi eterna en su ramo
buscaba otra cosa.
La
rosa
no buscaba ni ciencia ni sombra:
Confín de carne y sueño
buscaba otra cosa.
no buscaba ni ciencia ni sombra:
Confín de carne y sueño
buscaba otra cosa.
La
rosa
no buscaba la rosa:
Inmóvil por el cielo
¡buscaba otra cosa!
no buscaba la rosa:
Inmóvil por el cielo
¡buscaba otra cosa!
VIRGILIO DÁVILA
El cafetal
En el
monte riqueño de la base a la cumbre,
las eurítmicas copas de las guavas se ven,
y debajo de ellas, cual soldados en filas,
los preciosos arbustos del precioso café.
las eurítmicas copas de las guavas se ven,
y debajo de ellas, cual soldados en filas,
los preciosos arbustos del precioso café.
Los
arbustos florecen, y las albas corolas
a los ojos simulan del que ve el cafetal,
mariposas enfermas, si en el suelo han caído,
estrellitas de nieve, si en las ramas están.
a los ojos simulan del que ve el cafetal,
mariposas enfermas, si en el suelo han caído,
estrellitas de nieve, si en las ramas están.
Se
hacen frutos las flores, y las bayas jugosas
a los ojos simulan del felíz labrador,
esmeraldas joyantes, las que verdes se encuentran,
y joyantes rubíes, las que están en sazón.
a los ojos simulan del felíz labrador,
esmeraldas joyantes, las que verdes se encuentran,
y joyantes rubíes, las que están en sazón.
En el
monte riqueño, de la base a la cumbre,
las eurítmicas copas de las guavas se ven,
y debajo de ellas, cual soldados en filas,
los preciosos arbustos del precioso café.
las eurítmicas copas de las guavas se ven,
y debajo de ellas, cual soldados en filas,
los preciosos arbustos del precioso café.
Es la
tropa bizarra que se apresta a la lucha
para dar a Borinquen bienestar y esplendor,
escalando los muros de la gran fortaleza
donde el oro domina con su brillo de sol.
para dar a Borinquen bienestar y esplendor,
escalando los muros de la gran fortaleza
donde el oro domina con su brillo de sol.
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