"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 27 de julio de 2021
ROBERTO VALLARINO
Tardes
de enero
Las
tardes de enero
heridas en el pecho
con su lluvia gris
y sus gatos de niebla entre las bardas.
El
cierzo y sus cuchillos
que tasajean el rostro de la ciudad,
las visiones de todas las ventanas
abiertas al vacío de la realidad que se toca
y quema
o se desbarata entre
los dedos.
(El
alma sitiada
ofrece rienda suelta a sus delirios
La sed nos
petrifica
la compasión desaparece
y los ojos se enfrentan al reto claroscuro de otros ojos)
En
algún recodo de mí mismo
se ha roto un cuerpo.
VALERIO MAGRELLI
Finalmente
aprendí
a leer la viva
constelación de las mujeres
y los hombres, las líneas
que unen entre ellos las figuras.
Y ahora me doy cuenta de las señales
que configuran el desorden del cielo.
En esta ocasión, dibujada por el pensamiento,
distingo la rotación de la luz
y la oscilación de los signos.
Así concluye el día
mientras paseo
por el silencioso huerto de las miradas.
Versión
de Roberto Bernal
ABDUL HADI SADOUN
Revelación
Hay un tiempo dotado de solera, que me concede la capacidad de pensar en
tu partida de una forma sorprendente. Pienso obligatoriamente en al-Buraq,
un ser mitológico, en el instante del parto insólito entre la lentitud del pie
sobre la tierra o el vuelo con sus alas desubicadas.
Hay un tiempo para pensar en un vacío que ralentiza el camino, para que dote a
las palabras de sentido y a las voces de un murmullo que lo aguarda. Damos a
los hechos nuestro interés y nuestras riñas, mientras se superan con la
agilidad de un pájaro.
Hay un tiempo para el propio tiempo, ese que está a tu lado, en tu única
trinchera, fortificada por tus compañeros, quienes extienden el aceite en tu
candil, solo para que tus ojos se iluminen por ellos. Entre tanto superan
centenares de millas, alargadas, redondas, veladas y la alejas sin aflicción,
ni rotación ni espera. La aflicción nos llena sin que nos fortalezcamos con tu
aceite.
Hay una ceniza, la esparces con tus vueltas. Hay un patrimonio común que
portamos hacia ti y transporta nuestros ojos en las frentes de los rostros,
buscando un par de ríos y la negrura del sur hacia su norte para que echemos en
ella tus láminas y olamos con ella tu misericordia.
Hay
un fuego que se prende en los lados, que ahora y en cada comienzo, me pregunta
por ti. Lo recuerdo en los cuadros, en las arcillas y en la memoria. Él admira
y examina. Le digo que los principios han eternizado un fuego y han soplado por
si mismos al fuego. En el fuego hay memoria, se ve la verdad sin obstáculo y no
cabe detrás del después un después.
MANUEL BECERRA
Bebedero
de caballos
Lo
que antes fue un molino ahora es
una tienda de libros. Por la entrada a la parte
de discos de vinil se abastecía
de agua a los caballos. Hoy el ático
resguarda una estación de radio.
Una debajo de otra, las maderas rojizas
construyeron la torre. Un río a su costado
lleva cientos de años escuchándose.
El oído se va con él y su violencia
de piedras verdes, de gentío de agua.
Sabemos, sin lugar a dudas, que el oído
es uno de los tantos animales
que conforman al ser humano
y sabemos que al extraviarlo
—en ello va la psique—
pierde su norte nuestra rosa náutica.
De modo que el oído es una suerte
de animal que sitúa. Al volver a mi cuerpo
retomo la escritura de esta carta.
En el envés del sobre están las coordenadas
de tu casa en la vieja Petrogrado.
Viajará en un avión con un logo de agencia
de correos y no como lo hubiera
preferido: semejante a una flecha
dirigida hacia ti por encantamiento.
El caballo no se crea ni se destruye,
sólo se transfigura, escribo. Y después
una chica espigada llega con una cámara
fotográfica al hombro y se inclina hacia el chorro
suspendido del bebedero eléctrico.
TAKAKO ARAI
Vidrio
de color¹
Lo
levantaré en mi pancita
Lo romperé
Aplastando el gusano amargo entre mis dientes²
Si lo trago
Dudo que escupa una polilla
O que salga volando como una mariposa
Supongo que seguirá siendo un gusano de seda escupiendo seda para siempre
Quizá se convertirá en una rueca girando
alrededor de su propio cuello
El eje soltando un traqueteo rítmico bajo el techo de
dientes de sierra³
Su brazo
extendido mientras se da la vuelta
Sus rodillas temblando un poco
Me
lo tragaré
El gusano de seda
Por el pozo de mi garganta
Donde rebota en la boca de mi estómago
Este pequeño gusano escupirá un salvavidas
Y se arrastrará desde las profundidades acuosas
Olvidando sus sueños de volar por los aires
En esta extraña fábrica, el gusano gira en la rueca
El hilo de seda en bruto devana ante nuestros
ojos
Las tijeras se deslizan, y está bien atado
Pulso vibrante por el esfuerzo
Warawara⁴ ¿estás invitando al hilo?
Llevado lejos
Somosomo ¿estás tocando el hilo?
Riéndose de
Sawasawa⁵
¿estás alineando al hilo?
Calumniado
Moshimoshi⁶ ¿estás resentido con el
hilo?
Olvidado
Exaltado
Indecible
Canta⁷: Haz girar tus manos vuelta
tras vuelta alarga tus ojos
Haz girar tus manos vuelta
tras vuelta alarga tus ojos
Haz girar tus
manos vuelta tras
vuelta sácate los ojos
¡Me
lo tragué!
Al eterno gusano de seda
En su misión para siempre
Arrastrándose por el laberinto de mis entrañas
El amargo gusano aplastado entre mis dientes
En el hilo susurrante gira
Se ata a sí mismo
Se retrae
Y duerme
No
puede dormir,
No puedo dormir,
Canta: Haz girar tus manos vuelta tras
vuelta alarga tus ojos
Haz girar tus
manos vuelta tras
vuelta sácate los ojos
Lo
sostengo sobre mi cabeza
Hay una fábrica flotando como una isla en el interior⁸
Su cabeza
da vueltas y vueltas
mientras los ciegos gusanos de
seda brillan
Debajo de la ventana de vidrio de color
1.- Inspirado
en la caída de la seda y de la industria textil en Kiryū. En este poema
Arai imagina que una persona se traga a un gusano de seda que crea su propia
fábrica en el estómago.
2.- La
expresión japonesa “Nigamushi
o kamitubusu” significa masticar un gusano amargo entre los dientes, y
ello refiere a las muecas o a fruncir el ceño.
3.- Muchas
de las fábricas textiles en Kiryū tenían techos que zigzagueaban hacia arriba y
hacia abajo como los dientes de una sierra, tiempo después se colocarían
ventanas de vidrio a un lado de cada “diente” del
techo para dejar entrar la luz.
4.- En japonés se utiliza para describir el ruido
y la conmoción que se dan cuando se reúne mucha gente.
5.- Onomatopeya
para expresar el sonido delicado hecho por el movimiento de cosas como son las
hojas o el papel.
6.- El
equivalente en español mexicano de esta expresión sería: bueno, bueno/ hola,
hola/ aló, aló, de cuando contestamos el teléfono.
7.- Kaiguri
kaiguri totto no me es la canción de un juego infantil, en el que los niños
enrollan sus manos entre sí como si fueran una rueca para enredar hilo,
luego tiran de la esquina de sus ojos. Lo que se crea aquí es una
variación de esta canción, imaginando que la narradora se saca los ojos.
8.- Hace
alusión a una mini-fábrica de seda flotando en el estómago del narrador,
los vidrios de colores en el techo de dientes de sierra iluminan el interior.