martes, 15 de enero de 2019


XAVIER OQUENDO





La tierra prometida



De esta ciudad del Ande,
con olor a sahumerio y eucalipto,
surgimos Los bíblicos.

Cerca del fuego,
al lado de la boca del caimán
donde las estaciones son postales.

Nos reunimos todos los días
y hacemos el amor a los capulíes,
nos desnudamos frente a la chirimoya de los valles
y penetramos en la pluma azul de los tucanes.

Hemos tocado
la columna vertebral de la luz.

Estamos lejos del pueblo antiguo
donde siguen llorando los pastores.

Distante quedó el mar que estaba muerto.

El Arca nos dejó por estos lados
donde no hace frío ni calor,
solo nacen orquídeas en la selva.

Atrás habitan los tatarabuelos del mundo.

Los bíblicos de acá,
estamos sacudiendo las dalmáticas
para salir a reconocernos,
tomarnos de las manos dolidas
y dar una vuelta amarilla
por el sol equinoccial.

Calentar la amistad,
sofocar el recuerdo,
asarle al olvido.


LUCILA NOGUEIRA





II



Descubiertos no fuimos: inventados
Antinomia que me quito el sueño
Siempreviva en al piedra funeraria
Contemplo las cenizas de lo que ya fue fuego

Tu epopeya finaliza en el quijote
Que deseo unir armas y letras
Tu epopeya es el túmulo de Lorca
Y el cadáver de Goya sin cabeza.


De: “Poemas del Ainadamar”


RAFAEL TIBURCIO GARCÍA





Tercera tribulación: 5 de diciembre



Intento hablarte, Señor, pero no respondes;
busco fuera de estas paredes un signo que te revele,
en los árboles del jardín,
en los juegos de los niños,
en los mendigos, en las palomas,
y sólo encuentro el eco de un mundo al que arribé tarde.

No es sólo la gente que camina como muerta en vida,
el murmullo de los cuchillos en el ambiente,
el flujo de palabras que apenas parecen ruido…
el polvo en los zapatos anuncia la ruta,
las manos son fauces cuando saludan,
el viento, animal domesticado,
la luz fría,
las máquinas, las ventanas, los insectos:
sinfonía que apaga cualquier ánimo.

Olvidé que las fiestas deben santificarse para obtener significado
que los libros se dedican, las casas se bendicen, los actos se consagran,
olvidé hasta el sitio de mis manos al despertar.

¿Será que agoté todas las formas de hablarte,
será que el silencio ha comido mi pecho,
por eso ya no hay calor en mis oraciones?
Tal vez no escuché a las catequistas
y su doctrina máxima —la felicidad— parecía una meta y no un sendero…

O tal vez sea una rabia antigua
enraizada en el alma
y podría quitarla hasta con las manos,
pero no me atrevo.

Tu canto descansa en una caja dorada que los profanos no tocamos
no en los libros escritos en tu Nombre,
no en los edificios donde te alaban,
no en el prójimo que nos desea la muerte y cree que nos bendijo.
No estás más allá de la voz al otro lado del teléfono,
en la mujer desnuda que recorre mi alcoba,
en el agua que refresca mis manos, a veces
el único placer en las jornadas repetitivas.
Ya no te conozco, Padre,
Tus ojos detrás de las nubes dejaron de buscarme.

Aunque cada uno de nosotros dibuje un camino,
la suma de todos nuestros pasos permanecerá en el caos:
el pasto será tragado por la hierba que creíamos arrancada,
llevaremos nuestros muertos a sus tumbas,
lloraremos en sus novenarios,
los traeremos por años pegados a la ropa;
el cielo volverá a llenarse de huracanes,
nuevas Atlántidas nacerán en los mapas,
pero esa lluvia en el horizonte
no retrocederá.




MAURIZIO MEDO





Homeradas



Ítaca no existe para el agua
Hemos oído tanto
Tantas heroicas leyendas inmunes al dolor
Tanto drama clausurado tal una ceguera
en aires combustibles
Tantas noches furiosas, clavadas en cruz

Hoy todo es tábano que zumba, sordo,
en la memoria Glaucos caminos
& lascas cenizas

Ahora es lo terrestre

Quizá haya religiones de poemas límite,
cuyo dogma se adentra en lo absoluto

Pero chitón:

Una amable inscripción en la pizarra es suficiente
No hablemos de zarzas humeantes
 – producto de un dios vivo –

No hablemos de linajes, del barro convertido
ni de la mar abierta en bíblico oleaje

Esta isla aprende otros idiomas

Basta ya de dones confusos y destellos

Ya basta de homeradas.




OLGA LEIVA





Tercer Arquetipo Celeste
donde dios es numero



la máquina no trivial habla. dice: éste órgano soy. y te señala. lamiéndote la espalda con ceros y ochos. pero en su trayecto al futuro se desarma. te nombra sielo. te incorpora en su programa divino. y te devuelve al desorden. mi ojo es un mapa. dice en polen sagrado en llamas violetas. soy bueno te grita. soy malo te llora. ceros después de su caída. miembros fragmentados. los conserjes lo levantan. le dicen la hora: jueves. pero la máquina no trivial se documenta y lapida: mañana resucitaremos! ni boletines de última hora ni biblias ni cantos. mi sexo es el texto. léeme, te pide, hasta hacerme acabar.


De: “La lengua del viento”  


ANA MINGA




  
3



Llueve
ahuecada lluvia en la que un cadáver pide limosna.
Nunca había visto a un cadáver pedir limosna.

Los pies caminan sobre la locura
ese engendro que no cierra la boca.

Rinocerontes son el perro y el por qué
audaces son el sí y el no
el azar se entiende con el quizá.

Sigue la lluvia
ese cadáver arde en dolor
llora como lo hace un borracho
con todo su cuerpo.

Desde la migraña
quito una lagrima de cebolla
y con uno ojo abierto y otro cerrado
me llega la realidad a palazos:
bajo la lluvia
un cadáver pide limosna.


De: “Pájaros huérfanos”.