sábado, 23 de octubre de 2021


 

LI QINGZHAO

 


 

Lavar la arena del arroyo
en la Fiesta de los Manjares Fríos
se extiende una débil luz de primavera
del pebetero de jade
se eleva la última humareda del aloe
salgo del sueño
y busco bajo la almohada mi horquilla de oro
aún no han llegado los petreles pero jugamos ya
a buscar las plantas más bellas y extrañas
todos los ciruelos de la orilla se marchitan y de los sauces brotan los amentos
el columpio se humedece
con la lluvia fina del crepúsculo

 

 

VICENTE GAOS

 

  

Y de repente dije: Esto es la vida...

 

 

Y de repente dije: Esto es la vida. 
Esto y no más. Palpé su forma cierta. 
La adiviné mortal. El alma, alerta, 
vibró un instante toda estremecida. 

El rojo amor con honda sacudida 
-oh vida, oh viento- abrió la última puerta. 
Y allá en el fondo de la estancia abierta, 
brilló mi muerte entre la luz dormida. 

Esto es la vida, dije, esto es la muerte, 
ésta la tersa luz, la honda luz suave, 
la cósmica pasión, el sueño inerte. 

Esto eres sólo, sí. Y con paso grave 
me adelanté hacia el fondo para verte, 
llegué a la puerta y di vuelta a la llave.

 

 

REINALDO BUSTILLO



 

Polvillo florecido

Handroanthus Serratifolia

 

 

De verde a oro se muta su follaje

cuando el cielo lo moja con sus llantos;

y lo loan las aves con su cantos

al teñir de amarillo su paisaje

 

De benigna estación es un mensaje

si el pálido tapiz de sus encantos,

la pradera recubre con sus mantos

mientras zurce con pétalos su traje.

 

Son sus flores, tal vez, como mis versos,

que cantan su dolor y su alegría,

en la mitad del campo, solitarios,

 

 

que el viento arrastra heridos y dispersos

sin que nadie valore en la alquería

el oro vegetal en sus poemarios.

 

 

EFRAÍN BARTOLOMÉ

 

  

Cielo y tierra

 


Y las aguas de Arriba amaron a las de Abajo

y eran las aguas de Abajo femeninas

y las de Arriba masculinas…

 

¿Has oído, amada?

 

Tú eres la Tierra y yo soy el Cielo

Tú eres el lecho de los ríos y el asiento del mar

y el continente de las aguas dulces

y el origen de las plantas y de los tiernos o duros o feroces animales

de pluma o pelo o sin pluma ni pelo

 

Yo soy la lluvia que te fertiliza

 

En ti se cuecen las flores y los frutos

y en mi el poder de fecundar

 

¿Has oído, amada?

 

Nuestro lecho es el Universo que nos contiene

 

¿Has oído bien?

 

Tú eres la Tierra y yo soy el Cielo

Y mi amor se derrama sobre ti como la lluvia

o como una cascada que cae del sol

rompiendo entre nubes como entre peñascos

y entre los colores del arco iris y entre las alas de los ángeles

como entre las ramas espesas de una vegetación inverosímil

 

Tú eres la Tierra y yo soy el Cielo

¿No lo escuchas?

 

Y aunque digas que sí

tal parece que no porque ahora     Tierra

cabalgas sobre mí (en el lecho que es el Universo)

y eres tú el Cielo y tu amor se derrama sobre el mío

como una lluvia fina

 

Y yo era la Tierra hasta hace unos instantes pero ya no lo sé

porque hemos girado y descansamos sobre nuestro costado

y los dos somos Tierra durante unos minutos deleitosos

 

Y ahora estoy de pie con los pies en la tierra y los ojos en el cielo

y tú no eres ni Tierra ni Cielo porque te hago girar

con los muslos unidos ferozmente a mi cintura

y eres el ecuador o yo soy el planeta Saturno

y tú eres los anillos que aprendimos en la escuela

y giras

 

Y ahora somos Cielo los dos y volamos

elevándonos más allá del Universo

 

Y en lo más alto del vuelo algo estalla en nosotros y caemos

vencidos por la fuerza de nuestro propio ecuador que se ha quebrado

 

Pero seguimos siendo Cielo aunque yazgamos en tierra

Derrumbados en tierra pero Cielo

Tierra revuelta y dulce pero Cielo

Cielo vencido cielo revolcado pero Tierra

Pero Cielo.

 

 

JOSÉ MÁRMOL

 

 

Abdicación

 

Dios es como el fuego, cuya pasión redime,

Como el viento poderoso, cuyo ardor desnace todo.

Dios, temor y fuerza de seguirle o acosarlo,

Como el tiempo, como el sueño y como el baño santo de las termas paganas.

Es como un fuego Dios, su amor devora y crea.

¿Dónde a Dios buscar sin vano desafío?

Sea en el prodigio de tu cuerpo y tu voz,

En el quejido lento de animales y brisas,

En la distancia unida por las hierbas y las piedras,

En los repliegues suaves del mar, que es piel del cielo

O en la muda palabra de una oración estéril.

Dios, perpetuo buscarse,

¿Forma transparente de lo que nunca es?

Es como el agua Dios, cuyo beso nos pudre,

Cuchillo destapando el centro de los sueños

Y si más hondo el filo, más fecundo, más brillante el animal que acude.

Dios es el tormento de creer o descreer,

Dimensión de lo enorme y lo nimio simultáneos,

Sentido de lo ágil, lo inasible,

Equilibrio inmutable del designio y el azar,

Contenido sin esencia a no ser la de mi voz.

Dios ya no enferma.  Dios, cuyo destino le aterra y desconcierta.

Dios soñó entonces con cuerpo de vestir, viandas sobre la mesa,

Con cuentos de niñez (porque ha de ser terrible haber nacido inmenso).

Dios es como un canto, cuya vocal se ahonda,

Y va ganando plenas distancias eco adentro.

Dios, el que ama todo sin conocer ternuras,

Sin haber sido limpia superficie de un beso.

El iracundo, el sobrio, el que ha llorado ráfagas de insensatez y tedio.

Es como el fuego Dios, cuya pasión consume,

Como lluvia torrencial, cuyo crimen fecunda.

Dios es como el aire, sin ser visto abraza todo,

Dios es como yo y en mi palabra quema la luz que lo refugia.

 

De: “Lengua de paraíso”

 

 

JAVIER VICEDO ALÓS

 

  

Hay

 

Hay un cielo en el pájaro, un pájaro en el trino y un trino en la vida entera. Lo mínimo contiene la inmensidad.