martes, 13 de octubre de 2020

ANA TORRES LICON

 

 

 

Unicidad

 



Unicidad

 

Miro los edificios,

el mundo construido por hombres,

donde habitan, respiran

afán y exhalan ironía.

 

Sus mentes galopan huidizas

y sus corazones pasmados.

Son sus noches aflicciones y tortura,

rechazan el reposo que la oscuridad ofrece.

 

El silencio los hostiga y danzan

acompasados al sonido de los metales.

El hambre y la sed les son desconocidas.

 

Sin espíritu los hombres braman,

se aparean, son acechados por quimeras.

Disputan y devoran la carroña.

 

Y cuando siembran, se lían,

sonriendo, enmudecidos, se envilecen

alegres el cenit contemplan,

pero el dolor se apodera de su entraña

y ceden ante la inmensidad del cosmos.

 

Pronto se recuperan y arrebatan

a la tierra flor y fruto,

hacen arder el océano.

Muerte y hombre son uno solo.

BERTOLT BRECHT

  



Jamás ma soeur, te he amado tanto

 


 

Jamás, ma soeur, te he amado tanto
como cuando me fui de ti en aquel crepúsculo.
Me engulló el bosque, el bosque azul, ma soeur,
sobre el que los pálidos astros quedaban para siempre ya al oeste.

No me reí ni lo más mínimo, nada nada, ma soeur,
yo, que jugando me dirigía a mi oscuro destino-
mientras que ya los rostros tras de mí
lentos palidecían en el atardecer del bosque azul.

Todo fue hermoso en aquella tarde única, ma soeur,
y nunca más después; tampoco antes-
claro que solo me quedaban ya los grandes pájaros
que al atardecer tienen hambre en el oscuro cielo.

 

 

 

LUIS MARRE

   


 

Viento de cuaresma

 

 


Recuerdo el patio grande de tu casa
todo de orégano sembrado
el pozo
bordeado
de girasoles
enanos
y los arbustos de acerola con
las frutillas pudriéndose debajo
Y recuerdo que un día
nos sorprendieron cuando
tú me enseñabas aquel juego
tan grato
No fue tu hermana quien se fue de lengua
sino el orégano que huele tanto
Nos pegaron con ramas deshojadas
¡qué olor amargo!
Perdona estos recuerdos
Ha tenido
la culpa el viento
trajo
olor
a patio
de orégano
y de girasoles enanos
No fue tu hermana quien se fue de lengua
sino el orégano que huele tanto.

 

 

 

ANNA VENTURA

  


 

 The masters

 

 


Ustedes están aquí, maestros
escuchados ayer
con el miedo rapaz
del último de los discípulos.

 

Finalmente sé
lo que me has enseñado.
Estás en la taza de café
vacía sobre la mesa,
en los papeles esparcidos, en el círculo
de luz de la lámpara.

 

La barbarie que hay al otro lado de la puerta
ya no le tengo miedo.
Durante mucho tiempo,
más allá del estrecho espacio de la realidad,
hoy eres muy claro,
concreto.

 

SAMUEL BECKETT

  



Ascensión

 


 

A través de la rendija

aquel día en el que un niño

pródigo a su manera

regresa a la familia

escucho su voz emocionada

comenta la copa mundial de fútbol

siempre demasiado joven

al mismo tiempo por la ventana abierta

los aires sin más

sordamente

el oleaje de los fieles

su sangre salpicó con abundancia

sobre las sábanas sobre las plantas sobre su cuerpo

con dedos repulsivos cerró los párpados

sobre los grandes ojos verdes asombrados

rueda ligera

sobre mi tumba de aire

 

MANUEL MAGALLANES

  


 

¿Recuerdas?




¿Recuerdas? Una linda mañana de verano.
La playa sola. El vuelo de alas grandes y lerdas.
Sol y viento. Florida...el mar azul. ¿Recuerdas?
Mi mano suavemente oprimía tu mano.

Después, a un tiempo mismo, nuestras lentas miradas
posáronse en la sombra de un barco que surgía
sobre el cansado límite de la azul lejanía,
recortando en el cielo sus velas desplegadas.

Cierro ahora los ojos; la realidad se aleja,
y la visión de aquella mañana luminosa
en el cristal oscuro de mi alma se refleja.

Veo la playa, el mar, el velero lejano,
y es tan viva, tan viva la ilusión prodigiosa,
que a tientas, como un ciego, vuelvo a buscar tu mano.