sábado, 10 de enero de 2015

SOR JUANA INES DE LA CRUZ




Detente, sombra de mi bien

 

Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa en mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho,

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

 

 

TOMÁS DE IRIARTE



 
Aunque es verdad
 


Aunque es verdad que he escrito algunos miles  
de versos, si no buenos, tales cuales,  
líricos, amorosos, pastoriles,  
satíricos, dramáticos, morales,  

¿qué han pecado mis coplas juveniles, 
para que con trompetas y atabales,  
con pregonero y sendos alguaciles  
salgan por esas calles y portales?  

No, Fabio; las sepulta una gaveta,  
donde el sol no las ve, ni yo tampoco; 
ni han de estamparme en pública tarjeta,  

pues temo al vulgo como niño al coco.  
Déjame con mi vena de poeta,   
y no quieras que tenga la de loco.

 

ALFONSINA STORNI


 
 
La vía lactea


 
Blanco polen de mundos, dulce leche del cielo
¡Quién fuera una gigante mariposa divina
Para hundir la cabeza en aquella tu harina
Impalpable y libarte como a cosa del suelo!

Ya de nuevo en los ojos quema la primavera,
Mas mi pasión humana yace, roto el peciolo,
Y agotada mi alma está el mundo tan solo
Que camino y retumban mis pasos en la esfera.

Y en las noches nevadas, cuando a pesar de quietos
Siento moverse arriba los blancos esqueletos
De las estrellas muertas, me acomete como un

Deseo de los cielos, y no sé qué ofreciera
Porque sobre mi frente miserable cayera
Una gota tan sólo te la leche de Juno.

 

DELMIRA AGUSTINI


 

Fue al pasar

 

Yo creí que tus ojos anegaban el mundo...
Abiertos como bocas en clamor... Tan dolientes
que un corazón partido en dos trozos ardientes
parecieron... Fluían de tu rostro profundo

como dos manantiales graves y venenosos...
fraguas a fuego y sombra, ¡tus pupilas!... tan hondas
que no sé desde dónde me miraban, redondas
y oscuras como mundos lontanos y medrosos.

¡Ah, tus ojos tristísimos como dos galerías
abiertas al Poniente!... ¡Y las sendas sombrías
de tus ojeras donde reconocí mis rastros!...

¡Yo envolví en un gran gesto mi horror como en un velo,
y me alejé creyendo que cuajaba en el cielo
la medianoche húmeda de tu mirar sin astros!

 

 

LUIS DE GONGORA


 

Suspiros tristes, lágrimas cansadas

 

Suspiros tristes, lágrimas cansadas,
que lanza el corazón, los ojos llueven,
los troncos bañan y las ramas mueven
de estas plantas, a Alcides consagradas;

más del viento las fuerzas conjuradas
los suspiros desatan y remueven,
y los troncos las lágrimas se beben,
mal ellos y peor ellas derramadas.

Hasta en mi tierno rostro aquel tributo
que dan mis ojos, invisible mano
de sombra o de aire me le deja enjuto,

porque aquel ángel fieramente humano
no crea mi dolor, y así es mi fruto
llorar sin premio y suspirar en vano.

 

 

CLAUDIA LARS

 

Sonetos del Arcángel (II)

 
¡Amor, pequeño amor, amor gigante!
Gusanillo de luz y sol de Enero.
Playa de siglos, clima del instante,
ancla fija en el golfo marinero.

Almena sobre rumbos del levante.
Alta señal de guía y de pionero.
Espejo que refleja la distante
línea de lo perfecto y verdadero.

Por ti, devotamente, a toda hora,
alza mi ensueño su celeste llama
y se humilla la carne pecadora.

Para seguir tus huestes he nacido:
¡Símbolo eterno que mi voz proclama,
alado capitán jamás vencido!