martes, 12 de junio de 2012

ROGELIO GUEDEA



Vivirnos



La quiero porque tiene una orquídea
     en los ojos tristes
porque se levanta ausente de mí
y me recuerda
y yo me ayunto a su piel y la acaricio

me toco en la guitarra su canción
esa canción que hacía que ella por ella misma
     caminara
sin necesitarme
sin pedirme una mano
sin mis ojos

ahora no puede respirar si del aire de mi aire
     no le doy
si mis latidos no laten

ella no puede hacerse a la comida ya sin mí
no sale a la calle sin decir gordito ahorita vengo
voy por las tortillas
no me tardo

me espera con la luz encendida debajo de las sábanas
y cuando llego vuela de un aire a otro aire
brilla en la oscuridad como luciérnaga
se adelgaza y se agranda como un resorte vivo

la quiero porque a veces pienso que soy yo mismo
y a veces   cuando va de visita con amigas
o la saluda aquel muchacho que la quiere aún
     o todavía
     lo mismo da
yo me descarno    me rasguño    me deshueso

y eso que pienso a veces
eso de que yo soy ella y ella yo conmigo
lo confirmo.
  

GUSTAVO TISOCCO






Has caído sobre mí…



Has caído sobre mí
y te impregnan tantos exilios
que olvidas mi voz
implorando besos.

Has reposado tu abrazo
sobre mi cama
y te inundan de pronto
tantos desamparos.

Has aspirado el néctar
del impiadoso invierno
y huyes denunciando tu derrota
                                                  y la mía...

JOSÉ EMILIO PACHECO






A quien pueda interesar



Que otros hagan aún
    el gran poema
los libros unitarios
    las rotundas
obras que sean espejo
    de armonía

A mí sólo me importa
    el testimonio
del momento que pasa
    las palabras
que dicta en su fluir
    el tiempo en vuelo

La poesía que busco
    es como un diario
en donde no hay proyecto ni medida


HEBERTO PADILLA



  

Berta



Estás contra mi pecho,
y sé que todo el aire desordenado
de mi vida
rinde ante ti los brazos, mujer mía. 

Conmigo por tantas horas,
tú restauras mi profunda alegría
y la apuntalas a tu modo
en el mundo.
Y eres la fantasiosa que recorre
el delicado juego
de la encantada noche, mi poseída.

De "El justo tiempo humano"

MARCOS SILBER





Los Peores Hombres de mi Generación…




Ciega va la gente de mi tiempo;
moribundo, entre tinieblas el paisaje.
Entregados los mayores, y los más jóvenes
rugiendo canciones de vencidos.
No fue oído el que decía:
“es necesario ser un poco malos
para ser después definitivamente buenos”.
Ciega va la gente de mi tiempo;
los varones se baten sobre la arena de los días,
arañan las mujeres sus vestidos
se arrancan los pechos, y juegan
a los héroes los más pequeños.
No fue oído el que decía:
“casi todos descreen de la hermandad”.
Ciega va la gente de mi tiempo,
hechizados con fuegos de artificio.
No fue oído el que decía:
“oscuro se presenta el corazón de muchos”.
Ciega va la gente de mi tiempo;
en blanco y negro se detonan los sucesos.
Los poderosos ocupan el trono de la nave central.
Se muestran triunfales y altivos
los peores hombres de mi generación.