"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 16 de diciembre de 2024
ELENA GARRO
El huele de noche [III]
Blanco
misterio de la noche
tenebroso perfume
racimo melancólico
presagio de la sombra
reflejo de la luna que te mira;
tu aromada cueva
es la ausencia de la tarde.
El balanceo de tus ramas
origina a la noche.
Entonces el juego queda roto;
recogen a los niños.
Huye el jardín hacia las sombras.
Tus flores estallan,
se deshojan hipnóticas;
extraños abanicos de perfume
se balancean sonámbulas.
Llegan los ángeles nocturnos
y tú, entre ellos,
velador del jardín,
permaneces flotando hasta la aurora.
JORGE VALDÉS DÍAZ-VÉLEZ
La otra rosa
Ella
besó en la rosa
(su nombre fue una espina
brutal y femenina)
la imagen de otra rosa
grabada
en una losa
de mármol, cristalina.
La luz era más fina
y al tacto, tan hermosa
como
la flor que ardía
sin pausa en su memoria.
En otro mediodía,
la
rosa era ilusoria
promesa compartida;
y el beso, la otra vida.
CAROLINA ESCOBAR SARTI
La tierra
Es
mujer de cabellera rala
y garganta seca.
Vieja de piel agrietada
lagrimea mientras camina
a tientas.
La tierra se queda ya
sin savia en las venas.
Está sentada
cansada
meciéndose
en el balcón.
La tierra espra.
Tiene nubes grises
y cataratas
en los ojos.
Se ha puesto otra vez
su roto vestido de fiesta
para ver si alguien
se fija en ella.
JOAQUÍN VÁSQUEZ AGUILAR
A petición del mar
Escribo
como el que por primera vez se ve las manos
y tiene sed
y bebe golondrinas
no dejo más huella
que la de mis pies en la arena del mundo
porque como nací pájaro
crecí árbol
y llegué camino
sólo tuve la vecindad del viento
su puerta
su morral
su tinaja de agosto
juegos
hermanos
abuelos (con su tos y todo)
tíos
novias
y padres
morenos diariamente
resbalándoles el sol
para el maíz
(por eso recuerdo siempre
alegría de camisa rota
y corazón alrededor)
pero los juegos se quedaron en las calles
después las novias en las cartas
y un día
los abuelos nos vistieron de negro
y el pueblo en fin
partió en caballo hacia el recuerdo
qué queda, pues, entonces
sino siempre el viento y sus historias
y nuestra espalda con su dolencia de estaciones
y unas ganas inmensas de retornar
quién sabe a dónde.
ABRIL MEDINA
Madre
colócame
dame altura para ver el gran cuadro
ponme donde hay eso
que tiene mi nombre
dame otra cordura
no quiero tomar lo que no es mío
ponme otra vez en la soga
seca mi frente golpeada en su propia contienda
Madre
dame
ponme
ALDO VICENCIO
La miga del mar
[estoy
iluminado por mi propio insomnio]
renuencia redundancia
renuencia redundancia
renuencia redundancia
en
los cuerpos, algo más que la operatividad médica
……………………una pequeña insubordinación de sujetos carnales
……………………sin voz a parte, sino el registro, la forma integrada
(una arqueología recuperada)
en una inocencia que se riega sin limites
dios de dioses, as de ases, la palma que se cincela
una efervescencia que se alza desde las profundidades
migas de la espiga, migas de la ola, orlas y ornamentos pulidos por el rojo
madriguera gutural, el abanico de luciérnagas ardiendo
……………………meandros, el alpiste recogido en mis labios
……………………murmullos, nubes-precipicios, sin alas, sino brasas alzándose
la carne carcajea: no he renunciado a su fervor, sino a sus estrechas
posibilidades
porque es lenguaje; porque no es soporte, ni medio, sino la lengua despierta
Elam, el zigurat de ríos enhiestos
…………farfullar las uñas de los seres sintientes
…………nefilim, piernas subterráneas, mil brazos que se desprenden:
…………la fonética de un poema es el furor del día a día,
…………es la consagración de los ojos al coronarse con gafas oscuras
la mundanidad es sagrada
el poema es un ángel caído
el ruego, el riego, el riesgo, y más allá:
……………………………………el hielo siempre efervescente
en la canasta recostado, gato de hierbas floreadas
el inicio que interrumpe, como un océano comprimido en una semilla que baila
estoy obviando a los otros,
pero no como sujetos, sino como alteridades que me atraviesan:
la flecha, el reflejo, la ardiente llaga y la espada
…………………………………………rezo fornido,
…………………………………………la raíz del acero templado
…………………………………………la palabra atada en un álamo blanco
colinas de hierbas altas, juncos que parecen mi tímida sonrisa
en la urna del agua,
el hervor de la recurrencia con la que me pienso
..