miércoles, 9 de septiembre de 2020


BALDO RAMOS





Somos el fruto de la ceguera



Somos el fruto de la ceguera,
simiente que busca en la noche
raíces para el ojo que late
en el oculto tremedal del poema.

Somos la sombra que ignora
la senda que nos devuelve
el cuerpo desahuciado.

Somos el fruto de la ceguera,
estirpe de los días perdidos,
de la nostalgia desandada.
Árbol que crece en la memoria
de lo que ya no somos.


ELMAN TREVIZO






Clandestinidad



Llevo lentes ciegos para no ver lo que hago
Por dentro me ilumino
en sueños ojerosos cada noche me desbordo
extravío el remordimiento en el vago boceto de mi alma.

Te encuentro
mujer
Intacta
Con un grifo abierto entre tus piernas
Un fogonazo que es una llama sin sombra
un aguijón que penetra el monótono rumbo de esta llaga: deseo.

La oscuridad se cierra lentamente la bragueta.
Y la luz no se hace.
Nace el deseo.
La apócrifa mañana gatea: muere la noche con una cínica carcajada.

Te encuentro ahí
En mi cuarto
y me haces olvidar que el reino de la mañana también existe
que no hay poder que detenga el persistente bastidor de la noche.

Diosa imperfecta bordada húmedamente en el lomo de la noche
Eres
Un mensaje en una botella que en una noche de insomnio yo mismo escribí
Pero ya lo olvidé


LUIS MARRÉ



  

A Ponty
A Eva Dobos
y Andras Simor




“¿De dónde vienen estos caballeros
tan gentiles? —pregunta la gitana.
La sopa humea y huele a hierbas finas.
La cuchara vacila entre sus dedos.
Ella sólo conoce las caminos
de la Puszta: venimos de otro mundo.
“El Danubio no pasa por La Habana,
por eso estáis sentados a mi mesa”
—advierte o recrimina, no sabemos.
“Ya la sopa de carpa no me sabe;
pero nada me sabe, ni con páprika.
Tampoco tengo gusto por la vida:
gitano solo es nadie” —dice y deja
a un lado la cuchara. “Para otros
aderezada estoy, como la carpa
en el gulyas: la páprika picante
y roja qué le importa. ¡Qué me importa
el nudo de caminos de la Puszta!
Mi gente dice que el Danubio lleva
a todas partes: si yo fuera carpa,
iría al mar en busca de la muerte.
El Danubio no pasa por La Habana,
por eso estáis sentados a mi mesa.”


RANDALL JARRELL





La muerte del artillero de la cúpula blindada



Desde el sueño de mi madre caí en el Estado,
y me encorvé en su vientre
hasta que mi mojada piel se heló.
A seis millas de tierra, separado
de su sueño de vida,
me desperté ante una negra barrera antiaérea
y la pesadilla de los caza.
Cuando morí me lavaron de la torreta
con una manguera.



JOHN BERRYMAN





36


Mantén tus ojos abiertos cuando beses: hazlo, cuando
Beses. El resto del tonto tiempo, ciérralos para;
No dormir, te imploro (querida) sígueme
En la oscuridad, como lo hice contigo de nuevo
En seguida nos separamos… solo yo tanto entonces
Como cuando tus dedos caen, dejemos que haya dos
Nada más, “en ese reino del sueño”: quiero que
Solo en mí reconozcas tu ciudadano.

¿Antes quién quiso ojos, hacer el amor, así?
Yo quiero ahora. De todos modos estamos motivados y ocultos,
Qué estado sostenemos que todos los otros estados condenan,
Nos vemos a nosotros mismos, miramos el brillo solemne
De tribunales vacíos donde nos besamos… ¡Abiertamente!
Lo haces, lo haces, y yo los observo.



REYNALDO URIBE




 
Huellas



el viento
gira sus agujas,
borra
toda marca del camino

sopla
antiguos pasos
a ningún lugar…

deja la tierra
intacta
para esas huellas
que justifiquen
lo inmenso…