martes, 10 de mayo de 2022


 

JOHN ASHBERY

 


 

Anteproyectos y similares

 

 

El hombre al otro lado de la calle parece feliz,
o complacido. A menudo el botones escapa del suelo.
Después de mucho jugar a las fuerzas armadas
eres mi propio mejor cliente.

Ya he hecho cinco de esos.
Y mi halloween. Pídeme que no lo diga.
El viejo quiere verte -Ahora.
Está bien, pero encuentra el tuyo.
¿Quieres dejar de usar estos?

Quienes ganaron la otra vez me dieron que me sentase en el orinal.
No hagas que otro se ponga lo que tú no te pondrías.
Cómo andar por la ciudad mi amor.
Hombres en ropa interior… Un campo biográfico
como donde vivíamos en las montañas,

una caída. Sí, ya sé que tienes.
Mercancía buenísima, ya sabes, mascotas.
Esculturas rústicas de afuera.
(No van a ver a nadie).

 

MARÍA EMILIA CORNEJO

 

  

 

de día
mi cuarto es primavera
de flores y rosas
y
cuando llega la noche
es aquel viejo reloj
cansado y sin horas
que espera,
y simplemente espera
al tiempo
que viene en mi contra.

es sólo el tiempo
que viene en mi contra
y no me deja morir
porque
ya no
ya no le temo a la muerte
pues
sentada junto a ella
hoy
ya no tengo
la culpa
de
sentirme sola.

 

 

MAGDA PORTAL

 

 

No podía vivir así

 

 

Apurando sus hieles
se fue a París a España
Hambre de ser
de ver el Sol desde otros horizontes
los paisajes los hombres
sus ansias de vivir sus sueños

Hambre de pervivir
de vivir y sufrir
por quienes y por todos
Hambre de recrearse aupándose
sobre sí mismo
hambre de hombre integral

Nadie sabía mucho de Vallejo
apenas los amigos algunos
los poetas tal vez
que es otra forma de amistad
tal vez los enemigos
¿tenía acaso César enemigos?
pero él seguía con su muerte a pausas
a retazos
moría diariamente sin esperar el día

Cuando dejó el Perú
se fue tras de su muerte

 

 

EDGAR ALLAN POE

 

 

Soneto a la ciencia

 

¡Ciencia! ¡verdadera hija del tiempo tú eres!
que alteras todas las cosas con tus escrutadores ojos.
¿Por qué devoras así el corazón del poeta,
buitre, cuyas alas son obtusas realidades?

¿Cómo debería él amarte? o ¿cómo puede juzgarte sabia
aquel a quien no dejas en su vagar
buscar un tesoro en los enjoyados cielos,
aunque se elevara con intrépida ala?

¿No has arrebatado a Diana de su carro?
¿Ni expulsado a las Hamadríades del bosque
para buscar abrigo en alguna feliz estrella?

¿No has arrancado a las Náyades de la inundación,
al Elfo de la verde hierba, y a mí
del sueño de verano bajo el tamarindo?

 

 

CARLOS OQUENDO DE AMAT

 

  

Campo

 

 

El paisaje salía de tu voz
y las nubes dormían en la yema de tus dedos
De tus ojos cintas de alegría colgaron
la mañana
Tus vestidos
encendieron las hojas de los árboles
En el tren lejano iba sentada
la nostalgia
Y el campo volteaba la cara a la ciudad.

 

RICARDO PAU-LLOSA

 

  

Rumores

 

 

He oído decir que hay una playa, la más hermosa,
la más azucarada. La playa del más.

Y en ella viven cangrejos también. No me lo han dicho,
pero se sobrentiende, porque de no ser así, no

me hubieran hecho el cuento de la playa del más.
Me hubiese herido el que me pintaran ese cuadrito de cocoteros

curveados y oleaje turquesa, de caracoles estrafalarios
y piernas tostadas. Tiene que haber cangrejos también.

Aclaro: estoy contento aquí. Esta playa, de piedra
y uva caleta, no está mal. Está, al menos, limpia de cuentos.