"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 27 de agosto de 2017
PIEDAD BONNETT
El forastero
Otra vez ha llegado el arrogante amor sin anuncio
y se ha instalado aquí
donde tu nombre comienza a ser un árbol
que me da sombra con sus siete letras
sin permiso sin prisa -con un rostro tan nuevo
que no conocí sus ojos antiquísimos
sus garras de milano
su paciencia-
ha dado órdenes para que el sol alumbre
y ha clavado su espuela
aquí donde tus ojos me pierden y me ganan
aquí donde tu voz
donde tu mano
lustra la piel de este animal que tiembla
hirsuto y tan hermoso
que ahora es guerrero el sueño al que despierto
mientras la muerte huye
de nuevo estoy a salvo
Otra vez ha llegado el arrogante amor sin anuncio
y se ha instalado aquí
donde tu nombre comienza a ser un árbol
que me da sombra con sus siete letras
sin permiso sin prisa -con un rostro tan nuevo
que no conocí sus ojos antiquísimos
sus garras de milano
su paciencia-
ha dado órdenes para que el sol alumbre
y ha clavado su espuela
aquí donde tus ojos me pierden y me ganan
aquí donde tu voz
donde tu mano
lustra la piel de este animal que tiembla
hirsuto y tan hermoso
que ahora es guerrero el sueño al que despierto
mientras la muerte huye
de nuevo estoy a salvo
De: "Ese animal triste"
FERNANDO CHARRY LARA
Qué día
de silencio enamorado
vive en mi gesto vago y en mi frente.
Qué día de nostalgia suavemente
solloza amor al corazón cansado.
vive en mi gesto vago y en mi frente.
Qué día de nostalgia suavemente
solloza amor al corazón cansado.
Alta,
dulce, distante, se ha callado
tu nombre en mi voz fiel, pero presente
su turbia luz mi soledad lo siente
en todo lo que existe y ha soñado.
tu nombre en mi voz fiel, pero presente
su turbia luz mi soledad lo siente
en todo lo que existe y ha soñado.
En la
tarde vagando, voluptuoso
de horizontes sin fin, la lejanía
me envuelve en tu recuerdo silencioso.
de horizontes sin fin, la lejanía
me envuelve en tu recuerdo silencioso.
Claros
cabellos, cuerpo, ojos lejanos,
pálidos hombros. Oh, si en este día
tuviera yo tu mano entre mis manos.
pálidos hombros. Oh, si en este día
tuviera yo tu mano entre mis manos.
MARCELO DANIEL FERRER
Sacúdese
la vida ante el misterio de las flores.
Belleza que alardea perfumes placebos
Y cromática sinfonía que trasforma paisajes.
Belleza que alardea perfumes placebos
Y cromática sinfonía que trasforma paisajes.
Del
monocromo a la diversidad
Y de la vastedad a lo insignificante... tremendo viaje.
Y de la vastedad a lo insignificante... tremendo viaje.
¿Cabe
un pensamiento en un pétalo?
La
existencia es un instante
Y cada silencio un diálogo con ángeles.
Y cada silencio un diálogo con ángeles.
¿Serán
las flores llaves o portales?
Sacúdese
la vida ante el misterio de las flores
Que perfuman el paisaje.
Que perfuman el paisaje.
RAMÓN VALDEZ
Todavía
Todavía
Soy un poeta humilde
Todavía soy un poeta
Desconocido
Todavía
No he escrito
Nada maravilloso
Nada extraordinario
Nada que se parezca
A una obra de arte
Pero tengo un buen
Justificativo
Todavía
Todavía
No te he visto pasar.
Soy un poeta humilde
Todavía soy un poeta
Desconocido
Todavía
No he escrito
Nada maravilloso
Nada extraordinario
Nada que se parezca
A una obra de arte
Pero tengo un buen
Justificativo
Todavía
Todavía
No te he visto pasar.
JUAN CARLOS SUÑEN
Tan
sólo unas semanas y algo hurga
sin pasado en la tierra,
solo y de buen humor en los pulgares
del domingo; aunque siga
volviéndose sin causa
cuando es la voz pequeña la que llama.
Bajo los soportales
las mujeres pasean con los hijos del año
de la sequía, se paran
para ofrecerlos aún no horripilados
a la mueca del hombre. Que hablaría
bajito, muy bajito,
en el dialecto del dolor; pero hace
sonar sus llaves.
sin pasado en la tierra,
solo y de buen humor en los pulgares
del domingo; aunque siga
volviéndose sin causa
cuando es la voz pequeña la que llama.
Bajo los soportales
las mujeres pasean con los hijos del año
de la sequía, se paran
para ofrecerlos aún no horripilados
a la mueca del hombre. Que hablaría
bajito, muy bajito,
en el dialecto del dolor; pero hace
sonar sus llaves.
De: "El hombro izquierdo"
EDITH SÖDERGRAN
El lago del bosque
Yo estaba sola en la soleada orilla
de un lago azul pálido del bosque,
en el cielo flotaba una nube solitaria
y en el agua una isla solitaria.
El dulzor de la canícula
de cada árbol goteó con perlas,
y en mi corazón abierto
se deslizó una gota pequeña.
Yo estaba sola en la soleada orilla
de un lago azul pálido del bosque,
en el cielo flotaba una nube solitaria
y en el agua una isla solitaria.
El dulzor de la canícula
de cada árbol goteó con perlas,
y en mi corazón abierto
se deslizó una gota pequeña.
Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen
Suscribirse a:
Entradas (Atom)