"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 13 de abril de 2025
JORGE ARTURO MORA
El
viento habla por los niños que fuimos algún día
Y
mientras vos te quedás pensando en cómo se ve el atardecer desde la montaña
Yo
me quedaré bosque adentro
Prohibiendo
el paso de los gigantes
SOFÍA GÓMEZ PISA
1.
en
el futuro
los drones lo habrán copado todo
fácil para ellos pues siguieron
desde hace años
todos nuestros movimientos
inclusive los bancarios
drones y repartidores de pedidos ya
llenan ahora las calles de luces y velocidad
los humanos refugiados en sus casas
miran al sol solo al atardecer
momento en que la ardentía del clima
que cubre la tierra, baja
y entonces salen de sus oficinas
con delicados movimientos de yoga
ALVIE MOUZITA
Alborada
para Rosière
Como
el vuelo de los fuegos hacia las islas del atardecer,
tus
encantos me han guiado a un dulce reposo
¡Rosière!
En tus labios muere mi única avidez,
dado
que el hastío me derrama en un deseo nebuloso.
Deposito,
en tus jardines, mis lágrimas de otro tiempo;
y de
tu dulzor, mis suspiros negros perderán la fe.
Pero
en la lluvia del olvido donde nuestras sombras se extravían,
vendré,
céfiro, a rozar tus miradas.
¡Mírame
desamparado, pobre, pájaro naufragado!
a tu
corazón le digo: ya no puedo nadar…
acude
con tus profundos latidos a mi alma,
acude,
acude. Y sácame de estas infames aguas.
El
amor me ha mordido, solo tú puedes curarme;
Y
esta noche, tus flores hacen que mi dolor perezca.
IMMA SCHIENA
El
abrigo
hacía
frío
aquel
invierno nevado.
Estaban
los campos cubiertos de nieve
como
algodón de azúcar,
por
los ríos corría leche blanca, helada.
guardada
en el refrigerador
esperaba
al sol.
como
el óxido sobre el hierro.
el
mundo ignaro de mí me cubría.
yo
me lo ponía como un abrigo frío,
largo
viaje de solo ida.
Versión
de Antonio Nazzaro
OLGA AZABAL D.
¿Y
si nos equivocamos al huir?
Si ya estamos aquí
vamos a dejarnos anegar
por el espanto.
Yo creo, Madre,
que si nos sale por los ojos
ya no querrá jugar con nosotras.
Dicen,
que le divierte el desconcierto,
que si cedemos al frío
el olvido soplará desde el interior.
Respirarás tú,
respiraré yo
y la Montaña
velará por nosotras.
De: “Un
silencio blanco”
ANA BLANDIANA
¿Recuerdas
la playa?
¿Recuerdas
la playa
revestida
de cristales amargos
sobre
los que
no
podíamos caminar descalzos?
¿El
modo en que
mirabas
el mar
y
decías que me escuchabas?
¿Recuerdas
las
gaviotas histéricas
girando
en el tañido
de
campanas de iglesias invisibles
y
los peces como santos patrones,
el modo
en que
corriendo,
te alejabas
hacia
el mar
y me
gritabas que te hacía falta
distancia
para
contemplarme?
La
nieve
se
apagaba
enredada
entre las aves
en
el mar;
con
una desesperanza casi alegre
yo
miraba
tus
huellas en el mar
y el
mar se cerraba como un párpado
sobre
el ojo, dentro del cual yo esperaba.
De:
“Octubre, Noviembre, Diciembre”
Versión
de Viorica Patea y Natalia Carbajosa
CRISTINA NAREA
El
ritmo de una vida
Llevo
la ropa
descosida
de orillas
rasgada
de horizontes
que
un día ensoñé
tan
cerca.
La
piel va haciendo surcos honduras
como
el risco de Famara
–
donde guardamos el tesoro -,
precipicios
de un recuerdo cavado,
perforado
de memoria.
Mientras,
un pájaro
despluma
su ropaje
ante
mis ojos que miran
el
barranco.
Es
tiempo de mudas
de
cambio de plumaje,
sin
pelos de gato en el sofá.
Mi
pantalón gira
como
un ciclón en miniatura
en
el vientre de la lavadora
despojando
los restos
de
un pasado reciente
de
polyester y ecuaciones.
Y a
girar
con
el ritmo de una vida
que
solo respira, sigue y me desnuda.
De:
“El ritmo de una vida”