El
ritmo de una vida
Llevo
la ropa
descosida
de orillas
rasgada
de horizontes
que
un día ensoñé
tan
cerca.
La
piel va haciendo surcos honduras
como
el risco de Famara
–
donde guardamos el tesoro -,
precipicios
de un recuerdo cavado,
perforado
de memoria.
Mientras,
un pájaro
despluma
su ropaje
ante
mis ojos que miran
el
barranco.
Es
tiempo de mudas
de
cambio de plumaje,
sin
pelos de gato en el sofá.
Mi
pantalón gira
como
un ciclón en miniatura
en
el vientre de la lavadora
despojando
los restos
de
un pasado reciente
de
polyester y ecuaciones.
Y a
girar
con
el ritmo de una vida
que
solo respira, sigue y me desnuda.
De:
“El ritmo de una vida”
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