jueves, 16 de enero de 2025


 

ARMANDO URIBE ARCE

 

 

 

Críticas a la vida social

 

 

¿Y qué fue del chileno
viril, culto, vernáculo,
señor de alguna tierra,
que sabe algo de leyes,
tranquilo? Se acabó, estará enterrado:
ya no corren los trenes,
las cortinas de fierro ya se cierran,
la ciudad y los campos son como cementerio.

 

 

 

AGUSTÍN AGUILAR TAGLE

  


 

El sueño



Porque los sueños en crudo son, al menos en mi caso, materia incognoscible: apenas me despierto, el sueño se resquebraja poco a poco hasta que, primero, pierde sentido, y luego desaparece.

El sueño es soluble a la conciencia. El sueño es un nido de arañas, inquieto y ensimismado. El movimiento de las arañas produce, como en un calidoscopio de pelos y patas, las imágenes del sueño. Pero al volver en mí se activa un mecanismo que las alerta. Las arañas dejan de ser un solo cuerpo y huyen despavoridas, solas o en pequeñas familias, emigran a la tierra de irás y no volverás. Se dan generaciones, eso sí, de arañas parsimoniosas. Entonces, gracias a su lentitud, mantengo el recuerdo fragmentado de mis sueños hasta el mediodía.

 

 

ÁNGELA LEITE DE SOUZA

 

  


 

Treinta indulgencias...

 


 

Treinta indulgencias
cien jaculatorias.
Tantas penitencias
padres -nuestros y glorias
novenas patenas sotanas
y credos y cruces y salves
en las capillas de las grandes grutas
entre los oros de las matrices...
Pero Dios, el Verbo en persona,
¿resuena en la voz de las campanas?
Y las almas, ¿se sienten felices?

 

MARIALUZ ALBUJA BAYAS

 

  

 

Definición

 



Para ser pájaro hay que serlo.

Subestimar la contundencia de dos alas

es ignorar la gravedad (aunque incumplirla

no sea siempre transgredir).

Pero no basta con las alas o las plumas

o con las láminas de un pico

o con ser parte de un linaje del Jurásico

(ahí van los pollos por la vida, los pingüinos, los ñandús…)

como tampoco es suficiente con volar

(ahí van los bichos migratorios o la ardilla siberiana

que apenas flota entre los pliegues de la piel).

 

Para ser pájaro hay que serlo

en la desnuda aparición que no sospecha de sí misma.

De nada sirve precisar con el lenguaje.

-Ahí van los pájaros.

-¿Lo son?

 

 

 

De: “Doble filo”

 

ENRIQUE SOLINAS

 

 


 

El tiempo

 



Guardo en mi corazón el recuerdo
del último diluvio.
Allí vivieron,
siempre, 
el dolor y la alegría 
de lo que ya no está.

 

Vuélvete, vuélvete tiempo
a tu guarida 
de otoño,
transfórmate en capullo,
gusano de seda,
triste candor,
destierro,
hojas de mora.

 

Para que le concedas a mi voz
las imágenes perdidas
de la infancia en silencio.

 

Para poder mirar 
el mundo

con los ojos abiertos 
y así sentir 

el pequeño canto

de los desaparecidos en mi rostro.

 

 

BARBARA KLICKA

 

 

 

Sé de allá, no seas de allá

 



Cuidado, hermana: el tiempo se sienta en el hombro hasta que me a un susto. No hay día tan largo como si llevaras el sol para una ruta exagerada. Y ahora mira: los minutos corrieron bajo el bosque de coníferas,

 

un balcón de uvas, un sillón de rayas suaves. Inclinabas la cabeza, volcabas en el vacío. Éramos demasiado en aterrizajes suaves, no éramos suficientes como para una historia
posterior.

 

Cuidado, querida: te fuiste de casa y moriste en el camino. ¿Qué hace uno entonces: bozal sin barrotes, recoveco sangriento? Era diciembre, golondrina, la primera helada en los pastos.

 

Te trajiste de allá

en tus dedos

huellas de los dientes.