miércoles, 14 de octubre de 2015

ALBERTO GIRRI




Que tu mirada vaya...



Que tu mirada vaya
dejando de separar
impresiones sensibles, afectivas,
de las meras formas,
                      y resbale, no coherente,
a despojar de relieve lo que encuentre,

                    indicaría cómo pierdes
el dominio sobre ella,
                            paralizado también
tu cuerpo en lo que hasta ahora fue:
                               manifestación y participación,
                    y en suspenso
la rutina del hablar y el pensar,
la exigencia de que hablar
y no pensar no se puede,
                               ni pensar callando.

Y más aun haría patente
un empezar a abandonarte
a lo suelto y espontáneo
como viento, como corriente,
                               viento y corriente,
no ya situaciones fijas, inmovilidad objetiva,

no ya dilemas,
                                sino un calmo estar
en el que te permitas verte
cazando pájaros con redes,
liebres con gestos,
                                irreflexivamente.




MARCELO DANIEL FERRER







¿Te han acariciado sin rozarte la piel?

Irradia el ser destellos,
¿Humanos?
Inmanejables... irrazonables.
Suspiros enérgicos del material...
Del que está hecha la vida.

¿Qué insubordina tanta magia dormida?
¿Borrascas de otras vidas?
¿Es la sabiduría del alma
Irrumpiendo la monotonía?

Inanunciado anónimo segundo
Que une el origen y el fin y el todo
Desbordando destellos
Que decapitan las astas agudas
Del portal de la piel.

Brilla la mirada
Se tensa la palma morando su entraña,
No roza sustancia.
Acelera el ritmo el pecho...
Se detiene el tiempo.
Alguien,
Lejos,
Toca tu cuerpo.



RAMÓN VALDEZ







Picoteando la cáscara
De algún viejo recuerdo
Con la lluvia de abril
Nacerá mi poema
Le pondré mil colores
Los más puros y claros
Una música tenue
Y un perfume de nardos.

Como una luciérnaga
Brillará titilando
Y subirá por los aires
Escapando de mi alma
Se estirarán mis manos
Sin poder alcanzarlo,
Se quedarán mis labios
Como siempre rogando:

Que una estrella lo guíe
Que lo lleve a tu lado,
Pues si tú lo encontraras,
Si llegas a escucharlo
Mi poema de abril
Quizá viva hasta mayo.


BLANCA ANDREU




Marina del color del amor



Eres la estrofa azul, el poema verde
que mi amor me recita con su sonrisa roja
que me canta mi amor
con alma gigantesca y dedos negros.

Eres el verso azul inacabable
hecho de estrellas y de cielo líquido
sembrado de naranjas y de lunas
donde ata mi amor sus pensamientos.


"El sueño oscuro"



LAUREANO ALBÁN





A Francisco Brines




Cuando ya no te queda sino el viento
segado en una mano
y en la otra la luz arde callando,
pues lo has gozado todo, sin quererlo,
como un niño perdido en una fiesta,
y el mundo pende de tus ojos,
sueño vencido por el tiempo,
y te puedes morir transfigurado
sin despertar ni una oración ni un pájaro.

Ya has ganado el silencio,
no el corrupto, el pedestre silencio del olvido,
sino el alma mayor de las palabras
gastadas totalmente.

Has pasado el umbral
y habitas la sagrada zona última.

Has llegado hasta el límite indefenso,
a la altura agotada por los vuelos.
Y debes sonreír, como una máscara
que sube al sacrificio,
siendo temor, difusa pesadumbre
de sueñor que se adentran en la muerte.

Cierras los ojos y entras como un niño
a los lentos rescoldos del otoño,
más allá de lo puro y lo destruído,
salvado tras el último silencio.


LORENZO OLIVAN




Presa fácil



Tu sueño forma un quieto remolino
que absorbe lo que cae en su constante
girar sobre sí mismo y lo conduce al centro
de su propia espiral vertiginosa.
Sobre la superficie de tu cuerpo
dormido, hay un abismo a flor de piel.
Eres materia, forma resaltada,
pero, a la vez, lejos de ti te ahondas.
Así te quiero, intensa cifra oscura
de ese misterio que te sobrepasa,
imagen fiel de la contradicción,
aire y plomada, horizonte y roca.
Detrás, detrás del indefenso aspecto
de tu belleza hay el mayor peligro
al que unos ojos pueden asomarse:
pareces presa fácil, cazadora.
Ya he caído en tu trampa, sobre el borde
del mirador que eres, sólo veo
tu vértigo, los círculos que trazas
en tomo a mí, tus envolventes órbitas.


Puntos de fuga