Que tu mirada vaya...
Que tu mirada vaya
dejando de separar
impresiones sensibles, afectivas,
de las meras formas,
y resbale, no coherente,
a despojar de relieve lo que encuentre,
indicaría cómo pierdes
el dominio sobre ella,
paralizado también
tu cuerpo en lo que hasta ahora fue:
manifestación y participación,
y en suspenso
la rutina del hablar y el pensar,
la exigencia de que hablar
y no pensar no se puede,
ni pensar callando.
Y más aun haría patente
un empezar a abandonarte
a lo suelto y espontáneo
como viento, como corriente,
viento y corriente,
no ya situaciones fijas, inmovilidad objetiva,
no ya dilemas,
sino un calmo estar
en el que te permitas verte
cazando pájaros con redes,
liebres con gestos,
irreflexivamente.
Que tu mirada vaya
dejando de separar
impresiones sensibles, afectivas,
de las meras formas,
y resbale, no coherente,
a despojar de relieve lo que encuentre,
indicaría cómo pierdes
el dominio sobre ella,
paralizado también
tu cuerpo en lo que hasta ahora fue:
manifestación y participación,
y en suspenso
la rutina del hablar y el pensar,
la exigencia de que hablar
y no pensar no se puede,
ni pensar callando.
Y más aun haría patente
un empezar a abandonarte
a lo suelto y espontáneo
como viento, como corriente,
viento y corriente,
no ya situaciones fijas, inmovilidad objetiva,
no ya dilemas,
sino un calmo estar
en el que te permitas verte
cazando pájaros con redes,
liebres con gestos,
irreflexivamente.
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