"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 25 de octubre de 2019
JULIO TRUJILLO
Hacia el germen
La
sangre me lo dice:
no
hay reposo,
los
cuerpos son una espiral
que
el tiempo expande.
Girar,
todo es girar hacia un afuera
que
es aquí,
una
tarde cualquiera.
Las
cosas son su propio estuario:
en
ellas mismas desembocan.
Allá
en el fondo está la yema
del
origen,
¿no
participa la espiral de su comienzo?,
¿acaso
puedo desandar
y
difundirme?
Todo
lo congregado por la vista
—los
ojos del pensar—
se
vuelca hacia su germen:
la
astilla a punto de nada,
la
casi aire,
se
enfila anónima y veloz
y
más allá de sus costillas
busca
el brote,
la
tabla hospitalaria,
el
manantial de savia aquél
para
saciarse;
este
papel
—absorto—
empuja
apenas pero avanza
y
su ala lenta indaga
densas
provincias de algodón,
inmensos
arrozales,
océanos
de hilaza sofocante,
y
tanto andar
para
en la punta de su ovillo proclamarse;
la
casa en la que escribo
—lenta,
como
un reptil que sueña
en
el periplo del sol
sobre
su lomo—
ha
ido rotando en pos del horno que gobierna
el
feliz cocimiento
de
su arcilla;
¡el
vaso!,
se
vierte en sí
para
colmar su sed de sílice,
quiere
verse en el ojo de la fibra,
en
su profunda gran pupila
congelada
en
el asombro de lo pétreo
(el
vaso se levanta porque gira
tras
el iris,
que
si no fuera una vorágine tan limpia
un
soplo bastaría para estrellarlo);
y
yo no soy sino aspa de mí mismo,
acantilado
que
da en el desnacer,
carrera
hacia el ombligo
—¡isla
que anuda vida y muerte
y
crea la cima,
la
cresta de la cresta
en
donde no transcurre nada!
El
centro es el origen de las cosas,
por
él
la
fuga inevitable
no
hace de ellas un racimo
de
aire
—y
de nosotros el recuerdo de una sombra—,
un
dispersarse errante
como
polen inútil,
como
el fragmento del fragmento
de
un añico
que
muere.
ADRIENNE RICH
Traducciones
De una mujer
de mi edad o quizá más joven
me muestras poemas
traducidos de tu lengua
Hay ciertas palabras: enemiga, horno, dolor
suficientes para convencerme
que es una mujer de mi tiempo
Obsesionada
por el Amor, nuestro tema:
lo hemos tejido como yedra a nuestros muros
cocido en el horno como pan
cargado como plomo en los tobillos
visto con binoculares
como si fuera helicóptero
trayendo alimento a nuestra hambre
o el satélite
de un poder hostil
Comienzo a ver a esa mujer
haciendo cosas: cocinando el arroz
planchando la falda
pasando a máquina un manuscrito hasta el alba
intentando llamar
desde una cabina
En el cuarto de un hombre
el teléfono suena sin respuesta
y le oye decir
“No te preocupes”, “Se cansará”.
Le oye contar su historia a su hermana
que se vuelve enemiga
y que en su propio tiempo velará
su propio camino hacia el dolor
ignorante que ese camino atroz
es compartido, innecesario
y político.
ROBERT LOWELL
El adiós de Santayana a sus enfermeras
El espíritu da vida; ¿matarán sus epístolas
al excéntrico quieto, si por deseo del cielo
halló a la Iglesia demasiado buena para ser cierta?
“Morirás”, responden las Hermanas, “tal y como viviste”.
Uno se pregunta cómo adivinaron lo que escribí
o si las monjas eran demasiado pragmáticas
para seguir alimentando la ilusión. Creyendo que Pablo,
el más abyecto de los hombres, hubiese errado el blanco
al predicar que la verdad era sólo lo asido por su mano,
le cedí el alma al Evangelio insondable;
de mi discurso, la esencia derivó corazón y paisaje.
Al morir, me imaginé acosado por las Hermanas Azules
revoloteando como gansos, silbando. “Roma debe dar
lo mejor”,
hasta que Curcio, armado, colme el hueco.
AKIKO YOSANO
La
joven veinteañera.
Fluye entre los dientes del peine
su cabellera negra.
La ostentosa juventud,
¡oh, maravilla!
Fluye entre los dientes del peine
su cabellera negra.
La ostentosa juventud,
¡oh, maravilla!
TADEUSZ RÓŻEWICZ
En la mitad de la vida
Después
del fin del mundo
después de mi propia muerte
me encontré en la mitad de la vida
construyéndome
construyendo la vida
los seres los animales los paisajes
después de mi propia muerte
me encontré en la mitad de la vida
construyéndome
construyendo la vida
los seres los animales los paisajes
esto
es una mesa —decía—
esto es una mesa
sobre la mesa pan y cuchillo
cuchillo para cortar pan
pan —alimento del hombre
esto es una mesa
sobre la mesa pan y cuchillo
cuchillo para cortar pan
pan —alimento del hombre
al
hombre hay que amarlo
—aprendía día y noche—
¿a quién debes amar?
yo contestaba: al hombre
—aprendía día y noche—
¿a quién debes amar?
yo contestaba: al hombre
esto
es una ventana —decía—
esto es una ventana
detrás de la ventana hay un jardín
en el jardín veo un manzano
el manzano florece
pierde flores
se forman frutas
maduran
esto es una ventana
detrás de la ventana hay un jardín
en el jardín veo un manzano
el manzano florece
pierde flores
se forman frutas
maduran
mi
padre arranca una manzana
el hombre que arrancó la manzana
es mi padre
me senté en el umbral
esta anciana que pasa
arrastrando una cabra amarrada
vale más que siete maravillas del mundo
el hombre que arrancó la manzana
es mi padre
me senté en el umbral
esta anciana que pasa
arrastrando una cabra amarrada
vale más que siete maravillas del mundo
quien
piensa y siente
lo contrario
asesina a la humanidad
lo contrario
asesina a la humanidad
esto
es el hombre
árbol esto es
pan
árbol esto es
pan
los
humanos comen para vivir
—me estaba repitiendo—
la vida humana es importante
la vida humana tiene peso
el peso de la vida
vale más que todas las cosas
creadas por los seres humanos
el hombre es un tesoro —insistía—
—me estaba repitiendo—
la vida humana es importante
la vida humana tiene peso
el peso de la vida
vale más que todas las cosas
creadas por los seres humanos
el hombre es un tesoro —insistía—
esto
es agua —acariciaba
su superficie con las manos
dialogaba con el río
agua —decía—
agua buena
soy yo
su superficie con las manos
dialogaba con el río
agua —decía—
agua buena
soy yo
el
hombre le hablaba al agua
le hablaba a la luna
a las flores de la lluvia
a la tierra bajo sus pies
a los pájaros
y al cielo
le hablaba a la luna
a las flores de la lluvia
a la tierra bajo sus pies
a los pájaros
y al cielo
no
le contestaba el cielo
se quedó callada la tierra
si oyes una voz
brotando
de la tierra de los ríos del cielo
es una voz gemela
del otro
se quedó callada la tierra
si oyes una voz
brotando
de la tierra de los ríos del cielo
es una voz gemela
del otro
MARTÍN ADÁN
Cincel
El
pétalo, que palpita,
Entallando intensidad,
Tiró a brío y brevedad
La materia hermafrodita.
Sexo de forma infinita,
En un ejemplo que crece,
Va a perecer do perece:
Con millonésimo escorzo,
Curvo y crispado en un torso,
Mútilo de belvedere.
Entallando intensidad,
Tiró a brío y brevedad
La materia hermafrodita.
Sexo de forma infinita,
En un ejemplo que crece,
Va a perecer do perece:
Con millonésimo escorzo,
Curvo y crispado en un torso,
Mútilo de belvedere.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)