lunes, 16 de febrero de 2015

FRANCISCO ÁLVAREZ


 

Tus manos

 

Ah, las manos, tus manos, cómo extraño
la suavidad, la firme contextura,
su roce de caderas y cintura,
y los sondeos íntimos del baño.

Intento duplicar cada peldaño
trepando palmo a palmo mi estatura,
y al ver que no eres tú quien lo procura
me siento causa de mi propio engaño.  

Vuelvan tus manos, ráfagas febriles,
a alborotar mis senos juveniles,
a suscitar sobre mi piel temblores.  

Toca, acaricia, explora, roza, exprime,
que el cuerpo clama cuando el alma gime,
y mis gemidos son desgarradores.

 

ALBERTO ÁNGEL MONTOYA


 

A ti


 

Como la fruta original tú tienes
duplicidad de hieles y panales.
Eres todos los Males y los Bienes,
sin saber de los Bienes y los Males.

Buscando paraísos terrenales,
discurrí por tus núbiles edenes,
y al hollar de vaivenes tus rosales
hallé todos los males y los Bienes.

Al amparo de signos augurales,
diademó la inocencia de tus sienes
un gajo de las ciencias primordiales;

y, así, otra vez, a mi reclamo vienes,
trayendo en tu querer todos los Bienes,
y en tu beso fatal, todos los Males.

 

AMALIA IGLESIAS


 

Cavar una fosa...

 

Cavar una fosa.
Edificar una casa.

Sobre las ruinas de las ruinas,
ahora y siempre por los siglos de los siglos,
la vida siempre en obras.

Un basurero atesora
la indiferente memoria de los días.
Quién reciclará nuestros despojos,
quién regalará fascículos
con nuestra colección de instantes,
qué teletipos darán noticia
de la simulación de un sueño,
quién archivará cuidadosamente nuestros nombres
y hará el penúltimo inventario,
en qué autopista o hiperespacio habitaremos.

Qué Internet hacia Dios por si lo escucha.

Entre derribo y derribo,
cavar una casa,
edificar una fosa.

 
De "Dados y dudas"

 

 

BLANCA ANDREU

 


Cómo me parecerá extraño el aire que me envuelve...

 
 
Cómo me parecerá extraño el aire que me envuelve,
cómo será así extraño,
cuando tú ya no estés,
la catedral del día,
el claustro que condensa la gran edad de la luz
y el carácter de las tormentas.

Amor mío, amor mío, tú sin día para ti,
enjambrado entre espejos y entre las cosas malas,
muerta la plata trascendental
y las ya antiguas anémonas de égloga,
muerta esta versión, que ahora oscuro, y declino, para leerla, más joven.

Amor mío de nunca, afiebrado y pacífico,
versos para el pequeño pulpo de la muerte,
versos para la muerte rara que hace la travesía de los teléfonos,
para mi mente debelada versos, para el circuito del violín,
para el circuito de la garza,
para el confín del sur, del sueño,
versos que no me asilen ni sean causa de vida,
que no me den la dulce serpiente umbilical
ni la sala glucosa del útero.

 
De "El sueño oscuro"

 

RAFAEL ESPEJO

 

Buenos días, noche

 
 
De buen amar se vuelve
magullado y hambriento,
con sabor en la lengua a carne cruda.

El suelo se amortigua,
los caminos convergen, silba el aire.

Agradecido así,
con sonrisa imantada
por el impulso mismo que iza al árbol
al sol,
tarareando:

no puedo amarte más, no soy tan físico.

 
De "Nos han dejado solos"

 

 


BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO


 

Adiós

  

Adiós la casa blanca que albergó un año entero
entre sus cuatro muros el amor verdadero.

Adiós campos extensos, polvorientos caminos.
Adiós los pobres ranchos de los pobres vecinos.

Adiós los trigos de oro, adiós verdes maizales,
las refinadas hierbas, los bravos pajonales...

Adiós toros y vacas, adiós caballos, yeguas...
El tren nos va a llevar a muchísimas leguas.

Sé que soy un ingrato, casa mía, al dejarte.
La paz que hube en tu seno no la habré en otra parte.

Más regalada mesa no la tendré en mi vida,
ni en noche más oscura la cama más mullida.

En vano me sonríe, tímida, la Esperanza.
La angustia que me oprime, ¡oh, casa!, es tu venganza.