lunes, 16 de febrero de 2015

FRANCISCO ÁLVAREZ


 

Tus manos

 

Ah, las manos, tus manos, cómo extraño
la suavidad, la firme contextura,
su roce de caderas y cintura,
y los sondeos íntimos del baño.

Intento duplicar cada peldaño
trepando palmo a palmo mi estatura,
y al ver que no eres tú quien lo procura
me siento causa de mi propio engaño.  

Vuelvan tus manos, ráfagas febriles,
a alborotar mis senos juveniles,
a suscitar sobre mi piel temblores.  

Toca, acaricia, explora, roza, exprime,
que el cuerpo clama cuando el alma gime,
y mis gemidos son desgarradores.

 

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