"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 15 de septiembre de 2021
FRANCISCO VÉJAR
Reiterada
lámina de álbum
(Restaurante Miramar, Quintay, Septiembre de 1998)
Es
grato caminar solo por la playa
y empaparse de los fraseos de Charles Mingus,
hundiendo el sol en cualquier bolsillo de la camisa,
con sólo desearlo. Un estilo de vida perdido
para algunos amigos de la ciudad. Me imagino,
a personajes como ellos, buscando su imagen frente al mar.
-En
fin- es grato caminar para sólo ver el oleaje
y las rompientes y las huellas de las aves,
acompañado de un libro de Douglas Dunnn
y una luna recién inventada.
DIMITRIS ANGELÍS
Secuencia
Si
abrieras la ventana
Un árbol sufrirá el otoño
Un paseante sacudirá las hojas amarillas
de su mochila
Y se volverá, dudoso, a mirar sus ramas
Una gata trepará desde esas ramas a la habitación
Y te dejará sobre tu mesa un canario muerto
Castigarás a la gata y resucitarás al canario
Castigarás al árbol y echarás un ojo
al paseante que por casualidad soy yo
- si abrieras la ventana
Ah, sólo si abrieras la ventana
Tantas horas me siento y espero
Que me ilumines
De:
"Siempre llueve en la cabeza del perro"
ANNA AYANOGLOU
Bastarda
Además
de a los ignaros
debo enfrentarme a los bienintencionados
que se atribuyen el derecho de perfilar los reflejos
cuya incultura les asigna parentesco
hasta que las realidades con sus entramados
vienen a molestarlos
y
hay espinas
— mis raíces intrusivas
aguantad a la inapropiada, a la inconveniente
que apenas sabe expresarse
que viene tan poco, siempre muy tarde
aguantadla, sin rencor, sin piedad
y
por favor, todos vosotros, no os molestéis más
en contarme mi historia.
Versión
de Caty Fernández Utiel
FRÉDÉRIC FORTE
pero aquí estás diciendo que no se puede
contar con la lluvia/y cada vez
que doy con una palabra
que me conviene la pongo ahí-no es
complicado o a veces sí
realmente no sé por qué/siempre
hay vacíos que llenar
-alguien en otra parte despeja el camino
para que aquí llueva algo
Versión
de Audomaro Hidalgo
MEGHAN O’ROURKE
2
El
estanque cerca de la casa en Maine
donde vivimos por un año
para “alejarnos” de la
ciudad
el estanque
al que venían los
patinadores
los sábados,
rojas
bufandas a
través de la blanca nieve,
voces que se acercaban y se distanciaban,
árboles contra las nubes. Tratar de vivir
de la tierra por un tiempo. Muy duro
terminó diciendo mi padre. ¿Qué dijo?
Olvídalo no estabas
escuchando Vestía
overoles de pescador muchos días y apestaba a tripas.
Nuestros gritos escapaban, los verdes botes de basura
orillados junto a la blanquecina cicatriz del estanque,
tantos días como secretos a punto de ser
divulgados…
Blanca nieve;
apestar a tripas de pescado pero tratando
de
vivir:
el estanque cerca de la casa
y el sonido de
voces
que se acercan.
Al envejecer te distrajiste, endeudado.
En el hospital al lado de mi madre
las
máquinas
pitaban
los largos hilos del monitor cardiaco,
recayentes parábolas.
No vale la pena morir por
esto dijo ella.
¿Qué quiso decir? Hinchadas cáscaras, las resecas pardas
vainas de las semillas que usábamos para apretarnos las narices
y patinar dándonos aires.
Luego los libros abrieron
sus páginas y con nuestras rojas
bufandas de lana al viento y los corazones
alguna vez invisibles de los Freezy Freakies¹
enrojeciéndose nos perdíamos en el frío.
Botellas de Evian rozando la verja de eslabones metálicos.
Ya se ha ido esa manera lo verde
los aviones como flechas hacia el silencio envolturas de chicle
que resbalan hacia el suelo.
¡Oh salvaje viento del Poniente
sé nuestro amigo
y llévate la basura!
Sálvanos del
montón que hemos hecho
Basta dijo mi
madre
Deja de preocuparte
por el futuro, no
nos pertenece y no le pertenecemos.
De:
“Días de Sun In” ²
Versión
de Gerardo Cárdenas
1.-
Freezy
Freakies se refiere a una marca de guantes para la nieve que solo se fabricaron
en los Estados Unidos durante los años 80 y que, expuestos a temperaturas bajo
cero, revelaban colores y diseños específicos.
2.-
Sun In es el nombre de un popular producto cosmético para clarificar el
cabello.
FRANCISCO RUIZ UDIEL
Casa
de jengibre
—Versión
libre de Hansel y Gretel—
Antes
de emprender el viaje
tomé el único trozo de pan sobrante de la cesta de mimbre,
duro pan de olvido que arrojé en migajas
para iluminar el sendero.
Más
allá, en la espesura,
donde hay ramas que languidecen,
niebla esparcida del bostezo en las bocas de los árboles,
lancé algunos mendrugos cual luciérnagas desterradas
hacia cualquier parte.
Y ya
perdido, definitivamente perdido con mi corazón
de leñador que transita en la humedad del bosque,
decidí dormir un poco
para soñar que el Diablo me ofrecía piedras,
y así, convertirlas en algún bocado.
Pero
el sueño es tarde que apacigua al trigo,
y cuando desperté, la ausencia recorría,
como el agua,
aquel camino que un día conoció el pan.
Tras
de mí no queda nada:
sólo un aleteo de sombras
y el ruido de pájaros insomnes que, hambrientos,
van borrando mis huellas.
De:
“Memorias del agua”