domingo, 4 de agosto de 2019


ROBINSON QUINTERO





El poeta da otra vuelta a su doble



Un doble que no lleva la contraria
no es un buen par
Hoy por ejemplo
mi doble me suelta que es él
el principal autor
de estos versos que escribo
–Soy yo quien surte la tónica
quien hace fluir el ritmo
y pone  el tema–
recuerda
Los poemas hablan por ambos
le soplo al oído
Yo hago la primera voz:
la segunda –por lo bajo– es tuya
Mi doble –azuzado– se resiste
No se come el cuento
y chista y rechista:
–Yo pongo la revelación sin esfuerzo
la frase que respira
la memoria que canta–
Tómalo de esta manera
–le aclaro–:
yo cuido la forma
la palabra precisa
tallo la evidencia
transpiro el oficio
Yo pongo la palabra que no esperas
la que antes no había
–insiste–:
soy el rumor del día


ANTONIO ALIBERTI





Saludo al amigo

                                                            A Roberto Santoro



No es que a veces me olvide,
sólo que hoy te recuerdo más,
y no resisto a la vieja costumbre de saludarte;
decirte por ejemplo que aquí estoy,
con mis castillos de arena intactos
(cuando sopla fuerte el viento, uno sopla más);
con dos hijos que crecen como el abrazo
que guardo en el pecho desde aquel día;
que nadie ha borrado tu nombre
y sigue habiendo una silla
con las formas de tu cuerpo y tu calor.
(Si alguien dijera que no estás, ¿qué probaría?
Puede más tu voz, como una herida que no tiene cura).
        Para cuando vuelvas
-en un cuarto del mundo-
se encenderá otra vez la mesa
para reanudar la charla que dejamos inconclusa:
ambos nos miraremos desde ventanas abiertas.
No falta mucho: al irte, no dijiste adios.

Serenidad

Amo la serenidad de ciertas horas,
polvo de eternidad,
taciturna belleza que hay en ciertas tardes
que duermen como niño en su cuna.

No hay símbolos,
sólo voces que suben a la ventana
y comentan su oficio de orfebrería,
de tierra removida bajo la semilla del cielo.
Bebo a pequeños sorbos la reiteración de la brisa
y siento pasar por mis dedos el tiempo,
como cuentas de un rosario.
          Hasta que la noche
cae a mis pies como pájaro ciego.


JOSUÉ VEGA LÓPEZ






kamikaze



como una gran hoja de afeitar
la luna
nos degüella la noche


De: “kamikaze”




RODRIGO PETRONIO





VIII



Un riesgo dorado. Un hilo de agua.
Una escama verde. La grama de mayo.
La constelación me ciñe con su arena.
El relámpago me entrega su corona.
Soy pobre. Nada tengo además del alma.
Esta mano ceniza. Este corazón de barro.
En vano palpo esta piel de luz.
Ofrenda al sol. A quien me mato.
  

De: “Dentro de la estrella blanca”

Versión Eduardo Langagne


DENISSE VEGA FARFÁN





Manos

                                                        If my craft is blest;
                                                              if this hand is as
accurate, as honest
as their carpenter’s
Walcott



Tienen mis manos las molduras de mi padre,
mas en ellas un viento sordo
construye su casa violenta a oscuras.
Adivino mejor, ahora que lucho con palabras
para encontrar el poema,
el cepillo de mi abuelo deslizándose
sobre la tosca madera recién cortada
hasta dejarla como el pómulo de un jacinto.
Persigo el camino del punzón sobre la piel de añosos árboles,
la figura que, al final, asciende a la superficie,
revelando su amordazado grito en la hondonada
-testigo de un origen proscrito a nuestra búsqueda-.
La labor de perforar en lo oscuro, duro e inflamable.
La destreza de detenerse cuando, del otro lado,
algo nos advierte del peligro de seguir acercándonos.
Muerto, cuando apenas dispuse de seis días
para intentar saludar al mundo,
sus manos son ahora un indescifrable tallado en el aire.
En pie siguen las puertas, las mesas, los muebles que hizo,
receptando el tedio y la ventura de las generaciones.


ALBERTO DESTEPHEN




  
A veces la voz necesita



unos oídos,                                                     
es el lenguaje,                                                 
                    del alma buscando el aire.                   
Es el agua de los besos,                                         
                                la estación al oasis incierto.