"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 1 de julio de 2019
ALBERTO DESTEPHEN
Paradoja
Mi mente no para su reloj
en la red de las comedias.
Vidrea la muerte
hilando,
despedazando el peso
que no soportan mis ojos.
En el eco de mi espasmo
explotan mis células.
Cámaras vigilan las rutas
donde es imposible reír con pureza.
Mi ropa es cómplice,
mis zapatos enemigos de la tierra.
No confío en el reflejo de la luna,
en mi desnudez luzco perfecto.
Mi mente no para su reloj
en la red de las comedias.
Vidrea la muerte
hilando,
despedazando el peso
que no soportan mis ojos.
En el eco de mi espasmo
explotan mis células.
Cámaras vigilan las rutas
donde es imposible reír con pureza.
Mi ropa es cómplice,
mis zapatos enemigos de la tierra.
No confío en el reflejo de la luna,
en mi desnudez luzco perfecto.
OTONIEL GUEVARA
Pena
Este
día me levanté desmesuradamente tarde
Miré mis manos
Indagué mi esqueleto
El horizonte no tenía sentido
El sol tostaba los techos de las casas
En la calle
ni los perros ni los panaderos quisieron relatarme
la manera en que murió el amanecer
Miré mis manos
Indagué mi esqueleto
El horizonte no tenía sentido
El sol tostaba los techos de las casas
En la calle
ni los perros ni los panaderos quisieron relatarme
la manera en que murió el amanecer
FABRICIO ESTRADA
Ojo de celda
No
hablo de calendarios
ni de cálculos suplicantes.
No hablo del sudor resbalando en el cuello,
ni del rasgo,
ni del monosílabo día.
Hablo del mismo que ve correr sus ojos
hacia el seno de las rameras;
hablo del codo opuesto
y de la claustrofóbica forma al contemplar.
Hablo de la ausencia,
del maldecir unánime y de las estatuas,
del territorio prohibido
y de los pies invasores.
Hablo de todo cuanto puedo:
del soslayado amor que pretenden las manos,
de la fría estrechez que soportan los dedos.
No hablo de honestidades
ni de amos
ni esclavos,
hablo tan sólo humano,
clínico,
tan vasto,
demencial entre dientes.
De: “Sextos de Lluvia”
ni de cálculos suplicantes.
No hablo del sudor resbalando en el cuello,
ni del rasgo,
ni del monosílabo día.
Hablo del mismo que ve correr sus ojos
hacia el seno de las rameras;
hablo del codo opuesto
y de la claustrofóbica forma al contemplar.
Hablo de la ausencia,
del maldecir unánime y de las estatuas,
del territorio prohibido
y de los pies invasores.
Hablo de todo cuanto puedo:
del soslayado amor que pretenden las manos,
de la fría estrechez que soportan los dedos.
No hablo de honestidades
ni de amos
ni esclavos,
hablo tan sólo humano,
clínico,
tan vasto,
demencial entre dientes.
De: “Sextos de Lluvia”
FRANCISCO AZUELA
Teotihuacán
I
I
Padres
toltecas
poseedores y adoradores de dioses,
santuario de reverencias
de vida y de muerte.
Pirámide de la Luna
Meztli Itzácual,
Pirámide del Sol
Tonatiuh Itzácual
de piedra volcánica y basalto
tepétatl - tezontli
sobre el camino de los muertos
Micaothtli
en el punto boreal
de meridianos y paralelos
entre cactus y magueyes sobre la colina.
poseedores y adoradores de dioses,
santuario de reverencias
de vida y de muerte.
Pirámide de la Luna
Meztli Itzácual,
Pirámide del Sol
Tonatiuh Itzácual
de piedra volcánica y basalto
tepétatl - tezontli
sobre el camino de los muertos
Micaothtli
en el punto boreal
de meridianos y paralelos
entre cactus y magueyes sobre la colina.
II
Con la imagen de cal y arena fina
la tierra se levanta sobre la llanura
Micoatl,
teocallis toltecas
de barro y piedras talladas
y láminas de oro,
sepulcros y altares de grandes reyes.
Templos consagrados a divinidades antiguas
y a observatorios donde el astrólogo
tonalpouhqui
dirige la mirada toda su vida.
III
En las horas misteriosas de fenómenos celestes
los sacerdotes y adivinos se dedican al culto
y a sus actos rituales
con augurios en el tonalpohualli
presintiendo confabulaciones,
la llegada de los invasores
y de sátrapas sobre el horizonte
donde corrió abundante la sangre
tras el talud desde la mira del último montículo,
tlatel,
el más alto del teocalli del Sol.
IV
También hubo monarcas despóticos
de impenetrable orgullo
sobre las masas despreciadas
haciendo del Valle prehispánico
un lugar de dolor y desolación.
V
En el vuelo de los tiempos
donde están escritos los códices náhuatl
y los huehuetlahtolli
como un testimonio de la palabra antigua,
donde hablaron los sabios tlamatini
y los poetas,
hay dos teotihuacanes sobre los basamentos,
allí bebieron la luz de su alma los aztecas
la luz de Tenochtitlán sobre la aurora
que vuelve a nuestras vidas
tallada en piedras de oro.
VI
Las creaciones de Quetzalcóatl,
el origen de los dioses
la tlacáyotl
“las cosas humanas”,
tlalticpacáyotl
“las cosas naturales”
como el tzoniztac,
extraño animal de cabeza blanca
destrozador de aves del Tuztlan.
VII
Piedras minerales
donde aparece la serpiente de obsidiana,
pájaros con plumas de colibrí,
plantas como el coznocnepalli
que el poeta rey Netzahualcóyotl
hizo cantar
con frutos de tunas amarillas
en su interior.
VIII
Naciones que poblaron las tierras del Anáhuac
fundadas por Tenoch
tuna de piedra
y el humo de los tiempos
con Cuauhtémoc torturado
Águila que desciende
flechada por la historia
entre el fuego y el agua que hierve
hasta nuestros días
como un poema que no ha terminado de escribirse
sobre la sangre de nuestros ancestros.
JAIME SILES
Daimon atopon (iii)
Por
ti la luz asciende a mediodía,
arena prolongada hasta mis labios,
hilo de tierra ardiente y presurosa
donde el espacio brota más intenso.
Es un géiser de espuma,
de interrumpida lava,
de paloma incompleta
que multiplica el aire en dimensión de voces.
Todo es música, nota, diapasón.
Hasta los cuerpos, en la nada, suenan.
arena prolongada hasta mis labios,
hilo de tierra ardiente y presurosa
donde el espacio brota más intenso.
Es un géiser de espuma,
de interrumpida lava,
de paloma incompleta
que multiplica el aire en dimensión de voces.
Todo es música, nota, diapasón.
Hasta los cuerpos, en la nada, suenan.
OTONIEL MARTÍNEZ
Volante
La
consigna es: fusilar
palabras, en detrimento
-o quizá provecho
de nuestro "rico lenguaje",
romperle el sexo al verbo,
descodificar el caos,
asestarle en suma
un golpe
en el trasero
a lo sublime.
palabras, en detrimento
-o quizá provecho
de nuestro "rico lenguaje",
romperle el sexo al verbo,
descodificar el caos,
asestarle en suma
un golpe
en el trasero
a lo sublime.
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