miércoles, 16 de mayo de 2012


CARLOS ÓRDENES





Aquella enmohecida luna...




Vuelve aquella enmohecida luna
que oculté bajo la almohada,
niño-cielo
montado en asombros.

Una puerta cerrada
me deshace los ojos. Un perro
se detiene
a lamer los talones de la noche.

Me encuentro en extraña selva y
escucho, comprendo:
la tierra es una sola guitarra
repleta de luciérnagas...


FRANCISCO ALVAREZ





Amor ausente



Fue un amor a distancia, absorbente y profundo,
que vertió luz intensa sobre mi estéril mundo.

Fue el clamor estentóreo de vibrante campana,
resucitando el eco de una pasión temprana.

Vino como una musa, recitando cantares,
filtrándose en mi arena, subiendo a mis altares.

La percibí a mi lado como una frágil rosa
abriéndome sus pétalos, ingenua y temblorosa.

Se me adentró en el alma, y navegó en mis venas,
arrasando a su paso mi muro y mis almenas.

Galvanizó mi entraña con la encendida furia
de una sed insaciable de candente lujuria.

La contemplé desnuda, dulce y acogedora,
agresiva y violenta, crepúsculo y aurora.

Depositó en mis labios sus labios, entregados
a amar con besos tenues y besos prolongados.

Y al acercar mi boca a los duros pezones
sentí el salvaje instinto de tigres y leones.

Sus muslos me ofrecían la invitación callada
de atravesar su carne al filo de mi espada.

Palpé su piel vibrante, su vientre estremecido,
y la humedad ardiente del recóndito nido.

Era un canto a la vida, manojo de temblores,
estallido en la sombra de ocultos interiores.

Y era el rumor alegre del agua entre las rocas,
y el clarín que se anuncia con esperanzas locas.

Y un firmamento cálido, envolviendo en su seno
el murmullo del aire y el rugido del trueno.

Y una lluvia ligera su ternura incesante,
y un huracán furioso sus pasiones de amante
Y al despertar del sueño que soñaba despierto,
sin haber recogido las rosas de su huerto,

abrumado del peso sentido en el instante,
maldije los amores del amante distante.


CARLOS BARRAL





Baño de doméstica



Entonces arrojaba
piedrecillas al agua jabonosa,
veía disolverse
la violada rúbrica de espuma,
bogar las islas y juntarse, envueltas
en un olor cordial o como un tibio
recuerdo de su risa.

¿Cuántas veces pudo ocurrir
lo que parece ahora tan extraño?
Debió de ser en tardes señaladas,
a la hora del sol,
cuando sestea la disciplina.

En seguida volvía
crujiendo en su uniforme almidonado
y miraba muy seria al habitante
que aún le sonreía
del otro lado de la tela metálica.

Vaciaba el barreño
sobre la grava del jardín.
                                            Burbujas
en la velluda piel de los geranios...

Su espléndido desnudo,
al que las ramas rendían homenaje,
admitiré que sea
nada más que un recuerdo esteticista.
Pero me gustaría ser más joven
para poder imaginar
(pensando en la inminencia de otra cosa)
que era el vigor del pueblo soberano.

HEBERTO PADILLA





La vida contigo



Te levantas
y el día se levanta contigo
Se levanta todo lo que quedó
lo que salvó la noche
Y te mueves a tientas
parece que te unieras al mundo con cautela
como si hubiese que reaprenderlo todo
Y sin embargo
todo viene hacia ti
soy yo el que forcejea
el que pierde pie
el que cae al fondo
buscándote
No sé si eres la misma
que hace sólo un instante ha dormido conmigo
o ésa que nunca duerme :
muslos que fluyen
ojos que se apresuran
o aire tal vez
la masa transparente
la gran fiesta del pájaro

De "El hombre junto al mar"

JUVENAL AYALA





Prisionero



Y recorrí de una vez el amanecer
preso de sus senos,
posé mi ser sobre sus corolas,

y en ese itinerario claroscuro del amor,
fui un pez intruso
amallado a su pubis.

Y allí quedé entre sus redes,
indiferente a la fuga.
Ah, madriguera de gozos,

qué será de esos lloriqueos
escapados cuando la playa serena
guardaba lágrimas del cariacontecido.