jueves, 21 de noviembre de 2013

SEVERO SARDUY




L'enfant a l'oie



La menta y las alhajas funerarias, el gallo blanco y
            los últimos children pets. Combate cernido:
la música del río respirante, arrastrando hierros;
de las grúas mohosas el estrépito y el verde de la herrumbre
van creciendo entre cacharros y laterío.

Ya donde el sueño de los hermafroditas y el coro.
El niño le retuerce el cuello. El agua sube.

Cada uno en su río.


NICOLÁS GUILLÉN




Madrigal II


Sencilla y vertical
como una caña en el cañaveral.
Oh retadora del furor
genital:
tu andar fabrica para el espasmo gritador
espuma esquina entre tus muslos de metal.


SERAFINA NÚÑEZ



Madrigal de una antigua voz


                                                                      A Ramón Gainza, amigo


Cuando tu voz se pierda en las veloces
veleidades del aire,
y forme torbellinos de crepúsculos o de quemantes oros,
si todavía escucho,
si todavía al alma le impresionan los sonidos,
recordaré tus tiernas servidumbres,
tus estériles soledades
y el destino de las palabras pronunciadas.
Como si mirara un relicario
donde viviera escondido tu retrato.

Junio 1993


VIRGILIO PIÑERA




Naturalmente en 1930


Como un pájaro ciego
que vuela en la luminosidad de la imagen
mecido por la noche del poeta,
una cualquiera entre tantas insondables,
vi a Casal
arañar un cuerpo liso, bruñido.
Arañándolo con tal vehemencia
que sus uñas se romían,
y a mi pregunta ansiosa respondió
que adentro estaba el poema.



JOSÉ MARTI




Árbol de mi alma



Como un ave que cruza el aire claro
Siento hacia mí venir tu pensamiento
Y acá en mi corazón hacer su nido.
Ábrese el alma en flor: tiemblan sus ramas
Como los labios frescos de un mancebo
En su primer abrazo a una hermosura;
Cuchichean las hojas: tal parecen
Lenguaraces obreras y envidiosas,
A la doncella de la casa rica
En preparar el tálamo ocupadas:
Ancho es mi corazón, y es todo tuyo:
Todo lo triste cabe en él, y todo
Cuanto en el mundo llora, y sufre, y muere!
De hojas secas, y polvo, y derruidas
Ramas lo limpio: bruño con cuidado
Cada hoja, y los tallos: de las flores
Los gusanos y el pétalo comido
Separo: oreo el césped en contorno
Y a recibirte, oh pájaro sin mancha,
¡Apresto el corazón enajenado!


EDELMIS ANOCETO





Materia oscura





Sospecho de la flor, de la silueta que no se deja esculpir.
El agua trae muertos, movimiento de la naturaleza
para seducirme, hacer de mí un nombre,
un número.
No hay otra cosa en el lugar donde estuvo la flor.
Yo creo en lo vacuo y es esa perfección la que me tienta
a quedarme en el límite del límite,
desguarnecido, al centro de apagadas intemperies.
La luz tiene fronteras que el hombre no atraviesa.
El agua trae muertos virtuales a mis ojos,
deposita sus cuerpos,
ojos de mis ojos.