"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 23 de octubre de 2022
FELIPE MÁRQUEZ
Dumbo
Recuerdo
a mi hermano Dumbo
como un centauro triste sobre su inmensa moto Triumph.
También acicalándose minuciosamente frente al espejo mudo
con la tenacidad de un bárbaro narciso. Hombre pacífico,
sensible e inteligente. Descubrió el desapego hacia 1990,
J. Krishnamurti, las largas caminatas por toda la ciudad.
Billy Elliot y Moulin Rouge eran dos de sus películas
predilectas.
Falleció en el 2004 sorprendido como un tucusito.
Rememoro su profunda soledad y su infinito desasosiego.
DOMINGO ALFONSO
Mientras
mi domicilio
se dirige hacia el próximo día
“El taburete”
José Manuel Poveda
Observo
como me envuelves
con el manto lleno de minúsculas estrellas y millares de puntos
del oro más legítimo, despidiendo fulgor amarillo
He quedado aturdido, sin entender esto que hacías
y viéndome sobre aquel taburete, obsequio de Poveda
no pude decir palabra alguna, a pesar de mucho desearlo.
¿Quién eres tú?, ¿Porqué lo haces?, ¿Dónde fui elegido?
Llegaste bien temprano al cerco de nuestro jardín, pediste amor
Yo te conduje hasta el ángel trabado entre las ramas del algarrobo
aspirando entonces tibios perfumes irradiándose desde tu
piel.
Pensé si atribuir tu visita a la esfera
huésped del cielo de casa, quizás inquieta ante algún presagio
pero adivino: vela para protegernos.
(De este modo puse en tus manos la sombrilla mágica de aquella señora
impenetrable anciana, la cual, ahora conozco
flotaba a veces en medio del humo de incienso).
Quisiera amiga, antes de marcharte
hoy al atardecer (comiendo manzanas del Jardín Prohibido
las cuales poseen todos los sabores existentes en los nueve universos)
prometas regresar un próximo otoño:
(Extraña viajera perenne, Dama de la corte del Tiempo)
Te juro guardar tus rosas dentro del corazón
pues no marchitan,
manteniendo sus efluvios durante varios años.
Escucharé tus canciones
Sal de hermosísimas
noches, inundando sentidos ávidos de placer
bajo esta luna cuando
trama sobre mi cuerpo
filigranas de plata y azul
(Éxtasis del espíritu
cautivo de tan bella música)
Alma de artistas
anónimos nacidos en Persia
o las islas del Pacífico
Magos sabiendo
inventar acordes ejecutados por el Invisible
Romanzas gozando
de la propiedad
de anular
angustias, procurarme descanso
Especie de sopor,
extinguiendo así la propia vejez
-de pronto la
fuente del cenit es una luz muy blanca-
Mientras mi
domicilio se dirige hacia el próximo día.
Septiembre 27 del 2002 al Agosto 11 del 2005
De: “Un
transeúnte cualquiera”
JOSÉ MIGUEL VICUÑA
VIII
Este
sol amarillo de laureles
marca el ayer que hoy amanece vivo.
Es la luz en que larvan mis oñidos
la soledad donde mi tiempo muere.
Es
un cuchillo de ojo refulgente
o la corona en que me habré dormido.
Es un barco, una hoja, desasidos
del mar de sombra y de la rama ardiente.
Una
hoja de rápido veneno,
pura intuición, espanto de la altura,
llama imantada, frío pez del cielo.
Esta
amarilla luz es larva oscura
de la tiniebla antigua y la futura,
y lleva un sol herido de silencio.
TANIA GANITSKY
La
voz es un lugar
oscuro
tomado por animales feroces
en los que ya nadie cree.
Para hablar
hay que escapar
del fuego de sus pupilas
y del filo de su hambre.
Para poder decir
miedo o mío
hay que imaginarlos jugando.
ZAHUR KLEMATH ZAPATA
Despierta
Los
ladrones acechan
al menor descuido asaltarán
y no dar n oportunidad de aprehenderlos
Tú
vigila la puerta
yo estaré al acecho
así no podrán huir
de lo contrario estamos perdidos
Los
primeros pasos se precipitan
El silencio invade nuestros sentidos
ni ellos ni nosotros sabemos
el momento
Cruje el eslabón
los corazones quieren estallar
la soledad petrifica la sangre
una sombra se desliza
y el universo queda insondable
en la oscuridad de la noche
CARLOS OBREGÓN BORRERO
El
tiempo contemplado
I
Vibraba
el cielo. El río en cada tallo
aguazaba un silbo lunar de lento vuelo.
Lejos, la noche rezaba un salmo de madera
entre flores calcinadas y aspas de molino.
Por la tierra azotada tres caballos tres caballos
de exilio galopaban, ágil fuga
de aire ennegrecido y ceniza volandera.
Una llama profunda hincaba su fulgor
contra los ojos. El tiempo estaba entre
filos de luz y estrellas desplomadas
y un viento sin origen hendía el mundo.
Polvo y esparto. Muros blancos. Trigo.
II
Surgen
densas las horas en la cala desierta.
Desde lejos me llaman otras islas voraces
y los peces arrastran el latido del tiempo
entre rocas y espuma. Cielo adverso, combado
sobre el mar del exilio. Las olas con ahínco
bambolean un barco fondeado a pocas brazas.
Mortal cae en el día la honda luz del silencio.
El sol clava su fuego sobre el cuerpo desnudo
y en los guijarros brilla más antiguo que ellos.
Soledad en las rocas, en los ojos que esperan.
Con el viento maduro tras el recuerdo emigro
por rutas interiores hacia un incendio verde
de islas y centauros. Un golpe de alcatraces
llega desde la noche y abandona su huella
en la playa caldeada. No es el tiempo insaciable
lo que inunda los ojos, es el mar combatiendo
la violencia del odio que desgarra su seno
y allí trama el temblor de los dioses malditos.
