sábado, 27 de abril de 2013

RAQUEL LANSEROS





Beatriz Orieta



Maestra nacional (1919-1945)


Los niños corren y saltan a la comba.
Beatriz Orieta pasea junto a Dante
sorteando los pupitres
[en medio del camino de la vida...]
Tiene litros de frío mojándole la espalda.
Apenas pueden nada contra él
los míseros tizones del brasero oxidado.

Entran al aula los gritos infantiles,
huelen a tos y a hambre.
Algunas veces,
Beatriz Orieta casi no contiene
las ganas de llorar
y mira las caritas sucias afanándose
en recordar las tildes de las palabras llanas.

Prosigue Dante todo el día musitando
en el oído de Beatriz Orieta
[...amor que mueve el sol y las estrellas].

Ella siente de veras
que otro mundo es posible
al lado de este mundo gris y parco.

Contra el lejano sol
del lejano crepúsculo
dos amantes se miran a los ojos.
Beatriz Orieta está
apoyada en su hombro.
Los álamos susurran las palabras de Dante.
Los amantes son túneles de luz
a través de la niebla.
Los besos puros son las amapolas
de un cuadro de Van Gogh.

Pasa el invierno lento como pasa un poema.

Pasan el frío andrajoso, la fiebre y el esputo
y toman posesión del blanco cuerpo
igual que las hormigas invadiendo
esas migas de pan abandonadas.

Sesenta años después, entre las ruinas verdes
leo un descanse en paz envejecido
sobre la tumba de Beatriz Orieta.

El silencio es de mármol.
El silencio
es la respuesta de todas las preguntas.

Unos metros más lejos, hace sólo dos años
yace también el hombre
que, apoyado en el hombro de Beatriz Orieta,
dibujó un corazón sobre un tiempo de hiel.

¿Qué más puedo decir?
Que la vida separa a los amantes
ya lo dijo Prévert.
Pero a veces la muerte
vuelve a acercar los labios
de los que un día se amaron.



ROGELIO GUEDEA





Y estas ansias...



¿y estas ansias que levantan a oscuras mi esqueleto
y hacen cielos como alas o maderas que no paran
de crujir? ¿y estas ansias llovidas por ajenas lluvias?
¿y este dolor despertado en el meritito amanecer? ¿qué
son a estas horas? ¿qué anuncian estos mares o veredas
que nacieron para llegar a ti? ¿son hambres como
arroyos salidos del caudal? ¿son incendios? ¿vidas
que pagué viviendo? ¿pagaré no verte años? ¿días
como siglos con estas ansias? ¿son ansias o temores
o qué son? ¿por qué ciegan y agrietan mi alegría? ¿por
qué cavaron norias en mi  soledad? ¿y por qué tormentas
o sequías se extienden al nombrarte. país?  


De “Ni siquiera el tiempo”


GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER






XCII


Para que los leas con tus ojos grises,
para que los cantes con tu clara voz,
para que se llenen de emoción tu pecho
hice mis versos yo.

Para que encuentres en tu pecho asilo
y le des juventud, vida, calor,
tres cosas que yo no puedo darles,
hice mis versos yo.

Para hacerte gozar con mi alegría,
para que sufras tu con mi dolor,
para que sientas palpitar mi vida,
hice mis versos yo.


ESPERANZA ORTEGA





Nadie ha vertido...



Nadie ha vertido
sobre su alfombra
las tinajas
ni golpea en su noche
los barrotes del sueño

-ella intenta alcanzarlos-

pero nadie
nadie es el que corre las opacas cortinas
el que esconde las cartas

el que no ve
a esa mujer que cruza

nadie es el que ríe
mientras hurga en la herida de su único ojo

se llama nadie
ha plantada sus tiendas
a ese lado del río

y por nadie responden todas las cosas muertas
que vigilan

De "Lo que va a ser de ti"


NATALIA LITVINOVA




Pequeñas inconsciencias


Tengo los ojos preñados
y tienen que dar a luz


Del libro inédito “Lengua esteparia”


FRANCISCO HERNÁNDEZ





2


Le petit mal?
El que se apoya en el relámpago
de la desconexión.
El que permite descender sin rumbo ni rocio
hacia la Isla de las Breves Ausencias.
El que nos provee, en cuanto lo pidamos,
de heridas en la frente, labios deformes
y un riachuelo de saliva.
dominador del cuello.
Sí, quedarse balbuceante como un idiota.
Como alguien inventado por alguien
que se opone a transitar por una Isla
donde predominan hileras de zumbidos.
Sin embargo, dentro del cerebro de ese idiota,
se produce un golpeteo de fragua.
Así ninguna idea puede desmembrarse,
ningún martillazo es capaz de endulzar tímpanos
y ninguna sombra practica reverencias
a los derrumbes monumentales.
El tiempo es sin ser medido ni registrado
y yo no soy siquiera
una pérdida de tiempo.
¿Puede alguien citar sin indolencia
mi nombre de pila?
¿Cómo enunciar una palabra que tenga
mi estatura, mi perfil de península
o mi tendencia a escupir sangre?
Mapa podría ser la palabra.
Mapa: inconfundible quitasol para extraviarse.
O escama de reptil amplificada
donde la equis nunca marca el sitio del tesoro.

De “Una isla de breves ausencias”