lunes, 3 de septiembre de 2012


MARUJA VIEIRA






Campanario de lluvia



Te buscaba en la sombra. Lentamente surgía
tu mirada lejana, leve flor de horizontes.
Era clara, serena....Con amor la sentía
transitar el camino de mis ojos insomnes.

No fue un eco ni un sueño. Fue la brisa en al árbol
que me trajo tu acento con perfume de savia
y creció por mis venas y se fue deslizando
con temblor de caricias al llegar a mis manos.

Nada más....en la torre desgranó la campana
un rosario de tiempo claro, fino y distante.
Como niebla de aroma se quedó entre mis labios
la dulzura imposible de una frase: te amo.


CRISTINA MAYA






Invitación



Ven a habitar
esta parte de mi alma
suspendida en la orilla
de un crepúsculo.
Ven a abordar este barco
naufragado en lo azul
de mi nostalgia.
Mi casa te aguarda
florecida de lilas
y abierta al horizonte
donde la luz es el preludio
de una aurora
que apenas se perfila.
Todos los sueños caben,
todos los espejismos.
Aquí las ventanas
son puertos para viajar
por rutas olvidadas
y en las tardes
el jardín reverdece
de tallos y de hojas,
de voces minerales
que emanan de la tierra.
Mi casa te espera
lejos del frío nocturno
que cuaja de tristeza cada calle,
lejos de la negra visión,
que empaña las esquinas
de humo y pesadumbre.
Tibieza, claridad,
sombra apacible
de la luz en la lámpara
junto al libro
de signos admirables.
El lecho de los sueños,
la almohada reclinada
y mi amor abrigándote
en el silencio puro
de la noche.
Mi casa te aguarda
de pie sobre la vida,
a esta hora o en el círculo
eterno de las horas.


JORDI DOCE






El sueño




En aquel sueño eras
un fanal vacilante
en el mar de la noche.

Vine a ti desde el fondo:
rostro abierto en la espuma,
yo también alumbraba.

Luz con luz engendramos.
Blancas fosforescencias
sobre el torso del agua.

En aquel sueño éramos
otro mar entreabierto
en el mar de la noche.


De "Lección de permanencia"
Pre-textos Poesía 2000

MARÍA CINTA MONTAGUT






Hoy puedo amarte como nunca...



Hoy puedo amarte como nunca.
Esconderme en la caverna joven de tu cuerpo
Buscar el río profundo que la cruza
Liberar las palomas que anidan en tu pecho
Para enterrar el nombre de las cosas
Y volver a morir

DAVID N. CAMPOS





  
Un bosque nuestro



Tanta sombra  
las nubes altas.
Crepitar de huesos
en la más lejana orilla
de mi voz. 

El viento habla:
"una misma palabra
patea las lágrimas
del muro de humo
denso, enorme,
mancha."


Aquí no hay respuestas
mayores
al lodo en los caminos
solitarios de todo lo intangible.

Aquí hay una certeza,
mansa niebla entre las nubes
del teatro inmóvil de la vida. 

Soy esta verdad, como soy
el pie alzado del gato
ante un charco.

Este aroma de suspiros
perdidos para encontrarlos,
la gota en la  hoja
en medio de un bosque
que me sonríe los sollozos,
un bosque sin árboles
un bosque nocturno
invisible de todos los caminos.

Soy esto,
el baile donde las hojas
se revientan sin compás.
El baile en un bosque
nuestro
llamado tú.