domingo, 15 de marzo de 2020

ASMAA MAHFOUZ,  REVOLUCIÓN EGIPCIA 2011

NOÉ JITRIK





Contámelo otra vez



Y en cuanto a lo que podemos llamar “mi” dolor
(no es por el cariño que lo digo)
se parece a un brote
se parece a una mano
que altanera cierra una puerta
un pantalón

porque mi dolor
no es la cumbre del dolor infinito
sino un alga en una roca menor
un puntazo fulgurante en un pie
producto de un zapato descartado por la historia
no es el prestigioso dolor
la herida culta

a “mí” me duele cada fruto de mi cuerpo
desde el malentendido hasta la compulsión
el menor movimiento de mi existencia
me hace desear el grito
la pomada universal que me apacigüe

no puedo más que gritar sólo gritar
ni siquiera puedo
con la timidez con el desgano
no puedo hacer collares en los puertos
ni puedo con el dolor que me desanima
me pone de mal humor estoy rabioso
mis espumarajos alejan a la gente
soy un perro que la sociedad reprime
voy a hacer una declaración
conseguiré muchas firmas
me voy a corregir alguna vez
sanos propósitos de enmienda me estimulan:

claro, ahora estoy equivocado tengo la impresión
de estar haciendo todo al revés
debo tomarme mi tiempo por ejemplo
para secarme al salir del mar
la gota que hierve en la piel causa un daño profundo
para erradicar hasta el fin
el último grano de arena
voy a empezar por mí, ordenar la casa
aunque me duele esto del sol
que regresa infatigable y después
sutilmente se agota entre las matas

estuve aquí hace diez años y ahora
o hace doscientos mil o nunca estuve ni siquiera ahora
y eso me llena de dolor insatisfecho
hasta cuándo podré decir
estuve aquí hace diez años
y (recuerdo) alegre me puso la alegría elemental
de descubrir un cangrejo
una vieja lo había descubierto y en sus manos
la bestia deprimida se le parecía
ella creía que era un juego
ese múltiple pataleo esa araña en flor
¿y si lo olvido, no seré igualmente feroz?

me duele este dolor de cada instante
yo quisiera liberarme del enredo
por qué cuando digo blanco se me escucha gris
es terrible es tembloroso
que yo haga por tu bien
y me estés odiando sin tregua
que yo te explique y mis palabras me estén condenando
a la muerte cabal de tu impaciencia.


De “Comer y comer”

WYSTAN HUGH AUDEN





Musée des Beaux Arts



Nunca se equivocaron sobre el sufrimiento
los Viejos Maestros; qué bien entendieron
su lugar en lo humano; cómo sucede
mientras otros por ahí abren una ventana, comen o en algún
    lado caminan sin fijarse;
cómo, mientras los ancianos apasionadamente
esperan el milagroso alumbramiento, debe siempre haber
    niños
patinando en un estanque a la orilla del bosque
que no tienen especial interés en que suceda;
nunca olvidaron
que incluso el temible martirio debe seguir su curso
a como dé lugar en una esquina, en algún lugar sucio
donde llevan los perros su vida de perros
y el caballo del verdugo
se rasca el trasero inocente contra un árbol.

En el Ícaro de Brueghel, por ejemplo: cómo se aleja todo,
placenteramente, del desastre; el labrador
pudo haber oído el chapoteo, el desamparado grito,
pero para él no se trataba de un fracaso importante:
el sol brillaba como debía en las blancas piernas
que desaparecían entre las aguas verdes;
y el airoso y delicado buque, que algo asombroso debió ver
—un niño que caía del cielo—
tenía que ir a algún sitio y navegó con calma.

RUBÉN BAREIRO SAGUIER





Sarmientos



El mar es mar y es hoja en los viñedos
Y es hoja y linfa oscura por las venas
Una selva purpúrea en cada flanco
La herrumbre del otoño por las cuestas
Mientras suenan las trompas de plata golpeada
Mi estatua hecha de sal
La sombra como un perro
Y este valle de lágrimas
Lamido por las lenguas del azufre
Simiente cementerio
El pan de nuestras culpas
El perdón de todos los pecados
La lumbre permanente
Entonces yo pregunto
Por la resurrección del hueso

La joven madre con la sangre seca
Una noche
La vara florecida
Y apagada al instante

El purgatorio existe sin embargo
Y el perdido cielo
Aquí
El velorio de humo
De palabras
Y los aniversarios familiares
El merecido infierno
La misa
Los bautismos
El vino consagrado
El pan que sangra
El aceite y la sal
Por obra y gracia
De mi tronco y la greña
Antes ahora y siempre
El campo y el solar
Los mostos de la parra
Fermentando de abejas
Un solo racimo
Una viña sola
Una única copa
De todas las copas

Los álamos temblaron de amarillo
Cuando la escarcha vino en madrugada
La ceniza castaña en los viñedos
Como a través de un vidrio
Porque siempre es otoño
Cuando se engendra el árbol
Follaje espeso de la sangre
Por páginas y páginas y páginas
Los ríos tumultuosos desbordando
El sueño de Jacob junto a la escala

Mayorazgos de dudosa intriga
Pastores vigilando sus silencios
Pesadores de especias
Traficantes de sueños
Segundones de fuste y de neblina
Concubinos del suelo
Caciques del corazón diario
Astas y astillas
Alféreces del sacrificio último
Señores de señoría cordial
Solanos profetas campesinos
Con barbas
Romeros de la piel mordida
Con ojos y ojos por estrellas
Varones de la siega
Caballeros de pólvora y harina
Varones de la siembra
Padres de las doce tribus
El polvo numeroso de la tierra
Sin fondo hacia el boscaje
En la tarde de otoño requemado
Hacia algún alfarero sonámbulo en las rías
O algún señor de sable viñatero
En ribazos del sur mediterráneo
Dulce higuera asediada por las viñas
Con el año cumplido
Frugífera
Las mujeres de pan sumiso y tierno
De altiva cocedura
De suave arrope
Tonel y caldo fermentando
Tronco alburente mineral
Tallo sangrante
la fibra del horcón
Madera de hilo
La madera de sanjuán
Las vestales del culto masculino
Moneda de mandrágoras
Madre salida de madre
La madre del cordero nuestro
Madre nuestra
La más ancha puerta en este reino
Carne resedácea
Relincho y humareda
La hembra del terrón
El humus permanente
La madre del pelícano
La fuerza del borbote
Las alas del ave cenicienta
El hilo del rosario
Las cuentas y el murmullo
La puerta más estrecha

Entre el cristal y el vino
La afelpada garganta
Tú el aroma
El trago interminable
Y el brillo en el trasiego
El cuenco capitoso
Junto al sabor terrero
Como una flor o un canto
O un canto rodado entre mis labios
Paloma en la cornisa de ladrillo desnudo
En las petrificadas ranuras de la roca
Moneda de luz entre el follaje
El licor la licorna
La viña florecida
La viña madurando entre el herrumbre
Entre el rubín y el cobre
Y tu dulce presencia de cuévano repleto
Como el abrevadero
Y el nido de la sangre al mismo tiempo
El pañuelo anudado junto al calor del cuello
El largo toque a fuego
Y la paz de la leña
La lanza de agua fresca
La mañana ordeñada
Los labios de la miel
Y el olor del serrín

Pues todo te traía
y todo me llevaba
A la embriaguez del humo
De la lluvia cayendo
Del aromado zumo
Del vino más redondo
Cerca de la raíz
La cepa y su corriente
O la greña primera
O la serpa vacía
La noche en la semilla
El retoño del aire
Y el cántaro que aguarda

Mas la pregunta es otra
Bajo el cielo de arcilla
Engendrarás el hijo
Con el dolor del pecho
Hasta colmar la tierra
Estirarás el brazo
Recogerás el heno
Casi todos los días de la vida
Con el rostro enfundado en sudor
La desnudez del rayo en los cabellos
Sobre el hombre del hombre
Y el hijo del hijo de su hijo

Entonces el lodo se deforma
La oración cobra boca
Las algas se reúnen en el fondo del mar
Y las olas con la alta marea
El tajo sobre el agua
La muralla a izquierda y a derecha
Y el camino seco por delante
El sueño que trepa por las ingles

La señal de la sangre coronando el dintel
Lejos los huesos ancestrales
Sobre la palma ácida
Entre los ojos
La arena sembrada por el cielo
Como granos
Como gotas
Como estrellas
Jalonando el sendero

Porque es necesario
Por todos mis sarmientos enterrados
Con mis sienes despiertas
Con mis manos
Con mis dientes
Con el agua ahogando la torre de mi cuello

Al borde de la sangre
Y del barro anterior
Un pájaro o un grito


De: “Biografía de ausente”


WILLIAM CARLOS WILLIAMS





A una pobre vieja



masticando una ciruela en
la calle una bolsa de papel
está en su mano

le saben bien
saben bien
a ella saben
bien a ella

puedes notarlo
en su modo de darse
a la mitad del todo
chupada en su mano

le queda el consuelo
de ciruelas maduras
que parecen llenar el aire
y saben bien.


De: “Selected Poems”


MYRIAM MOSCONA





De Lo ke fue



akeyos polvos
trujeron estos lodos
i estas nuves
trujeron
estas luvias
i estas luvias
trujeron estos friyos
i estos friyos
trujeron estos yelos
i estos yelos trujeron
hazinura
i akeyos polvos
son lo ke fueron
ke son estos biervos
ke mas no seran


Glosario: biervos: palabras / hazinura: enfermedad
De: “Ansina”


WALLACE STEVENS






De la superficie de las cosas



I

En mi cuarto, el mundo está más allá de mi
entendimiento;
Pero cuando camino veo que consiste en tres o cuatro
colinas y una nube.


II

Desde mi balcón, examino el aire amarillo,
Leyendo donde he escrito:
"La primavera es como una bella desvistiéndose."


III

El árbol dorado es azul.
El cantante ha jalado su capa sobre su cabeza.
La luna está en los pliegues de la capa.