lunes, 13 de octubre de 2014

JAIME VELASCO LUJÁN

 

7

 

La sed de estos árboles es tal,
que las raíces
están a flor de tierra.

 

JOSÉ MARÍA EGUREN



La luz de Varsovia

 

Y en la racha que sube a los techos
Se pierden, al punto, las mudas señales,
Y al compás alegre de enanos deshechos
Se elevan divinos los cantos nupciales.

Y en la bruma de la pesadilla
Se ahogan luceros azules y raros,
Y, al punto, se extiende como nubecilla
El mago misterio de los ojos claros.

 

PEDRO MIGUEL OBLIGADO



Íntima

 

¿Qué soledad, Dios mío, qué soledad es esta?
He derrochado en vano mi bondad y cariño,
Como quien echa flores a un arroyo que pasa;
He puesto el corazón ante todas mis cosas,
Como escudo, y lo han roto con violencia los golpes;
He querido tener una casa en las nubes,
Donde abrir una puerta fuese ver una estrella;
Y el viento se ha llevado las nubes y los astros…
Y sin embargo tengo, como todos, un alma.
¿Qué soledad, Dios mío, qué soledad es esta?
No encuentro quien me quiera; ¿no es cierto que parece
Una frase tan solo para la poesía?
Y es la verdad: no encuentro… Yo he visto la mirada
Celeste del cariño; pero la he visto siempre
Como se ve una estrella caer sobre la tierra
Y que nunca desciende donde estamos nosotros…
He observado caricias que extenuaban dos manos;
Y he oído palabras que eran besos con nombre,
Como unos pajaritos que iban para otra selva…
Y sin embargo tengo, como todos, un alma.
¿Qué soledad, Dios mío, qué soledad es esta?
Y la vida se vuela, y la paso diciendo
Lo que dicen: -¡Qué hueco!-. En silencio me marcho.
La maldad y el desprecio, las vilezas y el odio,
No han sido mis torturas; tú, sólo, Indiferencia,
Cual hija de la nada, me cerraste la vida
Con tu puerta de mármol, a donde tantas veces
Como una aldaba inquieta golpeó mi corazón…
Tú, sorda, no sabías lo que yo te decía,
Y te pusiste el dedo en los labios: -Silencio-
Te pedí: -Deja que entre a la vida. Yo busco
Quien me quiera-. No oías y cerraste la puerta.
Y me he quedado solo, así como esos perros
Que vagan por las calles, rogando con sus ojos
Humanos, que los lleven al calor de un hogar.
Y me he quedado solo, como una hoja mustia
Barrido por el viento, en una primavera.
Y sin embargo tengo, como todos, un alma.

 

 

PEDRO SALINAS

 

El sueño

 

El sueño es una larga
despedida de ti.
¡Qué gran vida contigo,
en pie, alerta en el sueño!
¡Dormir el mundo, el sol,
las hormigas, las horas,
todo, todo dormido,
en el sueño que duermo!

Menos tú, tú la única,
viva, sobrevivida,
en el sueño que sueño.
Pero sí, despedida:
voy a dejarte cerca,
la mañana prepara
toda su precisión
de rayos y de risas.
Afuera, afuera, ya,
lo soñado flotante,
marchando sobre el mundo,
sin poderlo pisar,
porque no tiene sitio,
desesperadamente.

Te abrazo por vez última:
eso es abrir los ojos.
Ya está. Las verticales
entran a trabajar,
sin un desmayo, en reglas.
Los colores ejercen
sus oficios de azul,
de rosa, verde, todos
a la hora en punto. El mundo
va a funcionar hoy bien;
me ha matado ya el sueño.
Te siento huir, ligera,
de la aurora, exactísima,
hacia arriba, buscando
la que no se ve estrella,
el desorden celeste,
que es sólo donde cabes.
Luego, cuando despierto,
no te conozco casi,
cuando, a mi lado, tiendes
los brazos hacia mí
diciendo: "¿Qué soñaste?".
Y te contestaría: "No sé,
se me ha olvidado",
si no estuviera ya
tu cuerpo limpio, exacto,
ofreciéndome en labios
el gran error del día.

 

 

FABIO MORABITO



El viento, mas...

  

El viento, mas
que yo,
se fuma este cigarro
entre mis dedos,
dejándome el placer
de sólo tres o cuatro bocanadas,
y el mar expropia las palabras
que te digo,
porque, acostada, no me oyes.
El sol, el viento y la marea
te ensordecen
y cuando me levanto
para dar dos pasos,
viendo mis huellas que se imprimen
en la arena,
pienso que esas pisadas mienten,
que ya no piso así
desde hace no sé cuándo;
son huellas de otro
que sobrevive en mis pisadas; pues las mías
son mucho menos elocuentes.
Tú, en cambio, que me ves
completo e indivisible,
sabes mejor que nadie cómo soy mortal,
cómo mis huellas en la arena me describen
y cómo se plasma en ellas lo que soy,
sabes mejor que nadie cómo no escucharme.
 

De "Alguien de lava"

 

 

 

OCTAVIO PAZ

 

Aquí

 

Mis pasos en esta calle
resuenan
en otra calle
donde
oigo mis pasos
pasar en esta calle
donde

Sólo es real la niebla