viernes, 27 de abril de 2018


SOLÓN ARGÜELLO





La línea azul



Y fue en la proa del barco,
y en noche, gárrula en luz,
do escuché a la inocente niña enferma:
 -Di, mi bien, qué es aquella línea azul?

El inviolado horizonte,
puente del viaje eterna!,
miraba ella al hacer sobre de mi hombro
su paciente cabeza reposar.

Y abejeando mi beso
su pálida boca en flor,
la dije: -Es el propileo do se juntan
las almas que desliga el Sino atroz.

Hoy en la proa del barco
vuelvo solo...; y a la luz
de los astros, contemplo el infinito
y la busco en aquella línea azul...


EZRA POUND





A Dives



¿Quién soy yo para condenarte, oh Dives,
yo que estoy tan amargado
por la pobreza
como lo estás tú por la inútil riqueza?


Versión de Javier Calvo


MICHEL BUTOR





Lecturas Transatlánticas



Arrastrarse con la serpiente deslizarse entre las líneas rugir con la pantera interpretar cualquier signo descansar en las arenas conjugarse en las hierbas florecer en toda la
piel

Bucear con el delfín navegar de frase en frase probar la sal en las velas aspirar en el gran viento la curación de las enfermedades interrogar al horizonte sobre la pista
de Atlántidas

Sentir que se poseen alas adaptar máscaras y roles

planear con el cóndor esconderse en las ruinas acariciar los cabellos arder en todos los héroes despertarse maravillarse



MAHMUD DARWISH





Si pudiera volver a empezar



Si pudiera volver a empezar, elegiría lo que elegí: las rosas del cercado.

Viajaría de nuevo por los caminos que llevan o no llevan a Córdoba,

colgaría mi sombra en dos rocas para que los pájaros fugitivos anidaran en sus ramas,

quebraría mi sombra para seguir el perfume de los almendros flotando sobre una nube polvorienta

y me fatigaría en las laderas. Acercaos, escuchadme, comed de mi pan,
bebed mi vino, pero no me dejéis solo en la calle de la vida, cual sauce extenuado.

Amo los países en los que el canto del viaje no ha dejado huella y no han obedecido a ninguna sangre o mujer.

Amo a las mujeres cuyos deseos ocultan el suicidio de los caballos sobre un umbral.

Volvería, si pudiera volver, a mí misma rosa, a mis propios pasos... pero no regresaré a Córdoba.


De: “Menos rosas”

Versión de María Luisa Prieto


JORGE ROBLEDO ORTIZ





Ya no más corazón



Ya no más, corazón, te he permitido
que la quieras sin tiempo y sin medida,
que bordes tu esperanza inadvertida
al ruedo juguetón de tu vestido.

Ya no más, corazón. ¿No has comprendido
que ella no quiere entrar en nuestra vida?
Si eras tan débil en la despedida,
corazón, no debiste haber querido.

Te advertí, corazón, que era inasible,
que no adoraras tanto un imposible
para que no sufrieras su desdén.

No me creíste, corazón cobarde,
y hoy ya comprendes demasiado tarde
que yo te lo decía por tu bien.



ENRIQUE GONZÁLEZ ROJO





III.- Mar de la tarde



Lo que antes era fino concierto,
hoy es una sinfonía:
cobre de los instrumentos
en las cuerdas de oro del día.

La marcha heroica de la tarde
los sones del mar armonizan;
mas la batuta del sol desaparece
y la confusión se inicia
los sonidos falsos de rocas-oboes
y apresuramiento en las olas flautistas.

Bajo el incendio de las nubes
el desorden se precipita,
y la vanguardia de las sombras
calla los cantos y rompe la lira.


De: “Los cuatro mares”