domingo, 27 de marzo de 2016


VICENTE GERBASI




Mi padre el inmigrante



V

A veces caigo en mí, como viniendo de ti,
y me recojo en una tristeza inmóvil;
como una bandera que ha olvidado el viento.
Por mis sentidos pasan ángeles del crepúsculo
y lentos me aprisionan los círculos nocturnos.
Venimos de la noche y hacia la noche vamos.
Escucha. Yo te llamo desde un reloj de piedra,
donde caen las sombras, donde el silencio cae.


ÁLVARO RODRÍGUEZ TORRES



Para alguien que aún no regresa en el tiempo I



Tu amistad como un amor no menos lúcido,
una marea que desobedeciera a la luna;
días de aguas altas hasta cubrir las rocas,
y luego ?enfática- la resaca.
Pero la sangre sabe,
ninguna levedad impugna su destreza;
de lo vivido en aquellos días
quedan en verdad algunos momentos,
ya la invulnerable a la mala memoria
ya las pretensiones del tiempo.



FRANCISCO HILARIO SAAVEDRA BARRIOS





De los que se han ido pero siguen presentes



Sobre el pedestal temblando
de rojos atardeceres.
Se avista la mirada que busca
y se agrietan los sueños
¿Será el destino, será la aurora?
O el silencio que sucumbe y cae
y tiñe de olvidos que no llegan.
No sé si la mañana se hizo lágrimas
de rocíos que lamen mi lengua.
Hoy mis ojos avistan lejanías.
Hoy todo se hace carne.
Aún los diminutos segundos
que blasfeman misericordias.
Ponme un clavel blanco a mis alas
y perfuma el recuerdo que trae.
Y cuando te hagas presente,
desde el vacío.
Dame el abrazo que nunca diste.
Sé de mis recuerdos...
Esa luz que persiste y alumbra.


LARISSA ORELLANA




IV



Le digo a mi sombra
que existe una manera
de rescatar el bosque.

En mi corazón
están las semillas.


De: La lluvia del bosque.



ÁLVARO RUIZ FERNÁNDEZ




De “un hombre solo en una casa sola”.

                                                             A Jorge Teillier.



No fuimos capaces de incendiar la casa
reducirla a cenizas
e irnos a los bosques
sin miedo
Tarareando viejas canciones irlandesas
como aquella del marinero borracho
shanties extraídos de viejos cancioneros celtas
por los caminos polvorientos del estío
por alamedas que llevaban a la plaza del pueblo
donde las muchachas pretendían tu corazón de alondra
ahora cubierto por un frío bolsillo depositario
de estampas y angelicales medallas protectoras
en un bar de la calle Nueva York.
Con la misma canción aquella en el oído
¡qué vamos a hacer con el marinero borracho!
cruzando los brazos sobre la mesa de un otoño en la ventana
con toda la oblicuidad de la luz en el rostro.


ARGENTINA CASANOVA





De lejos se ve el mar.



La tempestad se fue pero quedó la furia,
llevó las aguas más adentro
lejos de la costa el mar se revolvía en su fracaso
dejó medusas y caracolas a la deriva
Todos miramos la desnudez absurda de la playa sin el mar
las aves migraron apenas antes del abismo de la oscuridad
Ahí a lo lejos se ven las aguas,
sus olas escondidas dejan el desamparo
cascos de barcos, corazas de cayucos, huesos de otros naufragios
huellas de trilobites de antes del primer diluvio y la lluvia universal
trasluce en las piedras abandonadas
el polvo de cardúmenes arriados con el huracán,
Queda la soledad de la vaciante
aprieta los ojos del pescador
están las huellas, pasos de los que arrastran el alijo
y manos arrancan al pulpo
de las entrañas del hueso del caracol
Navega Orestes y Ulises,
Quetzalcóatl en canoa de piel de serpiente
todos vuelven hacia el mar en el regreso a casa
Desde cuándo el mar no escucha voces que lo nombren para amarlo
y sólo siente el odio de los náufragos, la soledad de las islas

En las avenidas puede mirarse el desierto lejos de la playa
¿a dónde se va el mar cuando repliega las aguas?
Puedes quemar las naves sobre las cenizas del mar,
haz de tu canto el camino de la tierra
Rema el navío sobre las arenas
varado en la playa enfila su vela hacia la tormenta
¿Hasta dónde recorre las sinaguas un barco en busca del océano?
Navega el hombre hacia dentro
para encontrar el paraíso,
atraviesa los ríos de Caronte
Se va el mar
en un ensayo del instante primero,
de cuando volcó sus aguas por primera vez
epílogo para el último minuto de la eternidad.