De
los que se han ido pero siguen presentes
Sobre
el pedestal temblando
de
rojos atardeceres.
Se
avista la mirada que busca
y se
agrietan los sueños
¿Será
el destino, será la aurora?
O el
silencio que sucumbe y cae
y
tiñe de olvidos que no llegan.
No sé
si la mañana se hizo lágrimas
de
rocíos que lamen mi lengua.
Hoy
mis ojos avistan lejanías.
Hoy
todo se hace carne.
Aún
los diminutos segundos
que
blasfeman misericordias.
Ponme
un clavel blanco a mis alas
y
perfuma el recuerdo que trae.
Y
cuando te hagas presente,
desde
el vacío.
Dame
el abrazo que nunca diste.
Sé de
mis recuerdos...
Esa
luz que persiste y alumbra.
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