domingo, 5 de abril de 2020


JUAN EGAÑA





Los responsos sentimentales



No lo busques, que ha muerto ahogado entre tus manos,
sin alcanzar hasta tus labios.

¿Se enredó acaso a tu alma el perfume del muerto,
blando perfume a sangre y a recuerdo…?

Siempre es grato el sabor de las cosas lejanas,
únicamente es bello es ayer y el mañana…

Sólo quedan cenizas de aquel fuego, y al fin
volarán por mi espíritu, tiñéndolo de gris…

Suele decirse «Amor» sólo una vez; porque el 
corazón da las mismas flores sólo una vez….

… Que cuando tú ahogaste mi amor entre tus manos
el alma hecha una sombra se escapó de mis labios…


MARITA TROIANO





Azar



Pudiste ser un príncipe normando
Púrpura capa/ lanza en ristre/caballo blanco blanco
Y yo la señora de las flores con el vestido azul aquel
En un mercado en Cleveland /abril del treinta y ocho/
…y nunca nos habríamos mirado

Tal vez hubieras sido un viejo pescador de Alejandría
La barba densa / grabados los veranos en tu barca /
Y yo la secretaria austera de un juzgado de Reims
Con mis tacones bajos muy lánguida …
y nunca nos habríamos mirado

Y si fuiste un cazador de pumas en selvas de Brazil?
Y yo pastora muda de ovejas en el Tibet?
Tú Prior de un convento Yo la puta secreta de un obispo romano
Tú astronauta sonriente de Moscú
Yo la eterna virgen de un balcón en Salamanca

…de seguro nunca nos habríamos mirado

Todo lo dicho parece ser absurdo fragmentario
Coincidencias literarias de contrarios
Pues
Tú estas en este tiempo a esta hora temprana
Un domingo de sol
Al frente de mi vida
En un supermercado
Escogiendo las manzanas más rojas para mí.


De: “Poemas Urbanos”.

RAFAEL POMBO




Al remo



¡Al remo! Aquí está todo. En tu barquilla
ojos alerta y el deber por norte,
mima y guarda tu propia e íntima corte,
nombre y hogar, sin mancha ni rencilla:

¡Y remar! Que si el mundo te acribilla
tu obra, tu amor, tu mundo te conforte;
ni hay mal que el tiempo alígero no acorte
cual borra las visiones de la orilla

Si el agua corre al mar, y tú con ella
a otro más hondo, y ya llegó la tarde,
y ya la noche mística destella,
dale aún al remo, nada te acobarde.

Que al derrumbarse tu onda en el abismo
quien te aguarda no es él, sino Dios mismo:
Dios que sordo a gruñidos de blasfemo
te oyó invocarlo humilde al son del remo



SANTA TERESA DE JESÚS





En Cristo mi confianza



Sea mi gozo en el llanto,
sobresalto mi reposo,
mi sosiego doloroso
y mi bonanza el quebranto.

Entre borrascas mi amor
y mi regalo en la herida,
esté en la muerte mi vida
y en desprecios mi favor.

En Cristo mi confianza
en su imitación mi holganza
en Cristo mi confianza
y en su imitación mi holganza.

Mis tesoros en pobreza
y mi triunfo en pelear,
mi descanso en trabajar
y mi contento en tristeza.

En oscuridad mi luz,
mi grandeza en puesto bajo,
de mi camino el atajo
mi gloria sea la cruz.

En olvido mi memoria,
mi alteza humillación,
en bajeza mi opinión,
en afrenta mi victoria.

Mi lauro está en el desprecio,
en las penas mi afición,
mi dignidad el rincón
y la soledad mi aprecio.


AMANDO CARABIAS





Poema inútil
 A Susana Chávez, a quien desconocía del todo.



In memoriam I

Estoy seguro de que el sol vendrá
a enterrar el cadáver de la nieve,
a sepultar su frío sin batallas
a cubrir con sus dedos el aliento
yerto, olvidado, como el de un suspiro
de otra mujer asesinada en México.

Bien sé que este poema será inútil
para enlutar la madrugada abierta
en jirones de sangre coagulada
sobre la piel sajada en el oprobio…

Pero sin este verso, mis pupilas
no podrían alzar su voz mañana
y saludar el llanto de la vida
y ofrecer mi regazo a sus latidos


WYSTAN HUGH AUDEN





Herman Melville



Al final casi, navegando, entró a una calma singular
y ancló en su casa y alcanzó a su esposa
y bogó en la ensenada de sus manos
y cada mañana cruzaba a la oficina
como si fuera otra isla su trabajo.

Existía el Bien: esto era su nueva ciencia
su terror tuvo que alejarse totalmente
para que se diera cuenta; mas fue lanzado por el viento
allende el Cabo de Hornos del éxito razonable
que aúlla: “Esta roca es el edén. Aquí naufraga”.

Pero que lo ensordeció con truenos y lo aturdió con
    relámpagos:
—el héroe lunático cazando, como a una joya,
al raro monstruo ambiguo que mutiló su sexo,
odio por odio hasta vaciarse en grito,
sobreviviente imposible arrebatado al delirio—
todo eso era falso y complicado; la verdad era simple.

Nada espectacular el Mal, y siempre humano,
comparte nuestra cama y come en nuestra mesa,
y nos presenta al Bien todos los días,
hasta en las estancias rodeadas de yerros;
tiene un nombre (como “Billy”) y es casi perfecto
aunque porta como un adorno su tartamudez:
y cada vez que se topan tiene que pasar lo mismo;
es el Mal el que es desvalido como un amante
y busca pleito hasta encontrarlo
y ambos son destruidos abiertamente ante nosotros.

Pues ahora se había despertado y ya sabía
que nadie se salva mientras no sea en sueños;
pero había algo más que había sido trastocado por
    la pesadilla—

incluso el castigo era humano y era una forma de amor:
la quejosa tormenta había sido la presencia de su padre
y había sido llevado siempre en el pecho de su padre.

Que con delicadeza lo había descendido ahora para
    abandonarlo.
Se puso de pie sobre el balcón angosto y escuchó
y todas las estrellas arriba cantaron como en su infancia
“Todo, todo es vanidad”, pero ya no era lo mismo;
porque ahora las palabras cayeron como el sosiego
    de las montañas
—Natanaél fue tímido por ser su amor egoísta—
pero ahora gritó, transportado y vencido,
“La divinidad se ha roto como un pan. Nosotros
somos los pedazos.”

Y se sentó en su escritorio y escribió una historia.