jueves, 29 de junio de 2017


PABLO GARCIA BAENA





Bajo tu sombra, Junio, salvaje parra...



Bajo tu sombra, Junio, salvaje parra,
ruda vid que coronas con tus pámpanos las dríadas desnudas,
que exprimes tus racimos fecundos en las siestas
sobre los cuerpos que duermen intranquilos,
unidos estrechamente a la tierra que tiembla bajo su abrazo,
con la mejilla desmayada sobre la paja de las eras,
la respiración agitada en la garganta
como hilillo de agua que corriera secreto entre las rosas
y los labios en espera del beso ansioso
que escapa de tu boca roja de dios impuro.
Bajo tu sombra, Junio,
yedra de sangre que tiende sus hojas
embriagando de sonrisas la pared más sombría,
la piedra solitaria;
Junio, paraíso entre muros, que levantas la antorcha de tus árboles
ardiendo en la púrpura vesperal,
bajo tu sombra quiero ver madurar los frutos,
las manzanas silvestres y los higos cuajados de corales                                                                          submarinos,
la barca que va dejando por los ríos lejanos sus perfumes,
los bosques, las ruinas,
las yuntas soñolientas por los caminos
y el zagal cantando con un junco en los labios.
Quiero oír el inquieto raudal de los torrentes,
el crujido de las ramas bajo el peso del nido
y el resonante silencio de las constelaciones
entreabriendo sus alas como pájaros espumantes de fuego
al fúnebre conjuro de los nocturnos pífanos.
Bajo tu sombra quiero esperar las mañanas fugitivas de frescura
y los atardeceres largos como miradas
cuando todo mi ser es un canto al amor,
un cántico al amor entregado,
mientras las manos se curvan sobre las espaldas desnudas
y mis párpados se tiñen con el violento jacinto de la dicha.


MARUJA VIEIRA





El nombre de antes



No es fácil escribir
el nombre de antes.
Es como volver a un traje antiguo,
unas flores, un libro,
un espejo, amarillos por los años.
Con aquel otro nombre
era como tener entre las manos
toda la luz del aire.
Ahora vuelvo
a mi nombre de antes.
Mi nombre de ceniza,
el que anduvo conmigo por el tiempo
y por las soledades.
Ahora estoy frente a mí, frente a mi nombre,
con la fría y terrible sensación de regreso
que conocen los náufragos.
Pero escucho una risa y unos alegres pasos.
Todo no se ha perdido.
Aquí estoy otra vez, frente a la vida,
con el nombre de antes.


PAUL ÉLUARD




Desfigurada apenas



Adiós tristeza.
Buenos días tristeza.
Estás inscrita en las líneas del techo.
Estás inscrita en los ojos que amo.
Tú no eres exactamente la miseria,
pues los más pobres labios te denuncian
por una sonrisa.
Buenos días tristeza.
Amor de los cuerpos amables,
potencia del amor,
cuya amabilidad surge
como un monstruo incorpóreo.
Cabeza sin punta,
tristeza bello rostro.


Versión de Luis A. Cano


JOSÉ ÁNGEL VALENTE




No me dejes vivir



No me dejes vivir.
Ahógame en lo alto.
Sobre tu cuerpo enfurecido.
No me dejes vivir...

Hay navíos que abaten en el largo descenso
su arboladura amarga.


LUCIAN BLAGA




Enfermedad



Entró la enfermedad en el mundo,
sin rostro, sin nombre.

¿Es una criatura o solamente viento?
¿Nadie tiene voz para deshechizarla?

El hombre está enfermo, enferma la piedra,
se apaga el árbol, se quiebra el fogón.

Negra plata, la arcilla triste y grave,
soy el oro disminuido y enfermo.

Las lágrimas caen oblicuas desde el siglo.
Invoco por señales olvido y curación.




EUGENIO MONTALE




A mi madre



Ahora que el coro de las codornices
te acaricia en el sueño eterno, rota,
feliz bandada en fuga hacia las colinas
vendimiadas del Mesco, ahora que la lucha
de los vivientes arrecia, si tú cedes
como una sombra los despojos
(y no es una sombra,
oh gentil, no es lo que tú crees)
¿quién te protegerá? La calle despejada
no es una vía, sólo dos manos, un rostro,
aquellas manos, aquel rostro, el gesto de una
vida que no es otra sino ella misma,
sólo esto te ubica en el elíseo
lleno de almas y voces en que vives;

y es también la pregunta que tú dejas
un gesto tuyo a la sombra de las cruces.


De: “La tormenta y lo demás”