lunes, 27 de agosto de 2012


EMILIO BALLAGAS





Cancioncilla


Cada cosa tiene un pulso:
Pon la mano en su latido.
Cada cosa dice algo:
acerca humilde el oído.
Poema de la ele
Tierno glú-glú de la ele,
Ele espiral del glú-glú.
En glorígloro aletear:
Palma, clarín, ola, abril…
Tierno la-le-li-lo-lú,
Verde tierno, glorimar…
Ukelele… balalaika…
En glorígloro aletear,
libre, suelto, saltarín,
¡tierno glú-glú de la ele!.

VICENTE GERBASI






Los enamorados



Los rostros de los enamorados, en el césped,
se vuelven indiferentes, hacia el trueno,
hasta que brillen en la lluvia
que hace temblar las flores.

Entre durazneros y almendros,
que al giro de las estaciones
se cubren de abejas,
los enamorados
son un infinito instante,
el sueño del tiempo
estremecido en su propia tempestad.

El relámpago va huyendo
entre rosas y gallos.

El tiempo se hunde con ramas y nubes
en las charcas que de la lluvia
cerca de los enamorados
que eternamente olvidan
su propia historia,
abandonados al relámpago
y a un sabor de mieles silvestres.

GABRIEL CELAYA




Deseada


Deseada, ¡tan suave!,
confín donde resbalo.
¡Oh siempre un poco ausente,
suspendida en la nada!

¿Son tus ojos dulces?
No, que está turbado
tu mirar brillante
de anhelos contrarios.

Yo te amo, te amo, te amo,
todo lleno de alas tempestuosas,
y de garras, de furias,
de dolor, por abrirme.

¡Oh, tenme en tu sonrisa,
en tu sombra, en lo leve
de tu mano impalpable!
¡Tenme en tu caricia!
¿A qué llamas cambiando?
¿Qué me pides furtiva?
¡Oh tú, siempre ignorada,
tú siempre antigua y nueva!

Ven más cerca. No temas.
Tu mano tibia tiembla,
tu cintura se atreve
con sobresaltos, mía. ¡Mía, deseada!

Y aún sonríes con ojos
inocentes y raros.
¡Oh, dime! ¿Qué sugieren
tus ojos arcaicos?

Cabelleras, torrentes,
músicas perdidas,
corazón: esa ave
que, cogida, tiembla.

Y tú, esquiva, flotando
desnuda, lenta y suave.
Tú, chiquita, huida
en un cielo sin nadie.

¡Oh dime, deseada,
cómo hay que abrazarte
mientras tu boca expira
en la mía, sin habla!

Di si tu remota
belleza en tu cuerpo
puedo yo apresarla.
Puedo así matarte.

Deseada, ya basta.
Deseada, no puedo.
Deseada, tú quieres
que yo muera contigo.
 

CLARA JANÉS





No sé



Soy hermosa y mi piel es suave
y el viento del mar me devuelve rocío
de tiernas tersuras.
Mi cabello perfumo y adorno de áurea madreselva
y mi pecho es redondo y casi virginal.
Tuve un amante que ensalzó mis caderas
y mi forma de amar intensa y silenciosa.
Podría ser aún como un río de luz en tus brazos.
No sé qué te retiene, si furtivo, he visto
un destello de ardor en tu gesto al pasar.

Can I go forward when m y heart is here?

No conozco la astucia,
no soy como la hoja del chopo
que en oruga se oculta y arracima
antes de dar su tierno cuerpo al viento,
soy clara y sin pudor,
soy entera y tajante,
y no sé seducir.

"Eros" 1981

MARIO BENEDETTI





Defensa de la alegría

                                                                  a Trini


Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos 

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias 

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres 

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa 

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.