"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 5 de enero de 2025
SANTIAGO GRIJALVA
Retorno
La madurez del hombre
consiste en recuperar
la seriedad con que
jugaba cuando era niño.
Friedrich Nietzsche
La cometa
que volaba cuando niño
escapó
una noche, a mano de otra generación.
El
rostro de la muerte
pintó
acuarelas
con
los dedos.
Los
nervios quedaron
en
la caja de los primeros zapatos,
en
la falta de decisión
para
gastarlos.
Andamos
más y crecimos menos.
Llorar
ante lo desconocido me empapó de vergüenza.
Qué
retórica absurda
querer
ser niño
sabiendo
poco
y
conociendo tanto.
Entierro
mis juguetes
junto
a un hueco en mi patio
los
dejo bajo tierra
hasta
un segundo aviso.
La
lluvia me empapa
y el
niño que fui
llora
hasta por los cabellos.
Decidí
no dormir
temiendo
despertar más viejo.
Detengo
la película,
y me
recuesto en las manos tejedoras de mi abuela,
en
el momento preciso que boicoteé la infancia
entendiendo
que la vida
era
una forma de morir.
Llama
la primavera
me
invita a salir,
pero
el día de mi cumpleaños
no
es una buena fecha para morir.
Se
me pasa la vida
frente
a los vidriosos ojos de la muerte
posados
sobre mí.
Me
quejaría,
pero
fui yo quien la llamó.
Por
fin al otro lado
todo
el mundo me reprocha el trabajo.
Me
encontró la parca
y yo
no estaba exhumado.
Ahora
me encargo de las cosas de la fría muerte:
escribo
registros y sello papeles.
Quién
diría que hasta en la otra vida
mi
destino era ser burócrata.
DIANA ÁLVAREZ
Se
puede vivir en estado
de naufragio. Siendo
agua el agua nos cobija.
Restos flotan sin barco
y sólo nos faltan vectores.
Para ser restos de nuestros restos
y sumar agua al agua.
Para ser náufragos que sacian
la sed de oscilación.
RAFAEL-JOSÉ DÍAZ
Noche de sueños
Yo sé a quién amo: sé que no me engañan
los
fragmentos de sueños sucesivos
que
aletean perdidos en la oscura
mañana
en que despierto cada día
y
que recojo con mis manos torpes:
en
ellos vuelvo a verte, celebramos
un
nuevo nacimiento del amor,
nos
separamos mientras tu mirada
se
adhiere, frágil y orgullosa,
a la
mía como tantas otras veces.
Siento
tu lengua en besos
que
antes no sabías darme, acaso
porque
ahora te invento como quise que fueras
o
porque has aprendido, en este tiempo de ausencia,
a
besar con el otro para hacerlo
mejor
ahora conmigo, dejando que tu lengua
se
enrede lentamente con la mía,
retirándola
luego sin rudeza y entregándola
una
vez más, más húmeda, con todo
el
ardor que has guardado, si los sueños no engañan,
en
todos estos meses para mí.
Un
patio de colegio, una parada
de
autobús en donde tres, cuatro personas
depositan
de pronto un cadáver de rostro
desfigurado,
acaso el del amor
que
ha muerto y del que huimos
cogidos
de la mano hacia una nueva vida.
Amar
es olvidar
la
vida sin amor que fue como la muerte.
ÁNGELA LEITE DE SOUZA
Dame el cuchillo
-Dame
el cuchillo.
-Pásame el tazón.
-¿Me alcanzas la sopera?
La mesa
eternamente
puesta
para la posible
visita.
El espíritu minero
el arranque hospitalario
imposible
desde el pasado
fijo me mira.