domingo, 5 de enero de 2025

SANTIAGO GRIJALVA

 

  

 

Retorno

 

La madurez del hombre consiste en recuperar

la seriedad con que jugaba cuando era niño.

Friedrich Nietzsche

 


La cometa que volaba cuando niño

escapó una noche, a mano de otra generación.

 

El rostro de la muerte

pintó acuarelas

con los dedos.

 

Los nervios quedaron

en la caja de los primeros zapatos,

en la falta de decisión

para gastarlos.

 

Andamos más y crecimos menos.

 

Llorar ante lo desconocido me empapó de vergüenza.

 

Qué retórica absurda

querer ser niño

sabiendo poco

y conociendo tanto.

 

Entierro mis juguetes

junto a un hueco en mi patio

los dejo bajo tierra

hasta un segundo aviso.

 

La lluvia me empapa

y el niño que fui

llora hasta por los cabellos.

 

Decidí no dormir

temiendo despertar más viejo.

 

Detengo la película,

y me recuesto en las manos tejedoras de mi abuela,

en el momento preciso que boicoteé la infancia

entendiendo que la vida

era una forma de morir.

 

Llama la primavera

me invita a salir,

pero el día de mi cumpleaños

no es una buena fecha para morir.

 

Se me pasa la vida

frente a los vidriosos ojos de la muerte

posados sobre mí.

 

Me quejaría,

pero fui yo quien la llamó.

 

Por fin al otro lado

todo el mundo me reprocha el trabajo.

 

Me encontró la parca

y yo no estaba exhumado.

 

Ahora me encargo de las cosas de la fría muerte:

escribo registros y sello papeles.

 

Quién diría que hasta en la otra vida

mi destino era ser burócrata.

 

 

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